Perú y la inversión extranjera
Por Santiago Roca
Los irlandeses dicen que hay inversión extranjera buena e inversión extranjera mala. Nosotros deberíamos permitir el ingreso a aquella inversión extranjera que traiga beneficios, que genere mayor valor agregado, que desarrolle mayores cadenas productivas, que potencie la industrialización, que compre a productores locales, que se preocupe por el medio ambiente.
En Perú, en los últimos 20 años, hemos estado acostumbrados a abrir los brazos a todas las inversiones foráneas, sin importar de dónde ni cómo vengan. Les damos incentivos y les creamos normas que prácticamente les da carta blanca y todo tipo de facilidades sin pedirles nada a cambio.
Un ejemplo de ello es la tercerización del trabajo. En lugar de fomentar que las empresas mineras, que son grandes generadores de ingresos, ofrezcan trabajo de calidad, se promulga una legislación que les permite tercerizar el trabajo, pagar menos y eludir beneficios, recurriendo a los services. Otros ejemplos son las exoneraciones tributarias que se otorgan sin exigir la creación de mayor valor agregado, el fomento de vinculaciones productivas o la transferencia de tecnología e información. O irónicamente al revés pero igualmente de perverso, se crean instituciones y se aprueban leyes aparentemente correctas en el papel, pero en la práctica estas nunca se implementan, generándose más bien obstáculos y cuellos de botella para que todo quede en el limbo y nadie en el fondo pueda actuar (5 autoridades en materia de agua u otras tantas en asuntos ambientales y nadie por ejemplo en las relaciones con la comunidad).
Si preguntamos a las transnacionales norteamericanas que están en todo el mundo, cuál es el porcentaje de sus compras que realizan a empresas de sus conciudadanos, una encuesta de McKinsey responde que alrededor del 85% de las compras las hacen a empresas norteamericanas. Si uno busca una explicación, se encuentra que el gobierno da una serie de incentivos y fomenta prácticas para que sus empresas compren americano (Buy American).
Los chinos aceptan ampliamente la inversión extranjera siempre y cuando estas se comprometan a enseñar y transferir tecnología. Las motivan para que instalen también sus centros de investigación y desarrollo en la China y que lo hagan empleando personal chino.
Igual hacen los irlandeses y los finlandeses y la mayoría de países desarrollados. El criterio común que han tenido los gobernantes de los países desarrollados ha sido sentar condiciones que sean atractivas para los inversionistas extranjeros pero manteniendo los condicionamientos respecto al alineamiento de sus intereses con aquellos referidos a los intereses del país.
Nuestros gobernantes actúan de manera diferente. ¿Son los intereses económicos de los inversionistas los que se imponen? ¿Gobiernan nuestros gobernantes para favorecer los intereses de los de afuera? ¿O es que la política del perro del hortelano es solo dejar que unos coman sin importar el resto del país?
Si el Perú utilizará verdaderamente los criterios que aplican los países desarrollados para incentivar la inversión extranjera, estaríamos creciendo mucho más rápido, con trabajos más decentes, con mayor valor agregado y más inclusivamente de lo que crecemos el día de hoy.
Los irlandeses dicen que hay inversión extranjera buena e inversión extranjera mala. Nosotros deberíamos permitir el ingreso a aquella inversión extranjera que traiga beneficios, que genere mayor valor agregado, que desarrolle mayores cadenas productivas, que potencie la industrialización, que compre a productores locales, que se preocupe por el medio ambiente.
En Perú, en los últimos 20 años, hemos estado acostumbrados a abrir los brazos a todas las inversiones foráneas, sin importar de dónde ni cómo vengan. Les damos incentivos y les creamos normas que prácticamente les da carta blanca y todo tipo de facilidades sin pedirles nada a cambio.
Un ejemplo de ello es la tercerización del trabajo. En lugar de fomentar que las empresas mineras, que son grandes generadores de ingresos, ofrezcan trabajo de calidad, se promulga una legislación que les permite tercerizar el trabajo, pagar menos y eludir beneficios, recurriendo a los services. Otros ejemplos son las exoneraciones tributarias que se otorgan sin exigir la creación de mayor valor agregado, el fomento de vinculaciones productivas o la transferencia de tecnología e información. O irónicamente al revés pero igualmente de perverso, se crean instituciones y se aprueban leyes aparentemente correctas en el papel, pero en la práctica estas nunca se implementan, generándose más bien obstáculos y cuellos de botella para que todo quede en el limbo y nadie en el fondo pueda actuar (5 autoridades en materia de agua u otras tantas en asuntos ambientales y nadie por ejemplo en las relaciones con la comunidad).
Si preguntamos a las transnacionales norteamericanas que están en todo el mundo, cuál es el porcentaje de sus compras que realizan a empresas de sus conciudadanos, una encuesta de McKinsey responde que alrededor del 85% de las compras las hacen a empresas norteamericanas. Si uno busca una explicación, se encuentra que el gobierno da una serie de incentivos y fomenta prácticas para que sus empresas compren americano (Buy American).
Los chinos aceptan ampliamente la inversión extranjera siempre y cuando estas se comprometan a enseñar y transferir tecnología. Las motivan para que instalen también sus centros de investigación y desarrollo en la China y que lo hagan empleando personal chino.
Igual hacen los irlandeses y los finlandeses y la mayoría de países desarrollados. El criterio común que han tenido los gobernantes de los países desarrollados ha sido sentar condiciones que sean atractivas para los inversionistas extranjeros pero manteniendo los condicionamientos respecto al alineamiento de sus intereses con aquellos referidos a los intereses del país.
Nuestros gobernantes actúan de manera diferente. ¿Son los intereses económicos de los inversionistas los que se imponen? ¿Gobiernan nuestros gobernantes para favorecer los intereses de los de afuera? ¿O es que la política del perro del hortelano es solo dejar que unos coman sin importar el resto del país?
Si el Perú utilizará verdaderamente los criterios que aplican los países desarrollados para incentivar la inversión extranjera, estaríamos creciendo mucho más rápido, con trabajos más decentes, con mayor valor agregado y más inclusivamente de lo que crecemos el día de hoy.
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