El lado oscuro de la Tía María


En principio debo agradecer las lecturas y comentarios sobre los dos artículos de mi autoría donde expongo mis ideas acerca de los problemas y posibilidades para el desarrollo de proyectos mineros como el de Tía María, ubicado en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay departamento de Arequipa. Al respecto, por la importancia de la información en cuanto a la forma y contenido he considerado pertinente la publicación del comentario de la ciudadana Lucía Bernedo López, quien al margen de sus generosas expresiones, expone una serie de ideas que considero importante compartir con mis lectores, sobre lo que debiera ser una minería responsable.

En verdad, no me extraña la pésima imagen de transnacionales como SPCC que siempre han gozado de un trato preferencial al más alto nivel. Incluso tuvieron un ministro de energía y minas “ad hoc” por menos de ocho meses para solucionar sus problemas ambientales durante la gestión del presidente Alejandro Toledo. Es más, el actual gerente legal Dr. Hans Flury es también Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, una todopoderosa institución con una gran influencia económica y política en la sociedad peruana, pero que hoy está pasando por una “vía crucis” pues no pueden imponer por la fuerza el proyecto de Tía María, sin la consulta previa con la población.

Al igual que el candidato del nacionalismo Ollanta Humala, se recordará que el actual Presidente de la República Alan García en la campaña electoral del 2006 levantó y sostuvo la tesis del impuesto extraordinario a las ganancias extraordinarias en diversos medios de prensa y mítines. Sin embargo, una vez en el gobierno, el impuesto extraordinario se “maquilló” con el Aporte Voluntario más conocido como Óbolo Minero. Estos cambios fueron posibles gracias al gran entendimiento entre el gobierno de turno y los intereses mineros, de las grandes empresas que no abonan regalías mineras como Mra. Yanacocha, Mra. Antamina, Sociedad Minera Cerro Verde y Mra. Xstrata Tintaya.

A diferencia de estas empresas mineras, SPCC abona regalías mineras que favorecen a los departamentos de Tacna y Moquegua. Es más, el proyecto de Tía María al margen del impuesto a la renta que es la base del canon minero, pagará las regalías mineras. En todo caso en la época del “boom minero” 2004-2008 donde los precios del cobre arañaron los US$ 4 dólares la libra, las ganancias extraordinarias no fueron compartidas con el Fisco. Esta realidad forma parte de la mala imagen de un sector productivo que explota recursos naturales no renovables con altos costos ambientales, y cuyos beneficios no son compartidos lo suficiente con la población del entorno.

Inversión ambiental

Sin embargo, hoy existe un marco ambiental con un ministerio de Medio Ambiente que está en proceso de aprendizaje. Si bien es verdad que para muchas empresas las normas ambientales “se acatan pero no se cumplen” al igual que en la Colonia, será un desafío para el Estado peruano insistir en la regulación y fiscalización ambiental minera, un tema que antes de los años noventa no estaba considerado lo suficiente en la legislación.

Esta realidad se agrava con la debilidad del Estado para la fiscalización ambiental, esta realidad es clamorosa, pero superable. Solamente dos datos me permiten entender la gran desconfianza de la población para asumir una minería moderna compatible con la actividad agraria y el turismo, a pesar de lo que puedan sostener instituciones como CONACAMI que tiene intereses políticos para reproducir la experiencia boliviana en el Perú.

Uno es el caso de los humos de la Fundición de Ilo, inversión realizada por el Estado en la época del Gobierno Militar de los setenta. Gracias a la inversión ambiental que tuvo que realizar la SPCC en el los años 2004-2005 en razón de la presión de la población organizada, ONGs ambientalistas y la Iglesia; el Estado forzó a la empresa a la captación del dióxido de azufre (SO2) que es la base para la obtención del ácido sulfúrico (H2SO4). Hoy SPPC produce más de 600 mil toneladas de ácido sulfúrico y buena parte de esta producción se exporta con utilidades hacia Chile donde se utiliza en las plantas de lixiviación de cobre. Es decir, gracias a la tecnología, lo que era una maldición hoy genera utilidades.

Por tanto gracias a una inversión ambiental los humos ya no contaminan con el dióxido de azufre, y por el contrario se ha convertido en un subproducto rentable. Lo mismo debiera pasar con los humos de la Fundición de La Oroya donde los responsables de Doe Run no han realizado la inversión ambiental más importante, la Planta de Ácido sulfúrico del Circuito de Cobre. ¡En todo caso la SPCC no es Doe Run!

El otro ejemplo tiene que ver con el departamento de Madre de Dios donde la producción de oro estimada por el Ministerio de Energía y Minas supera las 500 mil onzas de oro por año. Esto significa ingresos de venta de más o menos 500 millones de dólares, si es que se considera un precio promedio de 1,000 dólares la onza. Sin embargo, con los datos del portal de Transparencia del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el canon minero que percibe Madre de Dios no supera los 50 mil nuevos soles por año. Es decir, la actividad minera aurífera en la zona no abona el impuesto a la renta.

Es decir, la producción de oro en Madre de Dios genera ingresos por más de 500 millones de dólares anuales, con una intensiva utilización de mercurio que se vierte lamentablemente en los ríos y lagunas de la zona con una crónica contaminación, a ello se debe agregar la deforestación de miles de hectáreas de bosques. Es decir, la actividad minera ilegal e ilícita de Madre de Dios no paga el impuesto a la renta ni mucho menos regalías, lo cual constituye un “robo al país”, un atentado hacia los más pobres.

