¿Es bueno parar la lluvia de bonus?


Los Gobiernos intentan acotar las millonarias primas de los banqueros, mientras que el sector se resiste por el temor a un éxodo de buenos gestores en plena crisis financiera.

¿Es necesario poner coto a la lluvia de bonus de los bancos? El debate está servido en Europa y fuera de Europa. Mientras los Ejecutivos de los países consideran inmoral el cobro de millonarias primas en las entidades de crédito, muchas de ellas rescatadas con el dinero de los contribuyentes, e intentan limitar el uso de estos emolumentos, las instituciones financieras se resisten a acabar con este tipo de retribuciones.

Los líderes mundiales no se ponen de acuerdo en cómo acabar con esta política de retribuciones, como ayer se vio en la cumbre de la UE. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se desmarcó de la iniciativa de Gordon Brown, primer ministro británico, y Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, de imponer una tasa excepcional del 50 por ciento sobre los bonus de los banqueros que en 2009 superen los 27.000 euros.

Zapatero aseguró que en el borrador de la Ley sobre Economía Sostenible ya se contemplan iniciativas para encorsetar las remuneraciones de los responsables del sector bancario. Iniciativas que, a juicio de Zapatero, "también cumplen el objetivo de poner racionalidad y dar un tratamiento justo a las retribuciones de la banca".
El plan de España

El borrador de Ley sobre Economía Sostenible, a día de hoy, contempla imponer un gravamen del 40 por ciento sólo sobre las primas superiores a 600.000 euros. Además, exige que las remuneraciones de los banqueros sean transparentes, y que su aprobación se someta al voto de las juntas generales de accionistas.

El presidente español no fue el único que parece hacer caso omiso a la propuesta de Sarkozy y Brown para que se globalice la mega tasa que introducirán Francia y Reino Unido puntualmente en 2009. Las conclusiones pactadas ayer por los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países de la UE al término de la cumbre del jueves y viernes en Bruselas no recogen explícitamente esta idea. Este documento se limita a "invitar al sector financiero a aplicar con efecto inmediato prácticas sanas de retribución". Y animan a "los Estados de la UE a considerar sin demora opciones a corto plazo".

Una decisión que no ha sentado del todo mal a los detractores de la medida ante las posibilidades de una restricción tan fuerte como la propuesta por Reino Unido y Francia. Ayer se sucedieron continuas reacciones contrarias a superimpuesto. Primero, porque algunos piensan que no servirá de nada ya que las entidades encontrarán otras vías de remuneración para compensar a sus gestores. Y otros consideran que la medida podría suponer la huida de administradores talentosos de los países que apliquen una tasa muy abultada.
Caza de brujas

Un ex banquero de inversiones que ha abierto su propia empresa en la City londinense asegura que la "caza de brujas" contra los bonus ha tenido efectos negativos. "Los interesados -en incorporarse a su empresa- exigen el doble de sueldo que hace un año, sobre todo por la campaña de odio del Gobierno contra las primas". Y en la mayoría de los casos consiguen el dinero extra.

"Creo que los bancos se tragarán el impuesto. No creo que los banqueros vayan a sentir su impacto", declara un destacado ejecutivo de un banco de inversiones estadounidense, según Financial Times.

Los accionistas de los bancos también han salido a la palestra para mostrarse en contra. Temen el impacto inflacionario que pudiera tener el nuevo en los salarios o las primas, porque afectaría negativamente a los beneficios potenciales de los bancos. "El impuesto no debería suponer un costo adicional para los accionistas, a su vez contribuyentes, que son los dueños de los bancos bien directamente por la participación del Estado en los mismos o indirectamente a través de las pensiones y otros mecanismos de ahorro", afirma Peter Montagnon, de la Asociación de Aseguradores Británicos.

"Los bancos absorberán una mayor parte de ese impuesto de lo que cree en Tesoro. Los bancos compiten siempre hacia arriba en la remuneración a su personal porque hay necesidad de talentos", explica un experto del sector.

Si eso es lo que ocurre realmente, el Gobierno británico no estará en absoluto contento, ya que confiaba en una drástica reducción de los bonos que se pagan a los banqueros como consecuencia de ese superimpuesto.

El Gobierno británico había previsto recaudar unos 550 millones de libras (605 millones de euros) con esa tasa especial, ya que consideraba que los bancos reducirían el total de primas pagadas, y que algunos banqueros calculan en hasta 12.000 millones (13.200 millones de euros) en un intento de evitar ese impuesto.
'Tasa Tobin' y otras alternativas

Aunque la mega tasa del 50 por ciento apenas pareció tener aceptación, los dirigentes europeos sí compartieron la voluntad de acribillar fiscalmente a los bancos para hacerles pagar por el terremoto global que han causado a la economía. Y porque las arcas públicas necesitan parchear los agujeros negros provocados por la crisis.

Y porque, además, escasean los recursos para hacer frente a compromisos como la ayuda al desarrollo de los países pobres y la lucha contra el cambio climático, tal y como explicó ayer al término de la cumbre comunitaria el conservador portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea.

De manera que los líderes de los Veintisiete pactaron ayer animar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Comisión Europea, a "considerar toda la gama de opciones". Gama de opciones que incluye hacer que la banca pague a los Estados una prima dado que los poderes públicos asumen el papel de asegurador de los riesgos del sistema bancario; crear fondos de garantía alimentados por contribuciones de la banca para que la reestructuración o liquidación de entidades en apuros no se haga íntegramente con cargo al contribuyente de a pie; exigir que los bancos se pertrechen con más capital; e instaurar la Tasa Tobin: impuesto mundial sobre las transacciones financieras.

AUTOR : Antonio León / Fernando Tadeo
FUENTE : EL ECONOMISTA

Comentarios

Entradas populares