¿Enfermedad holandesa?


No es LA PRIMERA vez que la mencionamos en esta columna de opinión. Ahora es reconocida hasta por el primer diario de circulación nacional. Se trata de una patología que tendría severos efectos sobre la producción y el empleo nacional. A diferencia de la inflación, la crisis fiscal, de balanza de pagos o la formación de burbujas que luego estallan, esta es una degeneración económica progresiva que elimina poco a poco a las exportaciones no tradicionales y a la manufactura local que compite con las importaciones por la mayor apertura externa. El resultado final es la reprimarización económica y menores niveles de empleo.

Su origen es la entrada excesiva de divisas. En el caso peruano, esta se explica por el gran crecimiento de las exportaciones tradicionales, especialmente de productos mineros e Hidrocarburos, resultado de los mejores términos de intercambio y los mayores volúmenes extraídos. La enfermedad se inocula en la economía cuando la abundante entrada de divisas afecta al mercado cambiario apreciando el sol. Esto perjudica a todos los exportadores, pero especialmente a los menos rentables. El síndrome se agrava cuando se producen otras entradas de divisas vinculadas con la inversión extranjera y los movimientos de capital de corto plazo.

Las medidas implementadas por el Banco Central son aspirinas al problema, ya que su intervención se limita a evitar fluctuaciones drásticas en el tipo de cambio. Asimismo, la implementación de su política monetaria contractiva y la elevación de la tasa de referencia, contribuye a incrementar las tasas pasivas y de esta forma a atraer capitales de corto plazo que agravan el problema. Mientras, el sol continúa apreciándose. Se estima que las primeras exportaciones en disminuir, a menos que estén dispuestos a exportar con pérdidas, serían los textiles y confecciones, la pesquería y el sector agropecuario. Se destruye empleo en las MYPES de estos sectores y en las actividades más intensivas en mano de obra.

Enfrentar esta patología no es simple. Hay que morigerar la entrada de divisas y aumentar la productividad. La opción conservadora de tener un superávit fiscal y crear un fondo soberano, depositando estos excedentes en el exterior, parece correcta para Noruega que tiene los problemas resueltos. La otra ruta es la de establecer mayores regalías a los sectores primarios, asociadas tanto a mejores precios internacionales como a mayores volúmenes de extracción. De esta forma se regulan los ingresos de divisas y se extienden nuestros horizontes de producción.

AUTOR :  Germán Alarco Tosoni
FUENTE : GLOBALIZACION

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