Los socios del gas peruano
Por Carlos Alonso Bedoya
El monopolio exportador del gas peruano, comandado por la española Repsol y la norteamericana Hunt Oil (que hacen millones con nuestro recurso en mercados internacionales, incluso evadiendo el pago de regalías al ocultar el verdadero precio con que lo comercia en Asia, y que actúa en complicidad con el ministro de energía y Minas, Jorge Merino, y el de Economía y Finanzas, Luis Castilla) parece que se va a salir con la suya a menos que las poblaciones del sur tomen conciencia.
El objetivo de los “socios del gas” es evitar a toda costa que el sur peruano se industrialice con una planta petroquímica como la que contempla el proyecto del gasoducto Kuntur, que ha sido dejado de lado por el Gobierno de Humala gracias al poderoso lobby que emprendieron y que va desde la caída del gabinete Lerner, hasta el anuncio presidencial de quitar-le el crédito puente con el que iba a comenzar su construcción (pateándolo de aquí a dos años), pasando por la farsa de la recuperación de los 2.5 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas del lote 88.
Incluso pretenden que el gas del proyecto Kuntur no tenga etano, con lo que se hiere de muerte toda posibilidad industrializadora, destinando el recurso solo para su quema, porque justamente este componente es el que permite usar el gas en la producción de bienes.
Este lobby logró que Humala priorice otro proyecto alternativo (ducto de etano por la costa) totalmente descabellado, sin estudios técnicos y que pretende hacer creer a las poblaciones de Puno que vía camioncitos (ducto virtual) pueden abastecerlos (eso con las justas llevará un gas bastante caro a algunos núcleos urbanos). Y a las de Cusco, que con un diminuto ducto regional de 8 pulgadas (a diferencia de las 32 originalmente planteadas en el proyecto PetroPe-rú-Kuntur) quedarán satisfechos.
Con engaños, como que el proyecto Kuntur no tenía reservas probadas, ni mercado (lo que es falso), los socios del gas han logrado convencer a Ollanta Humala y Nadine Heredia (que mucho del tema no entienden), para que cambien su promesa electoral, la misma que hizo que el Cusco declare traidor al candidato Toledo en la campaña electoral 2011, por haber favorecido la exportación del gas en su gobierno (cosa que se hizo efectiva con García) y abrace al candidato nacionalista, quien dijo que en enero de 2012 comenzaba la cons-trucción del ansiado gasoducto.
No olvidemos que Lerner, en su presentación en el Congreso en agosto 2011, cuando todavía parecía ser éste un gobierno de cambios, reafirmó la promesa. Tenía todo para hacerlo, desde la firmeza para recuperar los 2.5 TCF del lote 88 hasta los tubos del ducto.
Pero el proyecto integral petro-químico del sur que generaría 100 o 150 veces el valor agregado que se logra con el simple hecho de licuar el gas para llevarlo fue-ra, no le conviene a quienes se benefician vendiéndolo. Es que un polo de esta naturaleza que implica un ducto que parte de Quillabamba en el Cusco y se dirige hasta Moquegua y Tacna, pasando por Puno y Arequipa, pretende ser la industria de las industrias nacionales de producción de bolsas, empaques, mangueras, telas, envases, tanques, etc. Es decir, la base para el desarrollo económico de verdad, y no solo la prosperidad falaz de la venta de las piedras de los cerros aprovechando coyunturas de buenos precios.
Pero los socios del gas tienen otros planes y no están dispuestos a soltar su mamadera.
El monopolio exportador del gas peruano, comandado por la española Repsol y la norteamericana Hunt Oil (que hacen millones con nuestro recurso en mercados internacionales, incluso evadiendo el pago de regalías al ocultar el verdadero precio con que lo comercia en Asia, y que actúa en complicidad con el ministro de energía y Minas, Jorge Merino, y el de Economía y Finanzas, Luis Castilla) parece que se va a salir con la suya a menos que las poblaciones del sur tomen conciencia.
El objetivo de los “socios del gas” es evitar a toda costa que el sur peruano se industrialice con una planta petroquímica como la que contempla el proyecto del gasoducto Kuntur, que ha sido dejado de lado por el Gobierno de Humala gracias al poderoso lobby que emprendieron y que va desde la caída del gabinete Lerner, hasta el anuncio presidencial de quitar-le el crédito puente con el que iba a comenzar su construcción (pateándolo de aquí a dos años), pasando por la farsa de la recuperación de los 2.5 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas del lote 88.
Incluso pretenden que el gas del proyecto Kuntur no tenga etano, con lo que se hiere de muerte toda posibilidad industrializadora, destinando el recurso solo para su quema, porque justamente este componente es el que permite usar el gas en la producción de bienes.
Este lobby logró que Humala priorice otro proyecto alternativo (ducto de etano por la costa) totalmente descabellado, sin estudios técnicos y que pretende hacer creer a las poblaciones de Puno que vía camioncitos (ducto virtual) pueden abastecerlos (eso con las justas llevará un gas bastante caro a algunos núcleos urbanos). Y a las de Cusco, que con un diminuto ducto regional de 8 pulgadas (a diferencia de las 32 originalmente planteadas en el proyecto PetroPe-rú-Kuntur) quedarán satisfechos.
Con engaños, como que el proyecto Kuntur no tenía reservas probadas, ni mercado (lo que es falso), los socios del gas han logrado convencer a Ollanta Humala y Nadine Heredia (que mucho del tema no entienden), para que cambien su promesa electoral, la misma que hizo que el Cusco declare traidor al candidato Toledo en la campaña electoral 2011, por haber favorecido la exportación del gas en su gobierno (cosa que se hizo efectiva con García) y abrace al candidato nacionalista, quien dijo que en enero de 2012 comenzaba la cons-trucción del ansiado gasoducto.
No olvidemos que Lerner, en su presentación en el Congreso en agosto 2011, cuando todavía parecía ser éste un gobierno de cambios, reafirmó la promesa. Tenía todo para hacerlo, desde la firmeza para recuperar los 2.5 TCF del lote 88 hasta los tubos del ducto.
Pero el proyecto integral petro-químico del sur que generaría 100 o 150 veces el valor agregado que se logra con el simple hecho de licuar el gas para llevarlo fue-ra, no le conviene a quienes se benefician vendiéndolo. Es que un polo de esta naturaleza que implica un ducto que parte de Quillabamba en el Cusco y se dirige hasta Moquegua y Tacna, pasando por Puno y Arequipa, pretende ser la industria de las industrias nacionales de producción de bolsas, empaques, mangueras, telas, envases, tanques, etc. Es decir, la base para el desarrollo económico de verdad, y no solo la prosperidad falaz de la venta de las piedras de los cerros aprovechando coyunturas de buenos precios.
Pero los socios del gas tienen otros planes y no están dispuestos a soltar su mamadera.
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