Punta y base


No hay problema más importante para el desarrollo económico nacional que la difícil combinación entre el crecimiento de los sectores de punta de la economía nacional y el progreso de la enorme base de peruanos empobrecidos que se refugia obligadamente en su pequeña chacra o negocio ambulante.

Para el gobierno y la derecha, hay que atraer a los grandes capitales para que ellos arrastren al resto de la población. Según ellos, toda la iniciativa corresponde exclusivamente a los inversionistas. Este enfoque, predominante en nuestra vida republicana, no ha logrado incorporar a la mayoría de peruanos a un empleo digno y una vida decente. La pobreza casi no se ha reducido en la última década y persiste una enorme desigualdad, con una minoría privilegiada y un estado sin recursos para cumplir su función, que desemboca en conflictos sociales, inseguridad e inestabilidad.

Una propuesta de desarrollo nacional tiene que ser incluyente de las mayorías. La cuestión no es que “chorree”, concepto según el cual hay un crecimiento económico concentrado en pocos, mientras la mayoría debe esperar a que le caigan gotas de mejora social en mayor o menor cantidad. Lo que debe buscarse es que el desarrollo sea de todos, también y sobretodo de los campesinos, los pequeños empresarios de la ciudad y del campo, y de los trabajadores. Estos sectores también tienen potencial económico, pueden producir más y mejorar sus negocios, y con un apoyo inteligente del estado pueden lograrlo más rápidamente.

El gobierno y la derecha piensan también que el crecimiento económico lo determina todo y subordina lo social. No es así. Siendo cierto que el crecimiento económico promueve el desarrollo social, este tiene también su propia dinámica. En el mundo, países del mismo nivel económico tienen esperanzas de vida que se diferencian hasta en ¡20 años! Una visión integrada de desarrollo económico y desarrollo social es fundamental.

Una propuesta de desarrollo alternativo no puede ignorar, sin duda, la necesidad de que se incrementen las inversiones de gran volumen, que generan empleo, aportan al fisco, traen divisas y promueven la modernización. Pero a eso hjay que añadir también las pequeñas inversiones, y hay que tener en claro que lo que queremos como sociedad no es maximizar inversiones sino aumentar el bienestar. Atraer grandes capitales al país es importante, pero debemos lograr que aporten lo más posible al desarrollo nacional: que paguen impuestos, que generen masivamente empleo, que transfieran tecnología, que se alíen y trabajen con los pequeños productores, que no dañen el medio ambiente ni acogoten a los campesinos.

La gran decisión política que debemos tomar los peruanos en las elecciones próximas es si queremos un gobierno que favorezca el desarrollo económico y social de las mayorías nacionales, de los pequeños empresarios, los campesinos y los trabajadores, o si se seguirá concentrando en grandes empresas trasnacionales los beneficios de la explotación de nuestros recursos naturales y nuestro trabajo. El gobierno debe preocuparse por la base y no sólo por la punta.

AUTOR : PEDRO FRANCKE
FUENTE : COORDINADORA NACIONAL DE RADIO

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