Más allá de la salida de Petrobras
Por Humberto Campodonico
L a venta de los activos de Petrobras en el Perú a la estatal china
CNPC por US$ 2,600 millones es un signo de los tiempos. La venta hará
que la participación china en la producción de petróleo se eleve al 45%
del total de 60,000 barriles diarios (si se agrega a Savia, de las
estatales Ecopetrol y KNOC, 2/3 de la producción peruana le pertenece a
estatales extranjeras).
Ahora CNPC entra como jugador a la cancha de Camisea, pues tendrá el
100% del Lote 58, con reservas extraoficiales de 2.5 a 3 TCF. Y será
propietaria del 46% del Lote 57, que Petrobras compartía con Repsol
(54%) con reservas estimadas en 2.7 TCF. Estos lotes son adyacentes al
Lote 88 y al Lote 56, que abastecen a Lima.
El interés chino es garantizar el abastecimiento seguro de recursos
naturales para sus industrias. Así, sus inversiones en América Latina
pasaron de US$ 1,000 a 10,300 millones del 2000 al 2010. Según Cepal, a
fines del 2010 la inversión acumulada en la Región era US$ 44,000
millones.
Agrega Cepal que el 90% de las inversiones chinas en el 2010 fue
principalmente a hidrocarburos y está en Ecuador, Brasil, México,
Argentina y Venezuela (Faja del Orinoco). En Perú, la estatal Shougang
tiene Marcona y la también estatal Chinalco a Toromocho, que pronto
entrará en producción. La privada Zijin es dueña de Majaz, congelada por
el momento.
Las Bambas, de la suiza Xstrata, será ahora comprada por una empresa
china, pues esa fue la condición del gobierno chino para autorizar la
fusión con la también suiza Glencore. Dijo el gobierno chino que la
posición de dominio de la nueva empresa –que abastece buena parte de su
mercado– les traía riesgos, por lo que exigieron que Las Bambas no forme
parte de la fusión. ¿Y el Perú?
En Brasil, la estatal Petrobras quiere pasar de 2.2 millones de
barriles diarios (MMBD) a 4.1 MMBD en el 2020 y llegar a 6 MMBD en el
2035, con los campos de pre-sal en el Atlántico, lo que demanda una
inversión de US$ 220,000 millones (un PBI del Perú). Hace poco se licitó
Libra con 8 a 12,000 millones de barriles de reservas probadas;
participaron las estatales chinas CNPC y CNOOC con 10% cada una;
Petrobras tiene el 40% y Shell y Total 20% cada una.
Para lograr su objetivo Petrobras tiene un plan de desinversión en
el extranjero de US$ 10,000 millones en el 2013. En Colombia, Perenco
compró sus activos en US$ 380 millones y estaría por vender Petrobras
Argentina a la estatal YPF.
La decisión de vender en Perú es parte de esa estrategia pero su
aprobación no fue fácil, pues poseer gas en un país vecino tiene
importancia estratégica y existían planes de abastecer el gasoducto
andino del sur –que originalmente sería construido por la brasileña
Odebrecht-Kuntur–, mientras que la brasileña Braskem (donde Petrobras
tiene el 45%) está interesada en el polo petroquímico de Ilo (está
vigente el Memorándum de Entendimiento con Petroperú).
Para la decisión final tienen que haber pesado –y mucho– los
desencuentros entre la empresa y el gobierno de Ollanta Humala, que
fueron in crescendo (demora en los permisos de exploración en el Lote
58; acusaciones mutuas de maltrato: al Ministro Merino en Brasil y a
Maria das Graças Silva, Presidenta de Petrobras, en Perú; acusaciones de
ocultar reservas en Perú). Y así.
De lo expuesto, se ve que China y Brasil tienen la brújula clara:
planes estratégicos de largo plazo que se cumplen con políticas
comerciales, de inversiones, la presencia de sus empresas públicas,
entre otros.
Pero acá no. Hasta ahora no se ha “recuperado” para el mercado
interno el gas del Lote 88. Tampoco se sabe cómo va el litigio en el
CIADI con el Consorcio Camisea por la re-exportación del gas del Lote 56
(que se sigue vendiendo en México en la quinta parte de su valor).
Hasta ahora no sale la modernización de la Refinería de Talara –que ya
tiene todo listo– porque el Ministro Castilla no da luz verde. Los lotes
de Talara se prorrogan a dedo a los actuales operadores, sin razón
alguna, con Petroperú de segundón.
Y el gasoducto andino –torpedeado por los que no quieren competencia
al Consorcio Camisea– no será licitado (si eso sucede) hasta bien
entrado el 2014, lo que frustra la diversificación productiva y las
decenas de miles de empleos del polo petroquímico. Y, ojo, ahora es CNPC
la dueña del gas del Lote 58. ¿Le exigirá el gobierno que, sí o sí,
tiene que abastecer el gasoducto andino?
Como se aprecia, los negocios de las empresas no constituyen, como
por arte de magia o del mercado, una política energética. Para darle
norte a la brújula peruana hay que seguir el ejemplo de chinos y
brasileños.
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