Los enfoques para superar la crisis internacional y sus consecuencias
Por Felix Jimenez
Hoy, como en los años 1930, se confrontan dos enfoques para salir de la crisis. De un lado, están los que creen que la austeridad fiscal o el recorte del gasto fiscal, es la salida; y, en la antípoda, están los que consideran que los gobiernos son los que deben reactivar la economía con sus gastos deficitarios. Esta es la ruta que Keynes le sugirió al presidente Roosevelt en la carta que le dirigió el año 1933: «si usted me preguntara qué le sugeriría en términos concretos para el futuro inmediato, yo –decía Keynes-- le respondería así: en el ámbito de la política interior, yo pondría en primer lugar la realización de un gran volumen de gastos del gobierno financiado con préstamos».
Hoy, como en los años 1930, se confrontan dos enfoques para salir de la crisis. De un lado, están los que creen que la austeridad fiscal o el recorte del gasto fiscal, es la salida; y, en la antípoda, están los que consideran que los gobiernos son los que deben reactivar la economía con sus gastos deficitarios. Esta es la ruta que Keynes le sugirió al presidente Roosevelt en la carta que le dirigió el año 1933: «si usted me preguntara qué le sugeriría en términos concretos para el futuro inmediato, yo –decía Keynes-- le respondería así: en el ámbito de la política interior, yo pondría en primer lugar la realización de un gran volumen de gastos del gobierno financiado con préstamos».
Hacia el estancamiento prolongado
Los que impulsan la ruta de la austeridad fiscal para los países de la
eurozona suponen que las deudas y los déficits crecieron por la
irresponsabilidad de sus gobiernos y que, por lo tanto, requieren de ayudas
condicionadas a la consolidación fiscal. La situación no es distinta en
Norteamérica. No sale definitivamente de la recesión y va rumbo al denominado
«fiscal cliff» (abismo fiscal); es decir, a un recorte automático del gasto del
gobierno, junto con aumentos de impuestos, este año, si el Congreso no hace
nada. Los recortes de gastos --de casi
600,000 millones de dólares—y las alzas de impuestos empezarían en 2013.
Si se impone la ortodoxia de la austeridad, como parece, Europa y
Estados Unidos sufrirán un estancamiento más prologado. La política monetaria actual
resultó claramente insuficiente. En consecuencia, el contexto mundial para
países como Perú no es ni será bueno para sus exportaciones,
sobre todo para las no-tradicionales.
Por otro lado, lo que ocurra con China tiene importancia por los precios de las
materias primas que Perú exporta. Si la crisis norteamericana y europea
desacelera notablemente el crecimiento Chino, el impacto recesivo en Perú será
mayor. Pero, si la desaceleración de China no es significativa, debido al
crecimiento de sus mercados internos, el comercio con este país conservará tanto
el carácter primario exportador de la economía peruana como su ritmo de
crecimiento actual basado en la expansión de los sectores no transables de baja
productividad.
El carácter de la crisis norteamericana y europea
Impulsar el crecimiento mediante el aumento del ingreso disponible de
empresas y familias recortando impuestos, tampoco funciona. Esto es así,
porque, dado el carácter de la crisis actual, las empresas y familias prefieren
conservar efectivo y cancelar sus deudas, en lugar de gastarlo en bienes y
servicios. ¿Por qué ocurre este tipo de comportamiento?
La recesión prolongada de los años 1930 y la actual (la norteamericana
y europea) tienen una característica común: fueron precedidas por una burbuja
de precios de activos financiada con creciente deuda (cuyo origen no discutimos
aquí) y comienzan con el estallido de esta burbuja que hace colapsar los
precios de los activos. Como consecuencia de ello, se deterioran las hojas de
balance del sector privado (de consumidores e inversionistas): los pasivos o
las deudas (cuyos valores permanecen) superan al valor de los activos (porque
sus precios han caído). Comienza así un proceso de liquidación de deudas que da
lugar a «perturbaciones graves en todas, o casi todas, las otras variables
económicas». «Cuanto más pagan los deudores, más deben», dice Fisher (The debt deflation theory of Great Depressions,
1933). Con la liquidación de deudas, el gasto en consumo e inversión se
desploma generando recesión y desempleo; y, esta caída se agrava debido a que
deudores y acreedores (bancos) tratan de conservar más efectivo. Los rescates
del sistema financiero y la política monetaria ayudan, pero no resuelven el
problema. «Usted puede llevar el caballo al agua, pero no puede obligarle a que
se lo tome».
La necesidad de una reforma en la Eurozona
¿Saldrán de la crisis los países de la Eurozona aumentando solo el gasto
fiscal? Hay que recordar que estos países tienen sus propios presupuestos y políticas
fiscales, tienen desiguales estructuras económicas y dispares niveles de
modernización y productividad, pero todos tienen el Euro como moneda única. Se
incorporaron a la Unión Europea renunciando a su soberanía monetaria y, por lo
tanto, a la utilización del tipo de cambio para enfrentar sus desequilibrios
externos. Al carecer de su propia moneda, la deuda de estos países tuvo las
características de la «deuda externa» de países como el nuestro.
Un país que se endeuda en su propia moneda, al mismo tiempo que controla
las decisiones de política monetaria, nunca cae en insolvencia. La Eurozona
tiene el defecto entonces de haber creado un banco central que no es el banco
de sus respectivos gobiernos y que podría haberlos ayudado a administrar sus
deudas. Por consiguiente, la salida de la crisis en la Eurozona requiere,
además, de un cambio institucional como, por ejemplo, la creación de una
autoridad fiscal única y/o la emisión de solo deuda interna prohibiendo la
emisión de deuda «externa»
A modo de
conclusión
Si
lo más probable es un contexto internacional con mercados estancados, el Perú
tiene abierta la oportunidad de implementar políticas de desarrollo agrícola,
agroindustrial e industrial (para diversificar su matriz productiva),
expandiendo, al mismo tiempo, los mercados internos y adoptando en serio un
política cambiaria consistente con este objetivo.
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