PERVERSIONES DEL MODELO EXPORTADOR



“En el caso del gas, ahora que comienza la exportación, hemos
planteado una renegociación cuyo objetivo es que en ningún caso la exportación
de ese producto pague menores regalías que en el consumo interno. Ello
significaría que el mercado nacional subsidia a los consumidores extranjeros, lo
cual es injusto” Mensaje Presidencial 28 de Julio 2010



A diferencia de algunos analistas y políticos que se oponen rotundamente a la exportación del gas natural licuefactado proveniente del lote 56, he sostenido siempre que no se puede ser contrario a la exportación “per se”, sino a las condiciones económicas y jurídicas de la misma. En tal sentido, debe renegociarse la exportación si resulta lesiva al país, abonando menores precios de exportación y menores regalías en relación a las vigentes en el mercado interno. En tal sentido, el discurso presidencial constituye una saludable rectificación pues la renegociación debe ser puesta en práctica con inteligencia, cautela y firmeza en el menor tiempo posible, ante el calentamiento de la coyuntura electoral.

También se debe ser contundente respecto a la realidad de los volúmenes de reservas probadas, probables y posibles no solamente en los lotes 88, 56, 57, 58, y en las operaciones noroeste en Talara-Piura, donde se presumen más de 5 TCF (trillones de pies cúbicos de gas natural), solamente el lote XIII operado por la empresa norteamericana Olympic declara reservas probadas por más de 2 TCF, es decir tantas como el lote 56 (Pagoreni) que debiera ser el único lote comprometido en la exportación, ello supone e impone “liberar” las reservas del lote 88 de los compromisos de exportación.

Lamentablemente se desconocen las reservas probadas en el lote 57 bajo responsabilidad de Repsol/YPF que en el año 2007 anunció el descubrimiento de importantes reservas que se presumen superiores a los 2 TCF. Al mismo tiempo en diciembre del presente año Petrobrás operador del lote 58, deberá anunciar las reservas probadas gracias a la mayor actividad exploratoria donde se presumen reservas superiores a los 5 TCF.

La diferencia entre las reservas posibles, probables y probadas son los distintos niveles en la probabilidad de encontrar hidrocarburos que pueden ser explotados comercialmente en un yacimiento con varias estructuras, así solamente con mayores campañas exploratorias, es decir pozos perforados se podrá pasar del 10% al 50% y luego al 90% de probabilidades de encontrar hidrocarburos. Después de todo, las reservas probadas tienen el 90% de probabilidad de tener hidrocarburos que pueden ser explotados según la relación de precios y costos con la tecnología imperante en un momento determinado.

En tal sentido, constituye una debilidad institucional del propio Estado y sus organismos reguladores el no tener la información disponible actualizada sobre las reservas probadas, probables y posibles de gas natural y crudo en todos los lotes, así como la pobre campaña exploratoria. Por ello, PerúPetro más que ensimismarse con el número de contratos firmados debiera fiscalizar el número de pozos exploratorios, es decir de riesgo, para descubrir reservas comerciales de hidrocarburos. En tal sentido, el éxito debiera medirse por el número de pozos exploratorios.

En el Perú, con 5 pozos exploratorios por año como promedio en la década que termina, está lejos de los 65 pozos anuales que se perforan en Colombia, y apenas nos diferenciamos de los dos pozos exploratorios que se perforan en Bolivia, pues las empresas transnacionales en el país altiplánico han disminuido dramáticamente la inversión exploratoria. Prueba de ello son los niveles de reservas que publica Bolivia, un poco más de 48 TCF, sumando las reservas probadas y probables, que corresponden a las reservas del 2005, donde las reservas probadas no superan los 27 TCF; sin embargo, en nuestro país la oposición cuestiona la sumatoria de las reservas probadas (90% de probabilidad) y probables (50% de probabilidad) para descalificar la exportación de gas natural.

Por ello, el sentido nacional debiera promover la inversión de riesgo, la perforación exploratoria, con la finalidad de descubrir más reservas probadas de hidrocarburos y superar el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos que representa un drenaje de divisas que supera los 1,000 millones de dólares en promedio anual. Para ello debemos fomentar la exportación de hidrocarburos, petróleo, líquidos y gas natural, en las condiciones más convenientes al país.

De allí que resulte positivo en el discurso presidencial el anuncio que las reservas del lote 88 y 58 estarán destinadas al mercado interno con la prioridad en el abastecimiento del Gaseoducto Sur Andino. Ello supone por diferencia que el proyecto de exportación debe “caminar con sus propias reservas”, es decir con las del lote 56. En tal sentido, se deben “desengachar” de una vez por todas las reservas del lote 88 del proyecto de exportación por la propia gobernabilidad del país.

MÁS REGALÍAS POR LA EXPORTACIÓN

En primera instancia, los críticos de la exportación de los hidrocarburos, en la forma de gas natural en estado líquido proveniente del lote 56, producto del tratamiento en Pampa Melchorita-Cañete al sur de Lima donde el gas en estado gaseoso se transforma en líquido, soslayan por desconocimiento o interés que desde el 2005 otros hidrocarburos de Camisea extraídos de los lotes 88, y desde setiembre del 2008 del lote 56 se exportan hacia Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, China, Japón entre otros como se puede observar en el cuadro “Camisea lote 88 y 56: Principales Destinos de los Productos Exportados 2009”.

