Comida, Salud, Mercado y Estado
Por Carlos Monge Salgado
El Congreso ha aprobado y el Presidente Humala ha promulgado la Ley de Promoción de la Alimentación saludable (más conocida como la Ley de la Comida Chatarra).
De acuerdo con la Organización mundial de la salud (OMS), la obesidad es una epidemia que afecta hoy a 1,000 millones de adultos (incluidos 42 millones de menores de 5 años), que mata a 2.6 millones de personas cada año y que se ha extendido ya de los países ricos a todo el mundo. La causa es una combinación de mala alimentación y falta de ejercicio.
Por el lado de la mala alimentación, la comida chatarra (productos industriales superprocesados, llenos de grasas saturadas, sal, azúcar, colorantes, saborizantes y estabilizantes químicos), es hoy el problema principal. En los medios urbanos, en donde se está más lejos de los productos agrícolas, hay menos tiempo para cocinar a la antigua y hay menor supervisión sobre los menores, la comida chatarra se está volviendo preponderante en la dieta de niños, niñas y adolescentes.
En respuesta, desde el año 2010 la OMS promueve un “Conjunto de recomendaciones sobre la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida a los niños” (ver http://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/recsmarketing/es/index.html). En su presentación, se dice textualmente: “La finalidad de las políticas debe ser reducir el impacto que tiene sobre los niños la promoción de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos de tipo trans, azúcares libres o sal”.
La ley no es pues un exabrupto local, sino la expresión de un creciente consenso mundial en torno a la existencia de la obesidad como epidemia mortal, de su impacto creciente en la infancia, de la comida chatarra como una de sus causas fundamentales y de la necesidad de regular la propaganda comercial orientada a fomentar ese tipo de comida entre los menores de edad.
La respuesta de la Sociedad Nacional de Industrias así como de otros líderes empresariales, medios de comunicación y líderes de opinión de la derecha (incluido cuándo no el Cardenal Cipriani) ha sido la crítica frontal a la Ley y el pedido de su derogación. Se entiende: es que se mueve mucha plata en este rubro, y los medios de comunicación –especialmente la TV- ganan mucha plata con la propaganda que se quiere regular.
Ojalá en este caso el Congreso y el Presidente Humala se mantengan firmes en defensa de la Ley aprobada y que su reglamento no tenga trampas que la desvirtúen. Habrá que estar atentos pues el lobby empresarial de la chatarra hará de todo para defender sus intereses, no la salud pública.
El Congreso ha aprobado y el Presidente Humala ha promulgado la Ley de Promoción de la Alimentación saludable (más conocida como la Ley de la Comida Chatarra).
De acuerdo con la Organización mundial de la salud (OMS), la obesidad es una epidemia que afecta hoy a 1,000 millones de adultos (incluidos 42 millones de menores de 5 años), que mata a 2.6 millones de personas cada año y que se ha extendido ya de los países ricos a todo el mundo. La causa es una combinación de mala alimentación y falta de ejercicio.
Por el lado de la mala alimentación, la comida chatarra (productos industriales superprocesados, llenos de grasas saturadas, sal, azúcar, colorantes, saborizantes y estabilizantes químicos), es hoy el problema principal. En los medios urbanos, en donde se está más lejos de los productos agrícolas, hay menos tiempo para cocinar a la antigua y hay menor supervisión sobre los menores, la comida chatarra se está volviendo preponderante en la dieta de niños, niñas y adolescentes.
En respuesta, desde el año 2010 la OMS promueve un “Conjunto de recomendaciones sobre la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida a los niños” (ver http://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/recsmarketing/es/index.html). En su presentación, se dice textualmente: “La finalidad de las políticas debe ser reducir el impacto que tiene sobre los niños la promoción de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos de tipo trans, azúcares libres o sal”.
La ley no es pues un exabrupto local, sino la expresión de un creciente consenso mundial en torno a la existencia de la obesidad como epidemia mortal, de su impacto creciente en la infancia, de la comida chatarra como una de sus causas fundamentales y de la necesidad de regular la propaganda comercial orientada a fomentar ese tipo de comida entre los menores de edad.
La respuesta de la Sociedad Nacional de Industrias así como de otros líderes empresariales, medios de comunicación y líderes de opinión de la derecha (incluido cuándo no el Cardenal Cipriani) ha sido la crítica frontal a la Ley y el pedido de su derogación. Se entiende: es que se mueve mucha plata en este rubro, y los medios de comunicación –especialmente la TV- ganan mucha plata con la propaganda que se quiere regular.
Ojalá en este caso el Congreso y el Presidente Humala se mantengan firmes en defensa de la Ley aprobada y que su reglamento no tenga trampas que la desvirtúen. Habrá que estar atentos pues el lobby empresarial de la chatarra hará de todo para defender sus intereses, no la salud pública.
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