Desaceleración: Causas y Retos

Por Kurt Burneo
 
 
Nadie discute que la actividad económica en el Perú se ha desacelerado. Según el Banco Central (BCRP) se ha ralentizado la dinámica de la actividad económica, de 10.2% anualizada en diciembre de 2010 a 4.1% hacia abril con tendencia a la baja. Una medida más específica de la dinámica económica con mayor efecto sobre el empleo y la recaudación tributaria  es el  PBI no primario, que mide la actividad económica del Perú urbano, se viene frenando en los primeros 6 meses del presente año, pasando del 10.7% anual en el último trimestre del 2010 hasta un 6.8% anual en el segundo trimestre del 2011. En una proyección pasiva el BCRP estima  que el ritmo de crecimiento del PBI no primario seguirá desacelerándose hasta un 5% anual en el segundo semestre del 2011.
Estas tasas de crecimiento son calculadas comparando la producción de un trimestre cualquiera con la producción del mismo trimestre del año anterior y, en general, permiten apreciar adecuadamente si la producción se expande o se contrae cuando no hay quiebre de la tendencia. Pero si existiera esto último para detectarlo es mejor comparar la producción de un trimestre cualquiera con la producción del trimestre inmediatamente anterior, una vez que se ha corregido el índice de producción por estacionalidad. Este indicador es el PBI no primario desestacionalizado.
Mirando este último indicador el pbi no primario desestacionalizado que venia creciendo en 9.1% en el último trimestre del año pasado al primer trimestre del 2011 lo hizo en 5.3% con una tendencia a la baja en el 2do trimestre, ¿Pero es verdad que esto responde sólo al deterioro de expectativas?   Dado que para algunos la contracción de la inversión pública iniciada en marzo  con el DU 012 derogado después  en junio, no explica lo que hoy ocurre; entonces como diría una conocida conductora de talk shows:¿Será cierto eso o no será cierto?
Los que señalan que la desaceleración responde sólo a deterioro de expectativas y no a la retracción de la inversión pública argumentan que esta última sólo equivale al 6% del PBI mientras que la privada equivale al 21%. Frente a esto pregunto ¿la retracción de la primera no genera externalidades negativas sobre la segunda? Para entender mejor, si el gobierno decide postergar el inicio o el mantenimiento de una via carrozable en el interior del país, ¿Eso no afectaria la decisión de un inversor privado de echar a andar un proyecto de habilitación de tierras para sembrar un producto agrícola de exportación por ejemplo? La inversión pública y la privada no pueden ser vistas como estancos separados.  


Por otro lado, insisto que el frenazo de la inversión pública en marzo pudo haberse evitado si en febrero el gobierno no hubiese tomado la absurda decisión de reducir en un punto el IGV, lo que implicó en términos anualizados una inyección de S/. 1,700 millones por el lado de la demanda, demanda que a continuación con el DU 012 buscó reducir abruptamente dadas las presiones sobre la inflación. La situación es descrita en el reporte diario de una institución no precisamente conformada por amigos míos, pero sí del ratificado Presidente del BCRP y del actual Ministro de Economia, cuando mencionan justificando el DU 012: ” Que era necesario frenar el ritmo de expansión de la inversión pública no está en duda y se sustenta justamente la de la política fiscal anticíclica que siempre reclama, con razón, el Sr, Burneo. En el 2010, la demanda interna en el Perú venía creciendo a tasas mayores a las sostenibles (13% en promedio), lo cual genera presiones inflacionarias. En este contexto, el crecimiento de más de 26% de la inversión pública, generando un déficit fiscal, era contrario a las buenas políticas fiscales y debía ser fuertemente reducido.” ¿La reducción del IGV no agravaba este cuadro? ¿O esta medida también fue perfecta sobretodo para todos aquellos que le echan la culpa de la desaceleración a una administración económica que aún no está en funciones?


Ciertamente esta desaceleración representa un desafio para las autoridades económicas entrantes, desafío que estoy seguro será enfrentado con la diligencia que ello amerita, siendo un componente fundamental frente a este reto recuperar la confianza menoscabada pero también evitar errores de política macroeconómica.

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