Crítica al modelo colonial


El Banco Central de Reserva y el Instituto de Estudios Peruanos acaban de presentar públicamente el tomo 2 de su serie Compendio de Historia Económica, que tendrá cinco, y que esta vez estudia la Economía del período colonial temprano. Fui invitado para presentar este volumen de 614 páginas y me di con la sorpresa que el mismo presidente del BCRP, Julio Velarde, lo había leído, y aprovechó la ocasión para analizarlo y discutirlo, junto al director del IEP, Marcos Cueto.

El editor es Carlos Contreras, historiador de la PUCP, responsable del diseño temático, cronológico y de la selección de los autores. Los cinco ensayos de investigación que conforman este volumen estudian la historia económica de los siglos XVI y XVIII del Perú colonial. La dinastía austríaca gobernaba España y extendió sus dominios por los diversos continentes, inaugurando así la primera globalización occidental, quizá más dramática que todas las que vendrán después. Los colonizados, en estos siglos, nunca pusieron en peligro la estabilidad del sistema. Los desafíos, más bien venían de las otras monarquías europeas, como Inglaterra, Francia y Holanda, que la acosaban con las acciones temerarias de piratas, corsarios y mercaderes contrabandistas.

El libro, muy bien editado e ilustrado, reúne los ensayos de Héctor O. Noejovich, Carmen Salazar-Soler, Margarita Suárez, Luis Miguel Glave y Miriam Salas. Un economista, una antropóloga, un sociólogo y dos historiadores de formación, todos devenidos especialistas –desde hace ya dos décadas y con abundante producción– en los temas que tratan. Los ensayos están construidos citando, frecuentemente, los mismos libros, clásicos y modernos, pero apoyados en diferentes fuentes originales y planteando viejos problemas para ofrecer nuevas respuestas. Noejovich sorprende de nuevo con el detallado recurso a las cifras. Carmen Salazar-Soler, con mucho acierto, cita discreta y adecuadamente el gran libro Historia Natural y Moral de Indias del jesuita Acosta de 1590, para mostrar la importancia devastadora de la minería colonial en la conciencia de la gente.

Margarita Suárez estudia con rigor el comercio atlántico, los mercaderes y primeros banqueros de Lima. Nos habla, citando a Earl Hamilton, corregido por Morineau, de las repercusiones de la masiva llegada de metales preciosos en las economías europeas. L. M. Glave analiza la propiedad de la tierra, la agricultura y los circuitos comerciales en los Andes. ¿Cómo surge la propiedad española de la tierra? El Estado, representado en la figura del Defensor de Naturales, aparece más bien como el freno a la codicia de los colonizadores.

El ensayo de Miriam Salas estudia la manufactura textil y empieza con una curiosa constatación: los bellos y finos textiles prehispánicos fueron reemplazados, luego de la Conquista, por los utilitarios y ordinarios textiles españoles. Una evidente degradación de la calidad, que podríamos trasladar a lo que sucede en general con la vida del poblador indígena. Constata también que la producción textil de los obrajes sigue su propia dinámica, independiente de la crisis de la minería de la plata.

Los cinco estudios nos hablan de la eficiencia de la administración colonial. En 1545 se descubre Potosí y en 1550 ya se encontraba en plena producción usando la tecnología prehispánica. En 1570 se reglamenta la mita minera y aparece el azogue para la amalgamación. El Cerro Rico de Potosí llegó a tener una increíble población de 150 mil habitantes. ¿Pero qué quedó después, cuando las vetas se agotaron? Deberíamos preguntarnos mejor, ¿qué queda cuando el modelo primario exportador acaba con los recursos naturales? Territorios desolados, poblaciones diezmadas, rebaños aniquilados y colonizadores dueños de todo lo que se podía privatizar. Esa es la dramática lección de la dominación colonial y qué bueno que el BCRP contribuya al conocimiento y crítica de este modelo.

AUTOR : MANUEL BURGA
FUENTE : DIARIO LA REPUBLICA

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