Menos deuda privada=Recesión, dice Richard Koo
Por Félix Jiménez
Richard Koo, del Nomura Research Institute, vendrá la siguiente semana para el XXIII Seminario Anual del CIES dedicado ahora al tema Economía Global, Crecimiento e Industrias Extractivas. Según Koo las economías de EE.UU. y Europa están sufriendo una recesión por balance. El sector privado (familias y empresas) está reduciendo su deuda al mínimo, para así reparar sus balances afectados por la explosión de la burbuja de precios de los activos en 2007-2008. Con este fin ahorra o gasta menos en consumo e inversión, dando lugar a una reducción de la demanda agregada y, por lo tanto, a una desaceleración del crecimiento. Para salir de esta recesión, que ya ocurrió en Japón hace 16 años, la política monetaria –dice Koo— no es útil; los gobiernos tienen que hacer lo contrario a lo que hace el sector privado: aumentar su gasto deficitario.
Es verdad que los balances del sector privado están técnicamente quebrados por la caída de los precios de sus activos. Pero el origen de todo está en el sobre-endeudamiento de este sector. Después que revienta la burbuja, el deseo de reducir sus deudas (ahorrando), es acompañado por lo que Fisher llamó la deflación de la deuda y por la deflación del crédito bancario. El sector privado vende sus activos o utiliza sus flujos de fondos para pagar sus deudas, y los bancos comerciales no prestan a familias y empresas a pesar que reciben «chorros» de liquidez. Koo reconoce que esto está pasando en Europa, y en EE.UU. en menor medida; pero lo usa como argumento para invalidar la utilidad de la política monetaria.
Richard Koo, del Nomura Research Institute, vendrá la siguiente semana para el XXIII Seminario Anual del CIES dedicado ahora al tema Economía Global, Crecimiento e Industrias Extractivas. Según Koo las economías de EE.UU. y Europa están sufriendo una recesión por balance. El sector privado (familias y empresas) está reduciendo su deuda al mínimo, para así reparar sus balances afectados por la explosión de la burbuja de precios de los activos en 2007-2008. Con este fin ahorra o gasta menos en consumo e inversión, dando lugar a una reducción de la demanda agregada y, por lo tanto, a una desaceleración del crecimiento. Para salir de esta recesión, que ya ocurrió en Japón hace 16 años, la política monetaria –dice Koo— no es útil; los gobiernos tienen que hacer lo contrario a lo que hace el sector privado: aumentar su gasto deficitario.
La política monetaria
impidió el colapso del sistema bancario
Friedman y Schwartz
responsabilizaron injustamente a la Reserva Federal de la Gran Depresión de los
años 1930 porque, según ellos, no aumentó la oferta monetaria. Pero en realidad
la Reserva Federal inyectó liquidez (base monetaria) al sistema bancario comercial.
Que aún así no haya crecido la oferta monetaria se debió a que los bancos, por
temor al pánico, acumularon dinero en efectivo en lugar de prestarlo, mientras
las familias y empresas pagaban sus deudas; y, como no prestaban, tampoco
aumentaron los depósitos bancarios. La contracción del crédito y la contracción
del gasto en consumo e inversión fue la causa de la depresión. Si la Reserva Federal no hubiera inyectado
liquidez al sistema bancario y el gobierno no hubiera empezado a gastar, la depresión
habría sido aún más catastrófica.
Koo no le reconoce importancia
alguna a las inyecciones de liquidez y a la disminución de las tasas de interés
efectuados por los bancos centrales de EE.UU. y Europa para combatir la
recesión mundial actual.
Es verdad que los balances del sector privado están técnicamente quebrados por la caída de los precios de sus activos. Pero el origen de todo está en el sobre-endeudamiento de este sector. Después que revienta la burbuja, el deseo de reducir sus deudas (ahorrando), es acompañado por lo que Fisher llamó la deflación de la deuda y por la deflación del crédito bancario. El sector privado vende sus activos o utiliza sus flujos de fondos para pagar sus deudas, y los bancos comerciales no prestan a familias y empresas a pesar que reciben «chorros» de liquidez. Koo reconoce que esto está pasando en Europa, y en EE.UU. en menor medida; pero lo usa como argumento para invalidar la utilidad de la política monetaria.
Los bancos comerciales siguen
dominados por el pesimismo después de la quiebra de Lehman Brothers, porque los
efectos de la política monetaria están contrarrestados por la austeridad fiscal
y los conflictos sociales que ella genera. Como continúan adversos al riesgo
(sus tasas para préstamos siguen altas), utilizan las inyecciones de liquidez
del banco central –como dice De Grauwe—como un medio para reducir el riesgo de
sus activos. Si los bancos mantienen efectivo sin prestarlo, no pueden bajar
sus tasas de interés para préstamos a familias y empresas.
No puede negarse entonces que la
política monetaria actual ha impedido un pánico bancario de envergadura y lo
que ha faltado, o lo que falta, es acompañar esta política con un incremento
sostenido del gasto del gobierno.
La crisis actual y el
neoliberalismo
La política monetaria actual es el
marco adecuado para incrementar el gasto fiscal y salir de la recesión. Pero hay
un marco institucional que estimuló el sobre-endeudamiento del sector privado. Después
de la depresión de los años 1930 se construyó un marco institucional y
regulatorio para impedir su repetición. Se pasó de un gobierno que representaba
el 3% de la economía a otro con capacidad de estabilizarla. Durante parte
importante de la segunda post guerra, el gasto deficitario de este gobierno –Minsky
lo llama big government-- se orientó a compensar la
caída de la inversión privada y a amortiguar de esta manera las recesiones. También
se constituyó una Reserva Federal que fijaba las tasas de interés, regulaba y
supervisaba el sistema bancario y actuaba como prestamista de última instancia.
La idea era que el gobierno le pusiera un piso a la caída de los ingresos, del
producto y del empleo, y que el banco central, como prestamista de última
instancia, aliviara las presiones en el mercado financiero.
Este marco institucional y
regulatorio es el que ha sido degradado y desmantelado por el neoliberalismo
(según el cual los mercados libres se auto-regulan), desde fines de los años
1970. Como dice R. Wray «La
actual crisis representa el fracaso del modelo neoliberal que promueve la desregulación, la reducción de la supervisión y fiscalización, la
privatización, y la consolidación del
poder de mercado. Las reformas del New Deal fueron
sustituidas por la auto-supervisión de
los mercados, y las políticas monetaria
y fiscal desatendieron los objetivos de pleno empleo y de un crecimiento económico
que mejore los estándares vida de las
personas».
A
modo de conclusión
No
hay duda que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y
el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera
a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que
ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la
actual recesión mundial.
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