A desapalancar se ha dicho


Cuando las empresas y las personas se endeudan para invertir y/o comprar bienes y servicios, la jerga económica dice que esa deuda es como una palanca que les permite cumplir con sus objetivos. Así, la deuda externa tomada por los gobiernos latinoamericanos desde mediados de la década del 70 hasta 1982 (cuando estalló la crisis) es un caso de apalancamiento. En el Perú, en 1988 la deuda externa llegó al 100% del PBI.


En este caso, los típicos programas de estabilización del FMI tuvieron como objetivo obtener superávits fiscales (contrayendo drásticamente el gasto), al mismo tiempo que se devaluaba la moneda para conseguir un superávit comercial (dólares) que permitiera cubrir el servicio de la deuda. Así, el “desapalancamiento” fue una experiencia dolorosa que llevó a la recesión y al estancamiento durante un largo periodo, que la CEPAL llamó “la década perdida” (1982-1990).
En EEUU, el economista Nouriel Roubini acaba de declarar que “en el mejor escenario, se espera un crecimiento anémico por muchos años, en forma de U, dada la necesidad y el proceso de “desapalancamiento” de los hogares, el gobierno federal, los gobiernos estaduales y el sistema financiero” (Roubini dice que el crecimiento del III Trimestre estará muy por debajo del 1%, Bloomberg, 25/8/10).
En efecto, en las últimas décadas el “apalancamiento” tuvo un rol clave –aunque espurio– pues alimentó la inversión y el consumo, es decir, el crecimiento económico. Pero eso terminó cuando estalló la burbuja y se acabó el crédito barato y fácil (incluye las hipotecas subprime).
Así, la deuda privada de EEUU (ver gráfico) llegó al 270% del PBI (sector financiero, más hogares, más empresas) y la deuda pública es el 80% del PBI (deuda federal y gobiernos estaduales). En total, la suma de la deuda privada y pública llegó al 350% del PBI.
Pero la situación post pinchazo de la burbuja es distinta y ha llegado la hora del “desapalancamiento”. La pregunta es: ¿hasta dónde hay que “despalancar” para llegar a niveles sostenibles? Para responderla, el Federal Reserve Bank de San Francisco analizó lo que pasó en Japón (1) en los años 90, cuando las empresas tuvieron un masivo proceso de desapalancamiento, bajando su deuda del 125% al 95% del PBI de 1991 al 2001.
Dice el Fed de San Francisco que si los hogares en EEUU redujeran su deuda en la misma proporción que en Japón, tomaría 9 años, hasta el 2018, para que su deuda esté en los niveles que tenía en el 2002. Ese proceso aumentaría el ahorro de los hogares (para poder pagar la deuda), lo que disminuiría fuertemente el consumo (en 0.75% anual) y, por tanto, el crecimiento económico.
 
Ese es el proceso que ha comenzado y al cual alude Roubini cuando dice que habrá un crecimiento anémico por muchos años (a la japonesa), lo que se explica, en gran medida, porque se acabó el periodo de “endeudamiento fácil” y desregulado. La piedra de la torta es que este proceso podría llevar, ya ya, a una recesión con doble zambullida, cuya posibilidad ahora es de 40%, según Roubini.
Por tanto, habría que tomar buena nota del impacto de esta “desapalanqueada” en las economías emergentes. ¿No es cierto?

AUTOR: Humberto Campodonico
FUENTE : CRISTAL DE MIRA

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