Como resulta obvio los críticos a la exportación de los hidrocarburos de Camisea debieran conocer las ventas externas de los derivados de líquidos de gas natural como la nafta, propano y butano hacia esos países. Debe quedar claro que esta producción de líquidos por más de 70 mil barriles diarios es posible por la extracción de más de mil millones de pies cúbicos de gas natural diarios, de los cuales antes de la exportación más de 700 millones de pies cúbicos diarios se reinyectaban, y por tanto al no ser considerada como producción fiscalizada no pagaba regalías. Por tanto, con la exportación comienzan a pagar regalías que debieran ajustarse a las vigentes en el mercado interno.

Con el proyecto de exportación de Perú LNG con Repsol/YPF parte de estos 700 millones de pies cúbicos que antes se reinyectaban y por tanto no abonaban regalías ahora se monetizan con la exportación, donde la renegociación planteada debe sincerar los precios y regalías de exportación, pues no resulta razonable que las regalías de exportación sean una fracción de las vigentes en el mercado interno. Por tanto, debiera ser evidente que con mayores regalías se incrementará el canon gasífero para el Cusco, el Focam para Ayacucho, Huancavelica, Ica, Región Lima y Ucayali más el Fondo de las Fuerzas Armadas.

Por ello, el problema no debiera ser la exportación del gas natural del lote 56, de volúmenes que antes se reinyectaban, sino las condiciones económicas y jurídicas de su exportación. Con precios de exportación y regalías que no tienen proporción con los vigentes en el mercado interno, donde existen productores locales de gas natural como de las empresas Petrobrás, Aguaytía, Savia Perú, que “valorizan su gas” a 4, 5, 6 dólares el millón de BTU con regalías promedio de US$ 0.93 centavos por millón de BTU

En segundo lugar, el cuestionamiento a la exportación del gas natural debiera ser revisado en función a la coyuntura presente. Por un lado, se debe recordar que en las diversas presentaciones del proyecto de exportación del Consorio Perú LNG se estimaban precios a largo plazo del marcador Henry Hub de 10 a 12 dólares por millón de BTU, y en la actualidad los precios internacionales del gas se han deprimido en razón de la crisis financiera mundial de setiembre del 2008. Así, el promedio del primer semestre del 2010 era de 4.74 dólares el millón de BTU. Por tanto, quienes presumen una gran rentabilidad del Consorcio Perú LNG y Repsol/YPF con los precios actuales del gas debieran revisar sus cifras y considerar las inversiones realizadas.

Sin embargo, el Estado peruano no puede verse afectado en sus intereses por los menores precios internacionales del Henry Hub que se mantendrá deprimido en el mediano plazo por una sobreoferta mundial de gas natural, y las menores tasas de crecimiento de la economía norteamericana. De allí la necesidad de renegociar los precios y regalías de exportación. La premisa teórica económica que debiera respaldar esta posición está en función del riesgo del negocio que debiera ser asumido plenamente por la empresa privada.

En tercer lugar, debiera analizarse con detenimiento el argumento de los precios de exportación del gas natural a nivel comparativo, tomando como ejemplo el caso de Bolivia que vende el gas hacia Argentina a un precio de 5.88 dólares de millón de BTU y al Brasil por encima de los 4.9 dólares el millón de BTU. Sin embargo, debiera reconocerse que tales exportaciones de gas natural tienen un contenido de líquidos de gas que son separados en los países compradores. Por tanto, el precio de exportación del gas boliviano no resulta un paradigma a seguir pues está transfiriendo un recurso a un precio que tiene un contenido de líquido que vale tanto como el petróleo.

De allí, que la renegociación planteada debiera ser asumida con responsabilidad frente al Consorcio Camisea como lo dispone el DS Nº 039-2010-EM. Desde nuestro punto de vista resulta positivo el espíritu de la norma en el sentido de corregir aspectos perversos de la exportación del gas natural del lote 56. En tal sentido, la regalía de exportación no puede ser menor a la regalía promedio que se paga en el mercado interno.

En cuarto lugar, no puede soslayarse que los precios internos del gas natural del principal productor de gas en el país, provienen de Camisea lote 88 están regulados, extremadamente baratos en relación a otros energéticos. Con precios en boca de pozo de US$ 1.79 por millón de BTU para la generación eléctrica y de un US$ 2.76 para uso industrial, la regalía promedio obtenida de este lote no resultaría el mejor indicador.

En tal razón, este indicador no deja de ser limitado en razón de la regulación del precio del gas natural proveniente del lote 88. Por ello, el promedio de las regalías abonadas en el mercado interno tiene un factor distorsionante en función del precio excesivamente barato del gas natural dedicado a la generación eléctrica US$ 1.79 por millón de BTU donde la regalía percibida por el fisco sería de US $ 0.67 centavos por millón.

Sin embargo, pese a todas las atingencias con regalías producto de precios regulados, que en su mayor parte provienen de la demanda eléctrica éstas resultarían más elevadas que las regalías por la exportación que serían un poco más de US$ 0.20 centavos por millón de BTU. Esta perversidad debe ser corregida mediante la renegociación que auspicia el decreto supremo Nº 039-2010-EM.

En la presente coyuntura política de tránsito político, la izquierda tiene el desafío de asumir un discurso moderno que promueva la inversión privada, facilite la capitalización del país en condiciones equitativas para el Estado, empresas y regiones. De allí, que la negación dogmática a la exportación del gas natural nos haría retroceder a la vigencia de políticas insensatas e irresponsables del pasado, donde “el remedio resultaba peor que la enfermedad”. Por tanto, el gobierno debe con firmeza liberar las reservas del lote 88 de los compromisos de exportación y renegociar los precios y regalías del lote 56.

AUTOR : Jorge Manco Zaconetti
FUENTE : KURAKA

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