PERÚ: DÉFICIT DE LA BALANZA COMERCIAL SE AGUDIZA
Por Jorge Manco Zaconetti
En
el 2012 se ha exportado crudo pesado proveniente de los campos operados por la
empresa Pluspetrol Norte un promedio de 15,560 barriles diarios y las
refinerías en especial La Pampilla y en menor medida PetroPerú –Talara han
comprado en el exterior, es decir se ha importado un promedio de 90,340
barriles por día calendario de petróleo crudo, lo que determina un saldo negativo
de 74,780 barriles diarios, que se debe acrecentar en la medida que la
producción doméstica de petróleo continúe disminuyendo. Este creemos que es el
problema principal en el sector, que las reformas estructurales como la
privatización no han resuelto.
En
términos de valor la producción exportada en el 2012 resulta equivalente a
578.6 millones de dólares y el valor de la producción importada de crudo ha
significado 3,633 millones de dólares, lo que representa un déficit de 3,054
millones de dólares solamente para dicho año. Si solamente se sumarán los
saldos negativos desde el 2005 al 2012 el déficit resulta equivalente a 18,255
millones de dólares, es decir un promedio de más de 2,281 millones por año.
Ello se expone en el cuadro Balanza Comercial de Petróleo Crudo en miles de
barriles por día calendario (MB/DC) y en valores expresados en dólares.
En
verdad, el déficit de la balanza comercial sería más grave si se agregara las
compras del diesel 2 con 50 partes por millón de azufre que se tienen que importar
para abastecer el mercado interno. Como ejercicio explicativo de la realidad
solamente se está considerando la balanza comercial de petróleo crudo, es decir
lo que se exporta e importa de crudo, sin considerar los derivados que se
puedan exportar (petróleos residuales, nafta en especial) y las importaciones
de diesel 2 en particular. Si se consideran las exportaciones de gas natural,
de nafta y residuales el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos se
atenúa, disminuye, mimetizando la gravedad del problema.
El
déficit de la balanza comercial de petróleo crudo, y por tanto los crecientes
valores de las importaciones que este año superarán los 3,633 millones de
dólares no es más que la expresión de la cada vez menor producción interna de
petróleo, en especial en los lotes de la selva nororiental en especial 1-AB y
lote 8 y en los lotes de Talara, sobre todo en aquellos cuyos contratos están próximos
a su vencimiento, que fueron considerados marginales a inicios de los años
noventa cuando los precios del crudo eran menores a los 20 dólares el barril.
Es
decir, ante la declinante producción interna de petróleo se tiene que recurrir
a las importaciones de crudo para poder obtener los derivados como las
gasolinas, turbo, diesel 2, gas licuado de petróleo y los llamados petróleos
industriales para abastecer el mercado interno.
La
producción interna de petróleo crudo que en los inicios de los años ochenta del siglo pasado bordeó
los 185 mil barriles diarios, para ser antes de la privatización de 127 mil
barriles y en la actualidad mantenerse en niveles menores a los 63 mil barriles
diarios, de los cuales hay que deducir el crudo pesado de la selva norte que se
tiene que exportar a precios castigados, pues las refinerías locales no están
calibradas para refinar crudo pesado. De allí que la producción útil, por
decirlo de alguna manera, está sobre los 50 mil barriles diarios de petróleo
con tendencia a la disminución si es que no se adoptan medidas de emergencia.
EFECTO CAMISEA: TAMIZA
Lamentablemente
esta realidad se soslaya por el llamado efecto Camisea con la sustitución del consumo del petróleo residual y diesel 2
por el gas natural en la generación eléctrica y en los calderos industriales,
la obtención de gas licuado (propano y butano) a partir del fraccionamiento de
los líquidos de gas natural de Camisea lotes 88 y 56; a ello habría que agregar
las exportaciones de gas natural licuefectado y de nafta también provenientes
de los lotes de Camisea.
