¿El Perú avanza?



Si nos limitamos a las variables que determinan el comportamiento macroeconómico (crecimiento, inflación y tipo de cambio), entonces la respuesta es sí. Pero el objetivo principal del ejercicio del poder no puede ni debe ser solamente impulsar el crecimiento económico. El objetivo debe ser avanzar hacia el "desarrollo" económico, concepto que involucra mejoras sustantivas en la "calidad de vida de las personas" y el logro de libertades relacionadas con la posesión de activos monetarios y no monetarios (como educación, salud, seguridad, vivienda y nutrición). Aquí, el déficit del gobierno aprista sigue siendo considerable.

En avisos en diarios, radio y televisión, el gobierno nos dice, por ejemplo, que para reforzar la seguridad ciudadana luego de 4 años "hay 4 mil vehículos más, 5 mil computadoras y 23 mil nuevos policías". Pero, me pregunto: ¿Dónde están? Las calles de Lima—y ni hablar de provincias—siguen siendo de las más desoladas y peligrosas de América Latina. Nos recuerda la publicidad oficial "El Perú Avanza", que en estos 4 años de gobierno aprista "han ingresado al país 240,000 vehículos nuevos y que este año se tiene previsto vender 100,000 autos nuevos", pero nada nos dice acerca de qué se ha hecho para aliviar el caos del transporte, eliminar las combis asesinas, y sacar de circulación a los autos chatarra y los omnibuses contaminantes de más de 30 años. Y ni qué decir del número creciente de muertes en las carreteras.

En materia de educación la publicidad oficial anuncia que se ha capacitado a más de 40,000 maestros y que este año se incorporarán a la Carrera Pública Magisterial 70,000 maestros, con sueldos dignos, de acuerdo a sus méritos. Ojalá. Pero que alguien me quite la siguiente duda: ¿Vale la pena gastar 372 millones de soles en la reconstrucción, modernización e implementación de 21 colegios emblemáticos de Lima, es decir, casi 18 millones de soles (más de 6 millones de dólares) por colegio? Estoy seguro que las compañías constructoras ganadoras de la buena pro de cada uno de estos proyectos piensan que sí, pero a mí me huele a un nivel de sobrevaluación solo comparable con la "construcción" de la autopista al aeropuerto o a la "construcción" del Metropolitano. ¡Felizmente que el costo por colegio en provincias es de apenas 16.3 millones de soles (5.8 millones de dólares)!

Y quítenme esta otra duda: En vez de que Essalud entregue 50 Unidades Básicas de Atención Primaria (UBAP), 15,000 equipos bio-médicos de alta y mediana complejidad y 350 ambulancias, ¿no hubiera sido preferible que entregue 350 UBAP y 50 ambulancias? No soy un experto, pero si los recursos son escasos, estos deben ir a donde tengan un mayor impacto. 350 nuevas ambulancias (¿A cuánto por ambulancia?). Me parece un número un poco exagerado.

Podríamos discutir uno a uno los dichos del gobierno en la publicidad oficial al punto tal de parecer mezquinos en nuestra apreciación. El anuncio de marras está lleno de imprecisiones, medias verdades y verdades que poco o nada tienen que hacer con la gestión del gobierno (un millón 600 mil empleos, 24 millones de celulares) y que pertenecen más bien al ámbito del sector privado. Pero hay una afirmación que merece una clara respuesta: la reducción de la pobreza.

Admitamos como ciertas las estimaciones del INEI (con aval del Banco Mundial), según las cuales a pesar del 0% de crecimiento del PBI (y negativo crecimiento del PBI per capita) la "pobreza" disminuyó en 1.4%, y que por lo tanto "en 4 años de gobierno, 3 millones de peruanos han dejado de ser pobres". Pero ahora hagámosnos la siguiente pregunta: si no son pobres, ¿qué son? ¿Ricos? Por supuesto que no. La definición de pobreza a la que se refiere la publicidad oficial es la más pobre de las definiciones, ya que apenas nos dice que ha disminuido el número de personas que viven con 2 dólares o menos al día. El gobierno ha llegado al extremo de declararse—futboleramente—"campeón mundial en la lucha contra la pobreza". Por favor. Para que el Perú en verdad avance, se requiere un poco más de humildad.

AUTOR : Carlos A Anderson ; Economista
FUENTE : DIARIO GESTION

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