¿Y la clase media en América Latina?



Hace unos días, la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) publicó el último reporte de Perspectivas de América Latina 2011.
En esta ocasión el documento centra su análisis en la situación de la clase media en la región y el rol de ésta como actor neurálgico en el desarrollo económico de una sociedad.
¿Cuál es la situación de la clase media en América Latina?
Lo primero que hay que apuntar es que resulta innegable el incremento cuantitativo de la clase media de América Latina en los últimos años. Como resultado se puede observar la permanente ampliación de los mercados internos en los países de la región. Para el caso peruano, no es casualidad que uno tropiece más seguido con la inauguración de nuevos centros comerciales (tanto  en Lima como al interior del país) que son producto de mayores niveles de empleo y de ingresos.
En ese sentido, Rolando Arellano en su libro “Al medio hay sitio” propone a los estilos de vida de la población como un criterio alternativo al de los niveles socio económicos para la clasificación del nivel social en el país. Es a partir de este estudio que Arellano plantea que: “nuestras sociedades, peruana y latinoamericana son un rombo donde la riqueza de las personas se expresa más en su variedad de Estilos de Vida que esa pirámide de ricos sobre pobres a las que nos hemos acostumbrado”. Es decir, hemos pasado de la figura de una pirámide a un rombo lo que grafica el ensanchamiento del sector medio de la población.
Las cifras de empleo e ingresos y el estudio de Arellano son claros y contundentes al sostener un incremento de la clase media en el país y América Latina. No obstante, esta es una foto estadística, la cuestión de fondo es si este crecimiento de la clase media es o no sustentable en el tiempo. Es decir, preguntarnos si son o no sólidas las bases sobre las que reposan los nuevos estratos medios del país.
Si los nuevos puestos de empleo son estables económicamente y el incremento de los ingresos es robusto, entonces la clase media pasara a poseer una base consistente para poder auto-sostenerse y ampliarse. Pero si tenemos una realidad de empleos con un alto componente de inestabilidad e ingresos precarios queda claro que si bien crece la clase media, este incremento no posee bases sólidas y por ende es vulnerable. No es casual que la mayoría de la población “no pobre” (monetariamente) se encuentre al borde de la línea de la pobreza, es decir que “con las justas” sean considerados no pobres. Asimismo, un estudio de Chacaltana muestra que el porcentaje de familias que fue pobre al menos una vez al año (enfoque móvil de la pobreza) es mayor que la cifra de pobreza manejada usualmente. Es decir, se subestima la real dimensión de la pobreza.
En conformidad con lo anterior, el estudio de la OECD encuentra que los hogares ubicados al centro de la distribución del ingreso en América Latina son a menudo económicamente vulnerables y están sometidos al riesgo de descender en la escala económica. El estudio revela también que este sector de la población latinoamericana no responde a las nociones estereotipadas de “clase media” en términos de educación, seguridad del empleo o poder adquisitivo.  
América Latina se mantiene como la región con mayores niveles de desigualdad de los ingresos en el mundo. Cambiar esta realidad pasa por fortalecer, pero sobre todo hacer sustentable el crecimiento de los estratos medios ya que son ellos los artífices esenciales para configurar un proceso de renovación del contrato social subyacente de nuestra sociedad.


FUENTE  :  GRUPO EDITORIAL GRUPO OTRA MIRADA

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