El recalentamiento global se descubrió en el Perú
Por Oswaldo de Rivero
Este año, debido al recalentamiento global, se ha batido el récord de deshielo en el Ártico, Groenlandia y la Antártica. Y fue en el Perú donde, por primera vez, se percibió esta grave catástrofe ecológica que hoy amenaza nuestra civilización urbana global.
En 1991, el profesor de ciencias de la Tierra de la Universidad de Ohio, Lonnie G. Thompson, comprobó que el glacial Quelccaya, en el Perú, que es la capa de hielo tropical más grande del mundo, estaba derritiéndose, y desde ese momento, lanzó el grito de alerta sobre el recalentamiento global.
Basado en su descubrimiento en el Quelccaya, Thompson perforó y obtuvo muestras del hielo, con mil años de antigüedad, en otros glaciales de los Andes, de los Himalayas, de los Alpes, del ártico ruso, del KiLimajaro y de las montañas de Nueva Guinea. Todas estas expediciones científicas confirmaron la amenaza encontrada en el Quelccaya.
Hoy este descubrimiento es respaldado por miles de científicos, la mayoría miembros del Panel de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Gracias al experimento de Thompson en el Perú, hoy existe evidencia de que los glaciales de las montañas del mundo se retraen y los de los Andes, por estar más cerca del Ecuador geográfico, lo hacen más rápido.
Y es por eso que, ante el deshielo en los Andes, estamos en una lucha contra el reloj. Sin embargo, esta catástrofe no alarma a ningún grupo político en el Perú ni en los países andinos. Ninguno se da cuenta que el derretimiento de los glaciales de los Andes derretirá también la gobernabilidad de sus países. Ya que producirá una escasez de agua, nunca vista, que afectará las ciudades, la producción de alimentos y de energía hidroeléctrica, lo cual originará grandes turbulencias sociales, inestabilidad nacional y hasta posibles conflictos internacionales.
Y es por ello que, ante el deshielo de los glaciales andinos, debemos tener una política de Estado que, entre otras cosas, convierta esta catástrofe en un tema central de nuestra política exterior. El Perú debe liderar la lucha andina contra el deshielo. También debe hacer lo mismo en el grupo de países que defiende hoy en la Organización de Naciones Unidas el desarrollo sostenible de las montañas. Por otro lado, debe coordinar con Suiza, con países del Asia Central, con India y China, que también sufren esta amenaza ecológica.
Hay que pensar en hacer una reunión en el Perú con todos los países del mundo afectados por este problema para crear una eficaz cooperación mutua y aumentar nuestro poder de negociación global.
Hacer frente a esta catástrofe es defender un interés nacional y la diplomacia es para eso.
En vista de que la generación de energía hidroeléctrica será afectada, hay que crear incentivos para comenzar a producir energía solar. La costa y la sierra son una fuente inagotable de ella. Recomiendo ver la experiencia de España y Alemania, que son líderes en el mundo de esta energía renovable.
A pesar de que el Perú está entre los países del mundo con menos consumo de agua per cápita y que su gobernabilidad se derretirá con los glaciales, no tenemos hasta ahora un estudio hidrológico para saber con qué fuentes de agua contamos y cuáles están en peligro.
El problema para hacer esta política de Estado es que este gobierno es reacio a cualquier evidencia científica de que el agua es oro.
Este año, debido al recalentamiento global, se ha batido el récord de deshielo en el Ártico, Groenlandia y la Antártica. Y fue en el Perú donde, por primera vez, se percibió esta grave catástrofe ecológica que hoy amenaza nuestra civilización urbana global.
En 1991, el profesor de ciencias de la Tierra de la Universidad de Ohio, Lonnie G. Thompson, comprobó que el glacial Quelccaya, en el Perú, que es la capa de hielo tropical más grande del mundo, estaba derritiéndose, y desde ese momento, lanzó el grito de alerta sobre el recalentamiento global.
Basado en su descubrimiento en el Quelccaya, Thompson perforó y obtuvo muestras del hielo, con mil años de antigüedad, en otros glaciales de los Andes, de los Himalayas, de los Alpes, del ártico ruso, del KiLimajaro y de las montañas de Nueva Guinea. Todas estas expediciones científicas confirmaron la amenaza encontrada en el Quelccaya.
Hoy este descubrimiento es respaldado por miles de científicos, la mayoría miembros del Panel de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Gracias al experimento de Thompson en el Perú, hoy existe evidencia de que los glaciales de las montañas del mundo se retraen y los de los Andes, por estar más cerca del Ecuador geográfico, lo hacen más rápido.
Y es por eso que, ante el deshielo en los Andes, estamos en una lucha contra el reloj. Sin embargo, esta catástrofe no alarma a ningún grupo político en el Perú ni en los países andinos. Ninguno se da cuenta que el derretimiento de los glaciales de los Andes derretirá también la gobernabilidad de sus países. Ya que producirá una escasez de agua, nunca vista, que afectará las ciudades, la producción de alimentos y de energía hidroeléctrica, lo cual originará grandes turbulencias sociales, inestabilidad nacional y hasta posibles conflictos internacionales.
Y es por ello que, ante el deshielo de los glaciales andinos, debemos tener una política de Estado que, entre otras cosas, convierta esta catástrofe en un tema central de nuestra política exterior. El Perú debe liderar la lucha andina contra el deshielo. También debe hacer lo mismo en el grupo de países que defiende hoy en la Organización de Naciones Unidas el desarrollo sostenible de las montañas. Por otro lado, debe coordinar con Suiza, con países del Asia Central, con India y China, que también sufren esta amenaza ecológica.
Hay que pensar en hacer una reunión en el Perú con todos los países del mundo afectados por este problema para crear una eficaz cooperación mutua y aumentar nuestro poder de negociación global.
Hacer frente a esta catástrofe es defender un interés nacional y la diplomacia es para eso.
En vista de que la generación de energía hidroeléctrica será afectada, hay que crear incentivos para comenzar a producir energía solar. La costa y la sierra son una fuente inagotable de ella. Recomiendo ver la experiencia de España y Alemania, que son líderes en el mundo de esta energía renovable.
A pesar de que el Perú está entre los países del mundo con menos consumo de agua per cápita y que su gobernabilidad se derretirá con los glaciales, no tenemos hasta ahora un estudio hidrológico para saber con qué fuentes de agua contamos y cuáles están en peligro.
El problema para hacer esta política de Estado es que este gobierno es reacio a cualquier evidencia científica de que el agua es oro.
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