Carranza y la pensión 65

 Por Pedro  Francke



Pensiones: una respuesta al ex ministro Carranza
 
En entrevista publicada ayer, el ex - ministro de economía Luis Carranza insiste en que una pensión asistencial a los mayores de 65 años sería inconveniente, pues “se tendría que destinar recursos fiscales para financiarla y esto llevaría al colapso del de las cuentas fiscales”.

Un programa como ese existe desde hace algunos años en Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y Argentina, y ninguno de esos países ha tenido una crisis fiscal por esa razón.

Para un seminario organizado por la OIT, calculé que otorgarles 200 soles mensuales para todos los pobres mayores de 65 años que carecen de pensión costaría 700  millones de soles anuales, menos del 0.2% del PBI. No es demasiado, es poco. Por ejemplo, el Plan de Gobierno de PPK dice que el "efecto de la formalización en la recaudación tributaria [sería] 5% adicional del PBI por año promedio, empezando con 1% adicional en 2012 y llegando al 7% - adicional- en el 2021." Sólo con el 1% del primer año prometido por PPK, ya habría bastante espacio fiscal como para destinar bastante más del 0,2% a los ancianos desamparados.

Dice Carranza, además, que una pensión asistencial, no contributiva, “desincentiva el ahorro previsional” pues quienes tienen 45 o 55 años “no ahorrarán si les dan pensión gratis”. Frente a ello, lo primero que cabe decir es que una pensión de 200 o 300 soles mensuales, no satisface a nadie. ¿Dejaría Luis Carranza de ahorrar porque le ofrecen una pensión de 300 soles mensuales? Francamente, esa suma ni siquiera alcanza para sobrevivir, sobretodo en un país como el nuestro donde los ancianos deben además correr con buena parte de sus gastos de salud.

Lo segundo que hay que decir, es que en el Perú el ahorro previsional no funciona en base a incentivos que promueven una conducta voluntaria; funciona en base a la obligación establecida por el estado. El 99% de aportes a las AFPs provienen de trabajadores que estamos (me incluyo) obligados por ley a destinar una parte de nuestro sueldo al ahorro previsional. Prácticamente nadie que no tenga un contrato de trabajo formal ahorra voluntariamente en las AFPs. De tal manera que el sistema actual no funciona en base a incentivos, sino al mandato legal.

Finalmente, Carranza dice que hay que “mejorar selectivamente a los grupos más vulnerables”, pero que priorizaría a los pensionistas de la 19990.  Si de vulnerabilidad se trata, sin embargo, quienes no reciben ninguna pensión ni tienen seguro de salud, son claramente los más vulnerables. La focalización exige empezar por los más pobres.

Hasta el Banco Mundial, insospechable de populismo, se ha manifestado a favor de establecer un pilar de pensiones asistenciales en el Perú. El actual gobierno lo ha iniciado, muy tímidamente. Las circunstancias de un debate político electoral, no debe hacernos perder de vista que el crecimiento económico tiene que ir acompañado de medidas para lograr mayor bienestar social, que sin un apoyo económico los mayores de 65 años pierden no sólo calidad de vida sino también autonomía y libertad, y que ellos son tan ciudadanos como quienes todavía podemos trabajar para ganar nuestro sustento.

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