Así,
a pesar de la menor producción interna de petróleo crudo, la explotación de más
de 1,000 millones de pies cúbicos diarios de gas natural y 78 mil barriles
diarios de líquidos de gas natural, y los 63 mil barriles diarios de petróleo
crudo, representan mayores abonos de regalías para el fisco en razón de los
altos precios de los hidrocarburos, petróleo, líquidos y gas natural.
En
otros términos si no fuera por el efecto Camisea, cuyas reservas se
descubrieron en 1984, y su explotación recién se inicia a mediados del 2004,
con las exportaciones de gas natural licuefectado a partir de julio del 2010,
la radiografía de la producción estrictamente del petróleo crudo sería
críticamente grave, un problema que supera las decisiones de los gobiernos.
Se
podría afirmar que en un mundo globalizado, donde “todo depende de todo”, es
decir que con la interdependencia de la economía mundial no sería tan grave
recurrir a la importación de crudo y derivados. Incluso se argumenta que para
beneficio de los usuarios se debería importar de Estados Unidos o de otros
países petróleo y combustibles para presionar a la baja los altos precios
internos. Incluso había unos desaforados analistas que recomendaban el cierre
de la refinería La Pampilla si ésta no puede asumir las inversiones
ambientales.
Esta
extremada posición liberal por decir lo menos, soslaya que los volúmenes de
crudo y derivados importados no generan valor en la economía interna, ni abonan
regalías e impuestos y tampoco generan empleo. Por el contrario, el
financiamiento de los mismos se hace con el presupuesto de los consumidores
usando como intermediarios a las empresas refineras e importadoras. Es decir,
en última instancia es el usuario quien financia las importaciones, con las
compras diarias de combustibles.
De
allí, la necesidad de fomentar la producción interna de petróleo como política
de Estado, promoviendo las inversiones de riesgo que debiera ser una responsabilidad
de las empresas privadas, tanto en las profundidades del Zócalo Continental,
como en los horizontes profundos, y horizontes no explotados.
Como
política de Estado debe estimularse la perforación de pozos exploratorios con
el debido respeto ambiental, y la responsabilidad social de acorde a los nuevos
tiempos. Debiera reconocerse que las poblaciones nativas de los distritos y
provincias productoras no se han beneficiado del canon y sobrecanon petrolero
en razón del mal uso del canon petrolero sobre todo en la selva y a una
asimétrica distribución donde las poblaciones directamente involucradas heredan
pasivos ambientales generados en 40 años de explotación.
De
allí la necesidad de fomentar las inversiones sociales (empleo, salud,
educación, infraestructura) en el inicio de las inversiones exploratorias con
la presencia de empresas petroleras de primer nivel, ello supone una alianza
público/privada, donde el Estado no puede estar ausente.
La
gravedad del problema se agudiza con la menor producción interna de crudo que
significa un menor canon y sobrecanon petrolero, de allí que se vislumbran
mayores conflictos sociales. Ello se expresa también en la paralización de las
inversiones exploratorias en más de treinta contratos de hidrocarburos que
demuestran la profundidad del problema.
EPÍLOGO
En
el caso de la menor producción interna del crudo es urgente una definición, ya
que sería un error esperar el término de los contratos con una producción
interna futura menor a los 50 mil barriles diarios de crudo. En tal sentido, el
criterio que debiera definir la extensión o no de los contratos próximos a su
vencimiento en los lotes II, III, IV, VI/VII, IX y sobre todo el 1-AB debiera
ser la participación de PetroPerú, y los mayores compromisos de inversiones en
los próximos de 10 años.
Estos
mayores montos de inversión en razón de la existencia de reservas probadas,
probables y posibles debiera ser el criterio fundamental para levantar la
producción interna. En tal sentido, la participación de PetroPerú como socio en
un porcentaje de la producción por definir en función de las características de
cada yacimiento en los lotes, éste debiera ser el otro criterio de verdad para
garantizar en el largo plazo las inversiones.
Comentarios