El alza del desempleo amplía el dilema migratorio en EE.UU.

A medida que más estadounidenses pierden su empleo, la Casa Blanca está desalentando a compañías de todos los sectores a que contraten trabajadores extranjeros.

Por lo menos tres vías de inmigración legal hacia Estados Unidos ahora enfrentan nuevos obstáculos. La medida más visible y polémica es la decisión del gobierno de exigir que empresas que reciban ayuda financiera gubernamental tengan más dificultades para contratar trabajadores temporales altamente calificados con visas H-1B. El Departamento del Trabajo también ha propuesto suspender un programa de trabajadores agrícolas temporales conocido como H-2A.

El Departamento de Estado de EE.UU. está pidiendo a algunos auspiciadores de visas J-1 —usada para trabajadores estacionales, por ejemplo de hoteles y campos de golf— que reduzcan su dependencia en la mano de obra extranjera. "Básicamente, debido a la crisis económica, será más difícil darle trabajo a estas personas", dice Andy Lainey, portavoz del Departamento de Estado, confirmando que la agencia ha enviado una carta a las compañías instándolas a que hagan recortes "voluntarios".

Con una tasa de desempleo de 8,1% que aumenta a diario, EE.UU. enfrenta la agudización de un dilema que desde hace mucho ha sido complicado. Por un lado, menos estadounidenses tienen trabajo y la competencia por los empleos disponibles se ha intensificado. Por otro, el gobierno de Barack Obama dice que quiere resistirse a medidas proteccionistas, por lo menos en lo que se refiere al comercio de bienes y servicios.

Los defensores de la inmigración señalan que el gobierno sería hipócrita si no aplica la misma política al flujo de personas.

"No se puede abandonar las reglas porque tuvimos un mal año", dice Jeanne M. Malitz, una abogada de inmigración en California, que representa a varios agricultores que quieren planear la siembra de sus cosechas, pero están inseguros sobre sus fuentes de mano de obra. Estos agricultores han dependido del programa H-2A, que permite que trabajadores agrícolas temporales permanezcan en el país por hasta 10 meses. Una portavoz del Departamento del Trabajo dice que una decisión sobre si el programa será suspendido por nueve meses será tomada en unas semanas.

El programa H-2A requiere que los agricultores primero busquen contratar a estadounidenses. Algunos, dice Malitz, están encontrando candidatos locales por primera vez en años, pero siguen preocupados. "¿Se quedarán?", pregunta la abogada. "Suelen abandonar el trabajo en la mitad de la temporada. No les gusta". De hecho, la crisis económica ha resucitado un debate antiguo sobre la migración auspiciada por empleadores: los estadounidenses no quieren, o no pueden ejercer ciertos empleos. En el caso de los trabajos altamente calificados, puede que candidatos estadounidenses no conozcan lenguajes de programación como Java o C++. Y en el caso de los empleos menos calificados, los estadounidenses no quieren hacer trabajos manuales, ensuciarse o sudar.

Empleadores en apuros

Jack Brooks es uno de los empleadores estadounidenses que admite "estar desesperado por encontrar trabajadores". Todos los años, el copropietario de J.M. Clayton‐ Co., una procesadora de pescados de Maryland, depende desde marzo hasta noviembre de unos 15 trabajadores, la mayoría de México, para extraer durante todo el día la carne de cangrejos de mar. Brooks está buscando estadounidenses para hacer el trabajo.

Tres personas respondieron a un anuncio clasificado que puso. El primer día, una de ellas llamó para decir que no iría porque había encontrado un empleo permanente.

"No la culpo", dice Brooks. "Imagínese perdiendo el empleo justo antes de las fiestas de fin de año, todos los años... Temo que si contratamos empleados locales, se irán tan pronto la economía se recupere".

La nueva presión del gobierno estadounidense para limitar la entrada de trabajadores extranjeros al país representa un enorme cambio. Durante el período de auge económico más reciente, el Congreso de hecho aumentó el número de visas H-1B reservadas para inmigrantes altamente calificados. Asimismo, algunos economistas están sugiriendo que permitir el ingreso de extranjeros podría ayudar a reactivar la economía estadounidense, ya que estos inmigrantes probablemente comprarán casas y consumirán bienes y servicios.

Sin embargo, la presión de los electores que han perdido su trabajo ha llevado al Congreso a adoptar una postura más estricta. El paquete de estímulo económico restringe las contrataciones de extranjeros con visas H-1B en empresas que reciban fondos gubernamentales. Los empleadores ahora necesitan probar que han intentado reclutar a trabajadores estadounidenses y que los extranjeros no están quitándole el puesto a un local.

AUTOR :S. Mitra Kalita
FUENTE : WALL STREET JOURNAL

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