¿Fugas en PBI?
Por Germán Alarco Tosoni
Esta semana se presentaron los datos de cierre del producto, demanda, flujos macroeconómicos, balanza de pagos y finanzas públicas del año 2012. Hay algunos elementos positivos frente a otros problemáticos. El PBI creció, pero debió hacerlo a una tasa mayor de acuerdo a la evolución de los componentes exógenos de la demanda. Aumentó la inversión bruta interna, pero se redujo el ahorro privado.
Esta semana se presentaron los datos de cierre del producto, demanda, flujos macroeconómicos, balanza de pagos y finanzas públicas del año 2012. Hay algunos elementos positivos frente a otros problemáticos. El PBI creció, pero debió hacerlo a una tasa mayor de acuerdo a la evolución de los componentes exógenos de la demanda. Aumentó la inversión bruta interna, pero se redujo el ahorro privado.
Hay que congratularnos que el PBI haya crecido 6.3% en 2012. Sin embargo, este debió crecer al 8.4%, al mismo ritmo que la suma de las exportaciones, consumo público e inversión bruta interna reales que constituyen los componentes exógenos de la demanda. Se perdieron 2.1 puntos porcentuales de crecimiento del producto como resultado de la reducción del multiplicador del gasto por la caída de la propensión a consumir y del aumento de la propensión a importar que trasladó parte de nuestra demanda interna a la reactivación de la economía mundial.
Detrás de la caída del multiplicador del gasto hay dos hechos graves. Si se supone que los trabajadores consumen todo su ingreso, lo único que podría explicar la reducción de la propensión media a consumir de toda la sociedad, es la elevación de la participación del excedente de explotación (utilidades e ingreso de independientes) en el producto con la consiguiente reducción de la participación de las remuneraciones. Si la distribución funcional del ingreso se hubiera mantenido igual en 2011 y 2012, dejando inalterada la propensión a consumir, el PBI hubiera crecido 0.5 porcentuales más. El otro efecto negativo es la elevación de la propensión a importar de 0.22 del PBI en 2011 a 0.23 en 2012, que explicaría un menor crecimiento del producto en 1.6 puntos porcentuales. La mayor penetración de importaciones y la mayor desigualdad son las causas del menor crecimiento. Hay responsables por estos resultados.
El BCRP es culpable por permitir que el tipo de cambio real se haya contraído significativamente, promoviendo cada vez más importaciones y menos producción local. En el otro caso se tienen razones estructurales y una inercia ante la cual el gobierno sigue cruzado de brazos. Los impuestos a la renta de las personas jurídicas solo crecieron 5.5% en términos reales. El nuevo sistema de regalías a la minería solo recaudó el 1.6% del total de ingresos del gobierno central. En 2012 aumentó la aportación de la inversión de 25.5% a 26.9% del PBI, mientras que el ahorro privado se redujo de 16.4% a 15.6% del producto, por el mayor consumo suntuario de los propietarios basado en más bienes importados. Con estos elementos, sin considerar los efectos negativos de la enfermedad holandesa sobre exportaciones y producción, ni un shock externo o la explosión de burbujas en el precio de los activos, en 2013 creceremos aún menos. Es hora de romper la inercia y ponerse a trabajar.
Esta semana se presentaron los datos de cierre del producto, demanda, flujos macroeconómicos, balanza de pagos y finanzas públicas del año 2012. Hay algunos elementos positivos frente a otros problemáticos. El PBI creció, pero debió hacerlo a una tasa mayor de acuerdo a la evolución de los componentes exógenos de la demanda. Aumentó la inversión bruta interna, pero se redujo el ahorro privado.
Esta semana se presentaron los datos de cierre del producto, demanda, flujos macroeconómicos, balanza de pagos y finanzas públicas del año 2012. Hay algunos elementos positivos frente a otros problemáticos. El PBI creció, pero debió hacerlo a una tasa mayor de acuerdo a la evolución de los componentes exógenos de la demanda. Aumentó la inversión bruta interna, pero se redujo el ahorro privado.
Hay que congratularnos que el PBI haya crecido 6.3% en 2012. Sin embargo, este debió crecer al 8.4%, al mismo ritmo que la suma de las exportaciones, consumo público e inversión bruta interna reales que constituyen los componentes exógenos de la demanda. Se perdieron 2.1 puntos porcentuales de crecimiento del producto como resultado de la reducción del multiplicador del gasto por la caída de la propensión a consumir y del aumento de la propensión a importar que trasladó parte de nuestra demanda interna a la reactivación de la economía mundial.
Detrás de la caída del multiplicador del gasto hay dos hechos graves. Si se supone que los trabajadores consumen todo su ingreso, lo único que podría explicar la reducción de la propensión media a consumir de toda la sociedad, es la elevación de la participación del excedente de explotación (utilidades e ingreso de independientes) en el producto con la consiguiente reducción de la participación de las remuneraciones. Si la distribución funcional del ingreso se hubiera mantenido igual en 2011 y 2012, dejando inalterada la propensión a consumir, el PBI hubiera crecido 0.5 porcentuales más. El otro efecto negativo es la elevación de la propensión a importar de 0.22 del PBI en 2011 a 0.23 en 2012, que explicaría un menor crecimiento del producto en 1.6 puntos porcentuales. La mayor penetración de importaciones y la mayor desigualdad son las causas del menor crecimiento. Hay responsables por estos resultados.
El BCRP es culpable por permitir que el tipo de cambio real se haya contraído significativamente, promoviendo cada vez más importaciones y menos producción local. En el otro caso se tienen razones estructurales y una inercia ante la cual el gobierno sigue cruzado de brazos. Los impuestos a la renta de las personas jurídicas solo crecieron 5.5% en términos reales. El nuevo sistema de regalías a la minería solo recaudó el 1.6% del total de ingresos del gobierno central. En 2012 aumentó la aportación de la inversión de 25.5% a 26.9% del PBI, mientras que el ahorro privado se redujo de 16.4% a 15.6% del producto, por el mayor consumo suntuario de los propietarios basado en más bienes importados. Con estos elementos, sin considerar los efectos negativos de la enfermedad holandesa sobre exportaciones y producción, ni un shock externo o la explosión de burbujas en el precio de los activos, en 2013 creceremos aún menos. Es hora de romper la inercia y ponerse a trabajar.
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