Cuando el tema laboral deja de ser materia de sindicalistas y rojos
Por Carlos Mejia
Otra Mirada
En el debate político peruano, algunos temas parecen ser promovidos solamente por uno o dos actores. Cuando de temas laborales o salariales se trata, se piensa automáticamente en los sindicatos, quizás en la CGTP. En cambio, es muy difícil imaginar a un empresario nacional denunciando violaciones a los derechos laborales de los trabajadores. Afortunadamente, no es así en otros países. Hace unas semanas en una carta pública dirigida al presidente Humala un grupo de empresas textiles transnacionales reclamaba por los derechos laborales de los trabajadores del sector y pedía que se derogue el régimen especial que dispone desde hace 35 años dicho sector. (Ver aquí)
Los empresarios locales han quedado descolocados por la reacción de sus pares extranjeros y se siguen preguntando las razones de lo sucedido. La protesta a favor de los trabajadores tiene que ver con sindicatos textiles internacionales empoderados, así como accionistas con códigos de conducta empresarial más estrictos. Tiene que ver además con los nuevos desarrollos tecnológicos del sector textil que hacen del trabajador altamente calificado un elemento indispensable. En el año 2008 la alianza local/global permitió que el naciente sindicato de Topytop viera la luz, luego de que la empresa había en un primer momento despedido a todos los trabajadores que se habían atrevido a sindicalizarse.
La protesta de los empresarios textiles locales contra sus pares del extranjero tiene que ver con un modelo textil que tiene como una de sus características principales los bajos salarios del sector. ¿Y cómo se logra mantener los sueldos y remuneraciones tan bajos? El mecanismo es muy simple, impedir que los trabajadores dispongan de la más mínima seguridad jurídica sobre su puesto de trabajo. Flexibilidad total le dicen. En los procesos industriales del capitalismo, si la regulación del precio de la mano de obra se realiza de manera individual y el despido es una posibilidad, las remuneraciones tienden a permanecer a la baja.
Cada vez es más claro para trabajadores y empresarios que el régimen laboral textil no es una inocente medida de promoción a las exportaciones. Fue ideado como un mecanismo para impedir la existencia de sindicatos textiles, y así evitar cualquier proceso de negociación colectiva que pudiera incrementar las remuneraciones. Y vaya si ha funcionado, en el cuadro siguiente se aprecia la diferencia entre un sector con un sindicato fuerte y negociación colectiva y otro donde no existe: se trata de los salarios en el sector construcción vs. la remuneración mínima vital (RMV).
Como se aprecia en el cuadro anterior entre los años 2004 y 2010 el jornal diario en el sector construcción aumentó 27%, pasando de 32 a 40 soles. Este sector está caracterizado no sólo por tener uno de los sindicatos más importantes del país, sino que están sujetos a negociación salarial por rama. Es decir que los salarios de todos los trabajadores de construcción se negocian en conjunto y no de manera individual.
En cambio, si se observa las variaciones de la remuneración mínima vital, donde no existe la negociación colectiva, y la presencia sindical es mucho más débil que en el sector construcción se aprecia que el aumento es mucho menos significativo. Entre los años 2004 y 2010 la RMV diaria pasó de 15.33 soles a 18.33. Mientras que en el caso de construcción el jornal diario aumentó en más de 8 soles, la RMV diaria aumentó en apenas 3 soles.
En el caso de los trabajadores textiles, en los últimos 10 años el valor real de su remuneración no se ha incrementado; mientras que en el mismo periodo de tiempo los trabajadores de construcción civil, incrementaron en poco más del 50% sus ingresos.
Queda claro entonces que el Decreto Ley 22342 no es una ley de promoción de las exportaciones no tradicionales como señala su título, sino una medida que busca impedir la formación de sindicatos y reprimir el aumento de salarios.
Los empresarios textiles nacionales quieren seguir operando en un contexto con sindicatos débiles y bajos salarios, por ello mantener el D.L 22342 es vital. Las presiones que provienen del exterior y que implican tanto a sindicatos como a empresas multinacionales nos hablan de otro momento en la industria textil mundial: el trabajo decente y los derechos humanos son hoy elementos a tener en cuenta. Cuestionar el régimen textil no es solamente un tema de sindicalistas, rojos o antiglobalizadores; es cada vez más un problema real tanto para la economía, como para la convivencia social.
¿Quiénes son ahora los dinosaurios y los trasnochados?
Comentarios