¿Por qué y cómo renegociar la exportación del gas a México?

Por Humberto Campodonico *



Hay razones de fondo que exigen que la renegociación de los contratos de exportación de gas natural del Lote 56 al puerto de Manzanillo en México comience de inmediato.

Una es que se trata de un contrato mal negociado por Repsol con la Comisión Federal de Electricidad de México (CFE) en el 2007. ¿Por qué? Porque no se previó una cláusula de equilibrio contractual que permita minimizar los riesgos para el vendedor de gas en el caso que los precios del gas sufran una fuerte caída. Y viceversa: que protejan al comprador si los precios tienen una fuerte alza.

Esta cláusula es el ABC de los contratos petroleros porque ninguna de las dos partes debe verse seriamente perjudicada por variaciones súbitas y pronunciadas de los precios de los hidrocarburos.

En el caso del contrato de Repsol con la CFE –que tiene una duración de 18 años- se pactó que el precio sería el marcador Henry Hub de EEUU, que también se usa en México. En el mercado internacional de gas natural existen varios precios regionales, a diferencia del petróleo, cuyos precios rigen a escala mundial (con variaciones por las diferentes calidades del petróleo).




A grandes rasgos, estos precios son los del mercado asiático, europeo y de EEUU (Henry Hub). En América Latina tenemos que Bolivia, Colombia, Perú y Argentina, por ejemplo, tienen precios distintos para sus mercados internos. En el Perú, ese precio está entre US$ 2.50 a US$ 3 por millón de BTU.

Pero lo que nos interesa acá es ver que, hasta el 2008, los precios europeos (Alemania y Reino Unido, UK) así como el de Japón y EEUU, eran muy parecidos. Pero eso cambia en el 2009, cuando el Henry Hub comienza a bajar en forma pronunciada hasta los US$ 3 MMBTU), mientras que los otros precios también bajan, pero en mucho menor medida (ver gráfico).

No solo eso. Durante 5 años, desde el 2010 hasta el 2014, la diferencia entre el Henry Hub (US$ 3.0 MMBTU) y el precio de Japón (US$ 16 MMBTU) ha sido enorme. Por tanto, se habría podido vender el gas del Lote 56 a ese precio y las regalías habrían sido cuantiosas. Pero, por culpa de Repsol, se vendió al precio más barato del planeta. Agreguemos que el candidato PPK dijo durante la campaña que “no había nada que renegociar pues la baja de los precios es un tema del mercado”. No, señor. Aquí hay una falta de previsión de Repsol (en la acepción más benigna) que debe ser corregida de inmediato para que no sigamos perjudicando al país. Eso es lo que debe hacer el gobernante.

Esto se debe a que EEUU comienza a producir el “gas esquisto” (en inglés, “shale gas”), con una nueva tecnología llamada “fracking” (contaminante y muy peligrosa). Y el gas peruano se encuentra “enganchado” a este precio por 18 años con la CFE porque no hubo cláusula de equilibrio contractual, quizá porque a Repsol lo que le interesa es el margen de comercialización y no el precio final –que sí le interesa al fisco peruano–. Estamos hablando de centenas de millones de dólares, como lo establece el Proyecto de Ley 001 presentado al Congreso por Manuel Dammert

El resultado es que la exportación de gas del Lote 56 a ese precio ya no es rentable ni siquiera para los productores. Tampoco para el Estado ya que la regalía se calcula, no sobre los US$ 3 por millón de BTU del Henry Hub, sino sobre un precio de 0.50 centavos de dólar por millón de BTU. ¿Por qué? Porque al precio de venta en México hay que descontarle el costo de llevarlo en un buque hasta allá, así como el costo de la planta de Peru LNG en Pampa Melchorita (Cañete) y, también, el costo del transporte del gasoducto desde Cañete hasta Camisea.

Corolario: las regalías que paga el gas exportado son seis (6) veces menores que las que se paga en el mercado interno: US$ 0.72 en el mercado interno y tan solo US$ 0.13 MMBTU por el gas exportado a México en el 2016.

Solo por ese motivo, entonces, este contrato debe ser renegociado. La cuestión es: ¿quién debe renegociarlo? De acuerdo a la legislación vigente debería ser Shell (que le compró el negocio a Repsol en el 2014). Pero en el 2014 Shell exportó gas a México del Lote 56 (por fuera del contrato de 2007) y cobrando un precio más alto que el Henry Hub, sin decirle nada al Estado peruano (1).

Por esa razón, sobre todo, política, el Estado y el gobierno peruano deben dirigirse directamente al Estado y el gobierno de México para negociar de gobierno a gobierno. El planteamiento es simple: el Perú no puede vender su gas a precio de remate y urge encontrar una solución mediante el diálogo entre ambos gobiernos.

Este planteamiento se ve facilitado por el hecho que el gobierno de México está invirtiendo más de US$ 12,000 millones en una red de gasoductos que conectarán a muchas ciudades con los centros de producción de EEUU. O sea que le van a poder comprar a EEUU al precio Henry Hub, con lo que hay una alternativa al malbarateado gas peruano. Hace dos meses, el gobierno licitó el gasoducto que conectará Manzanillo y Guadalajara con EEUU (2).

Es sobre la base de la negociación entre Estados que se debe encarar la negociación con las empresas privadas del sector energético, incluida Shell. Para ello, el gobierno debe comenzar, ya, la elaboración de un Plan Energético de Largo Plazo que “raye la cancha” y establezca los objetivos de nuestra matriz energética en línea con lo acordado por el Perú en la COP 21 de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (3). El resultado de este Plan podría ser que no convenga exportar el gas del Lote 56 sino destinarlo íntegramente al mercado interno. Habrá que ver. Lo que sí está claro desde ahora es que debemos avanzar en la recuperación de la soberanía.

(1) http://larepublica.pe/impresa/ opinion/792276-gas-exportado- dos-precios-un-solo-mercado

(2) http://larepublica.pe/impresa/ opinion/778484-renegociar- exportacion-del-gas-mexico

(3) http://larepublica.pe/impresa/ opinion/788381-energia-peru- al-2050

Publicado el 11 de Agosto de 2016


FUENTE: Cristal de Mira

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