Lima y un par de sus problemas glocales


Está culminando la campaña electoral municipal en Lima. El triunfo de Susana Villarán, Fuerza Social y la coalición de izquierdas que la acompañan parece –al escribir estas líneas- ya inevitable.

El debate electoral municipal ha estado inevitablemente marcado por temas nacionales. De hecho, cuando Lourdes Flores pretendió polarizar la elección entre la decencia y la corrupción, se refería a Alex Kouri como representante directo de Montesinos, y no solo como el autor de la trafa del peaje del Callao. Y cuando la derecha en todos sus matices quiso levantar el cuco de Patria Roja, Ollanta Humala, el terrorismo, y Hugo Chávez, no hacía naturalmente referencia a temas solamente ni principalmente locales.

La verdad es que varios de los problemas que Lima enfrenta no son estrictamente locales, sino más bien nacionales y globales. Son, como se dice ahora, glocales.

Uno de ellos, la energía. Lima necesita del gas para que en las casas tengamos una energía limpia y barata, para que nuestros carros y buses no contaminen tanto el aire, para que nuestras empresas sean más limpias y más competitivas. Por ello, para Lima el debate nacional sobre el destino del gas del Cusco es vital. Lima debe oponerse a la exportación hasta que no esté plenamente garantizado el abastecimiento de sus casas, de sus carros y su transporte público, y de sus empresas. Por esa misma razón, a Lima no le basta decir “que el gas se quede para el Perú”, pues de nada nos sirve que se quede para abastecer fundamentalmente a unos pocos grupos económicos que lo quieren como insumo para grandes inversiones, siempre orientadas al mercado externo.

Otro de ellos es el agua. En Lima hay más de 2 millones de personas sin acceso a agua potable. Y se calcula que en unos años varios millones más enfrentaremos un serio problema de abastecimiento. ¿Porqué? Porque el agua que Lima consume proviene de lluvias,ríos y lagunas de nuestras serranías que, a su vez, dependen de que la selva amazónica genere la humedad suficiente para que llueva en la sierra. Pero estamos deforestando la Amazonía a un ritmo desenfrenado, y si seguimos así, en Lima nos vamos a quedar sin agua. Por eso, Lima tiene que apoyar todo esfuerzo por corregir la política actual hacia la Amazonía que la ve como fuente de negocios forestales, petroleros, mineros y agroindustriales, y más bien apoyar nuevas políticas que la vean como fuente de servicios ambientales.

AUTOR : CARLOS MONGE
FUENTE : GLOBALIZACION CON EQUIDAD

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