Agricultura familiar, mercado y seguridad alimentaria




Por Fernando Eguren





Existe una serie de ideas preconcebidas sobre las características de nuestro agro. Una de ellas es que la mayor parte de la agricultura familiar es de autoconsumo, y que no participa del mercado, al menos en un porcentaje significativo. La Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2009), fuente de información que utilizamos para este artículo, muestra lo contrario: alrededor de dos tercios de agricultores familiares  están vinculados al mercado de productos agrícolas, es decir, venden una proporción variable de sus cosechas. De hecho, son los principales abastecedores de alimentos para la población peruana, urbana y rural.

Tomemos como ejemplo algunos cultivos de consumo masivo. Hay más de 1.3 millones de productores de papa, según la fuente indicada. Aproximadamente el 98% de éstos son agricultores familiares y son responsables también de un 98% de la producción de ese tubérculo.

El peso de la agricultura familiar en la producción de arroz, otro de los cultivos de consumo masivo, es también predominante. El cultivo involucra a 184 mil productores; nueve de cada diez son agricultores familiares, y son responsables de tres cuartas partes del total de la producción.

El plátano es uno de los principales productos alimenticios de la dieta de la población amazónica, y un exitoso cultivo de exportación de la costa norte. Hay más de medio millón de productores de esta fruta, de los cuales el 94% es agricultura familiar; en su conjunto, producen el 92% del total de plátanos del país. 

En cuanto al maíz, hay dos tipos diferentes: el maíz amiláceo y el maíz amarillo duro. El primero es sobre todo un cultivo serrano, mientras que el segundo es producido en la costa y la selva y utilizado sobre todo como alimento en la industria avícola. En la costa, el 90% del maíz amarillo es producido por agricultores; en la sierra, la agricultura familiar produce el 99% del maíz amiláceo.

Lo propio ocurre con el acervo pecuario, se trate de vacunos, ovinos o porcinos. Más de las tres cuartas partes del ganado vacuno es criado por familias que poseen menos de 10 hectáreas; lo mismo ocurre con 4 de cada 5 ovinos y 9 de cada 10 porcinos. 

En estos tiempos en el que el futuro de la seguridad alimentaria es materia de preocupación en el mundo, es claro que la agricultura familiar tiene un papel estratégico que no se corresponde con la poca o nula atención de los poderes públicos, los que, por el contrario, solo tienen ojos para el neolatifundismo exportador. 

Hasta estos últimos días previos a la elección presidencial, los candidatos no parecen mayormente interesados en pronunciarse por los desafíos de la seguridad alimentaria y el destino de la agricultura familiar, de la cual depende.

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