La importancia de la Crisis en Estados Unidos

Por Edgardo Cruzado Silverii



Las fiestas patrias se fueron, tenemos nuevo presidente, las vacaciones se han terminado y cuando el temporal sobre nuestra economía parecía disipado apareció, en el horizonte, el fantasma de una potencial suspensión de pagos de la deuda pública de Estados Unidos. Los mercados internacionales han reaccionado con nerviosismo, las bolsas sintieron el pánico de los inversionistas y los problemas financieros de Europa, en particular España, Italia y Bélgica, se agudizaron. Al momento de escribir esta columna el presidente Obama, junto con los representantes Demócratas y republicanos en el Congreso, anunciaba que se alcanzaba un acuerdo para incrementar el espacio fiscal para el endeudamiento, pacto que asegura hasta las elecciones presidenciales (2013) el cumplimiento de las obligaciones financieras de la mayor potencia mundial.
La amenaza no está muerta, solo anda de parranda. La verdad es que la situación económica de Estados Unidos, con todo lo que implica, abandona la condición de temporal para ponerse a niveles de tormenta eléctrica.. Para Obama, junto al partido Demócrata, la autorización de ampliar el espacio fiscal de endeudamiento debía ser acompañado con mayores impuestos a las grandes fortunas, que permita bajar la presión de la deuda sobre las cuentas fiscales y potencie la capacidad del gobierno para fomentar la alicaída economía americana. En cambio, para los republicanos, la ruta es muy diferente; el gobierno puede tomar más deuda pero la condición, establecida en la negociación, es disminuir el gasto público del gobierno americano en una proporción similar a la nueva deuda.
La economía americana esta fría, sus tasas de crecimiento industrial son bajas y sus niveles de Desempleo altos, el gasto público tiende a disminuir y la administración se está quedando sin herramientas para protegerse del fantasma de la recesión.
Los responsables de nuestra gestión económica tienen motivos para preocuparse, ya sabemos que la crisis en el norte nos afecta de manera impredecible, pero no afecta. También deben preocuparse los responsables de las políticas de inclusión, el escenario no pinta favorable, la economía nos mete miedo y, como en Estado Unidos, los pobres terminan pagando los platos rotos con la disminución del dinero para programas sociales. No tenemos que espantarnos, pero si preocuparnos.

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