Mala privatización de hospitales de EsSalud



Bajo el lema de “Asociaciones Público-Privadas”, EsSalud está privatizando sus hospitales del Callao y Villa María del Triunfo: se entrega a las empresas privadas los terrenos, los edificios y los equipos, se les encarga a ellas construir y ellas operan por 30 años. Hasta la supervisión será privada. Lo único que no es privado es el pago, claro: EsSalud, es decir los asegurados que contribuimos todos los meses, pagamos.

Sobre el tema de las privatizaciones, no tengo una postura ideológica, creo que a veces es mejor que algunas actividades las haga Estado, muchas otras es mejor que las hagan empresas privadas. Pero la experiencia peruana es que las privatizaciones se han prestado a mucha corrupción, así que pensé que valía la pena analizar un poco estas privatizaciones.

Empecemos por cual es el punto crítico en las privatizaciones: para que sean buenas, los contratos y las instituciones públicas deben asegurar que al estado no le van a pasar gato por liebre, que no le van a cobrar montos excesivos, que las empresas privadas darán un buen servicio y que hay incentivos adecuados para ello. Por incentivos queremos decir que las empresas privadas deben ganar plata si actúan con eficiencia y no si es que le hacen trampa al estado.

Por ejemplo, cuando el estado encarga a una empresa privada que construya una carretera, la empresa privada debe buscar conseguir el financiamiento más barato. Si no logra buen trato con los bancos o el mercado de capitales, pagará más intereses y tendrá menos ganancias. Tiene incentivos para buscar financiamiento barato. Eso no pasa con estas privatizaciones de EsSalud: si la empresa privada consigue préstamos más caros, a lo mejor de alguien vinculado a ellos, EsSalud, es decir los asegurados, usted y yo, pagamos más.

En todas las privatizaciones y concesiones, elementos fundamentales son los servicios que prestarán y el precio que se les pagará por ellos. Lógico. Cuando se privatizó el aeropuerto, se establecieron las tarifas a pagar por su uso. Igual con las carreteras y los puertos. En estos casos, los problemas han venido con cambios en los contratos y con servicios en los que se ha dejado que el operador se aproveche y ponga los precios que quiera – caso de Paita. Pues aunque parezca increíble, en estos contratos de privatizaciones de EsSalud, no se paga según los servicios que prestarán. Sólo hay un presupuesto acordado por las partes, y aunque el privado no lo gaste, igual se le paga. No importa que hagan menos atenciones, que hagan menos operaciones, que tomen menos rayos X, se les paga igual. No importa que los pacientes tengan más dolor o estén descontentos, se les paga igual. ¿Dónde queda, entonces, el incentivo a la eficiencia que debieran traer las privatizaciones?

Además, si hay conflictos, no los resuelve EsSalud, sino un arbitraje privado, el de la Cámara de Comercio de Lima, institución a la que están afiladas las empresas privadas pero no EsSalud ni el estado.

Quienes han defendido estas privatizaciones, seguro que no se han dado el trabajo de leer los contratos. Porque si los leen, se darán cuenta que estas privatizaciones de hospitales pueden terminar, fácilmente, como la mal llamada vía expresa del Callao, esa tremenda estafa de Kouri que desprestigió fuertemente a las concesiones de transportes. Oigan, es el último año de gobierno, se está comprometiendo pagos de EsSalud por 30 años, los contratos son desventajosos para los asegurados, y ya se nos quiso hacer un faenón con la construcción de hospitales con un arreglo entre Fortunato Canaán, Rómulo León y Hernán Garrido-Lecca.

AUTOR : Profesor del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Magister en Economía. Ha sido Director Ejecutivo de FONCODES, Secretario Técnico de la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales y Coordinador Nacional de ForoSalud. Director de la revista "Bajo la Lupa" y dirigente del Movimiento político Tierra y Libertad

FUENTE : COORDINADORA NACIONAL DE RADIO

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