En tal sentido, el Ministerio de Medio Ambiente con el de Energía y Minas han decidido no otorgar más concesiones mineras en Madre de Dios, exigiendo por el cumplimiento ambiental a las operativas, y apostar por la formalización de la minería aurífera. Ello supone un reordenamiento territorial que puede servir de piloto para otras experiencias donde se han otorgado concesiones mineras de manera indiscriminada.

Por ello, me ratifico en las ideas centrales de los artículos publicados. Uno, que la minería debe resolver el problema del agua, es decir debe “sembrar agua”. Dos, que la minería es una posibilidad de desarrollo, por la generación de ingresos derivados y efecto multiplicador que ello pueda tener. Nunca he sostenido que una mayor abundancia monetaria significa desarrollo. Y en tercer lugar, la minería debe ser socialmente y ambientalmente responsable.

Ello supone que los Estudios de Impacto Ambiental deben ser lo suficientemente solventes y exigentes para responder todas las inquietudes de la población sobre los posibles efectos de la actividad minera en relación a la actividad agraria. Al respecto, sería interesante analizar los efectos de la Barrick Misquichilca con su unidad de Pierina a menos de 45 minutos de la ciudad de Huaraz. Con plantas de lixiviación con mercurio, tecnología limpia, desde el punto de vista ambiental, la experiencia de Pierina puede ser un referente. Así, cabe interrogarse ¿Cuáles han sido los efectos ambientales en el Callejón de Huaylas que sigue siendo un importante productor agrario y un atractivo turístico de primer orden?

Por todo esto, habría que analizar lo más seriamente posible las externalidades negativas y positivas de una actividad minera como la de Tía María en el Valle del Tambo. Para eso sirven los talleres informativos, donde el diálogo debe primar, sin sectarismos, violencia ni ideas preconcebidas.

Desde mi punto de vista insisto que la SPCC no puede alimentarse para sus operaciones de las reservas de la capa freática, en esto hay que ser enfático. Por ello, resulta positivo si construye a su costo una represa sin posibilidad de ser deducida después del impuesto a la renta a futuro, con la restricción que una vez agotada la actividad minera la represa pase a ser un activo regional. La otra posibilidad es abastecer sus operaciones con el agua de mar.

En este sentido, no me queda claro la afirmación de la ciudadana Bernedo López cuando expone que “La gente de Islay no dice: no a la inversión, decimos no a la inversión privada en minería ahora, porque no tenemos una legislación clara que nos proteja, porque la mina está compartiendo espacio urbano, agrícola e incidiendo en el sistema hídrico del Tambo que es nuestro único río”.
En verdad, no entiendo la afirmación “no a la inversión privada en minería ahora”. Si la SPCC se compromete a construir a su costo la represa Paltiture, la cual permitirá regular millones de metros cúbicos de agua que en épocas de avenida se van al mar, no entiendo como ello pueda afectar el sistema hídrico del Tambo. Por el contrario los regantes del valle se verían beneficiados de un activo agrícola que estaría al servicio de los productores.

De otro lado, debe tenerse presente que nuestro país es un receptor más de la inversión privada. Si las empresas no consideran viable la inversión en el Perú se irán a Chile o la Argentina donde encuentran una mayor estabilidad social y política que permite la promoción de la inversión. Por ello mientras los precios del cobre se mantengan altos sería una “oportunidad perdida” retrasar una inversión positiva para la región y el país.

Epílogo

Si la minería es una posibilidad de desarrollo, la discusión debiera ser ¿qué tipo de desarrollo es el más conveniente para la población de Cocachacra, Islay y Arequipa? Elevamos los ingresos monetarios para un mejor y mayor gasto en educación y salud. Utilizamos los ingresos del canon y regalías para construir Coliseos de Gallos y Plaza de Toros, o lo invertimos en infraestructura, en educación de calidad, en afianzamiento hídrico, en mejores canales de irrigación, cultivos de exportación.

La población lo que debiera pensar es ¿qué perfil de desarrollo agrario y urbano sería posible con los recursos del canon y regalías, y con la presencia de SPCC en la zona? ¿Cuál sería el impacto en el empleo? Sería posible negociar a nivel de autoridad provincial o distrital que un porcentaje, digamos el 60% de la población trabajadora sea de Arequipa o de Islay.

Por último, no creo que la aceptación de la minería responsable en Islay pueda afectar la dignidad de las personas. La mejor herencia que puedo dejar a mis hijos o nietos no es una pobreza digna con angustias económicas y un futuro incierto. La mejor herencia sería una educación de calidad para que nuestros hijos se desenvuelvan en un mundo cada vez más competitivo.

Esta es una coyuntura especial para negociar las mejores condiciones para Cocachacra, Islay y Arequipa con la SPCC. Ante el agotamiento y la caída de la ley de las reservas de cobre en Toquepala y Cuajone la expansión para SPCC a través de los proyecto de Tía María y Los Chancas es fundamental. Este es el momento de exigir y negociar una serie de inversiones (represas, pozos, saneamiento, etc ) a la SPCC “Si quiere culantro que le cueste”

La actividad minera solamente posibilita la obtención de los ingresos derivados, empleo, ingresos que debieran permitir elevar la productividad del trabajo y el desarrollo de ventajas competitivas para superar el ingreso promedio que según las encuestas en los distritos de Islay está por los 550 nuevos soles mensuales. La minería puede coadyuvar al incremento de los ingresos familiares de manera directa e indirecta. Por tanto, “no miremos el futuro con los ojos del pasado”.

Estaremos al tanto de lo pueda suceder con Tía María los próximos días.

AUTOR : Jorge Manco Zaconetti
FUENTE : ALAI

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