La descentralización fiscal de nuevo en la agenda

 Por Carlos Monge


Una nota en el Financial Times sobre las tensiones autonomistas españolas anota que el País Vasco y Navarra recaudan sus propios impuestos y les va muy bien. Y que a Cataluña –que tiene un PBI per cápita más alto que el nacional- le iría igualmente bien si le diesen autonomía tributaria.
En el Perú tenemos una Ley de Descentralización Fiscal desde el 2004, pero fue condicionada a que en el Referéndum del año 2005 se integrasen nuevas regiones. Como eso no ocurrió, la Ley nunca se aplicó.

En el 2009 se estableció una Comisión Multisectorial para discutir una nueva propuesta de descentralización fiscal, que en abril del 2011 presentó su propuesta técnica, basada en los principios de no duplicidad de funciones; neutralidad en la transferencia de los recursos; gradualidad; transparencia y predictibilidad; responsabilidad fiscal; y equidad. Desde abril de este año funciona una nueva Comisión encargada de ver la viabilidad de las propuestas de la anterior, y proponer una hoja de ruta para su implementación.

Es indispensable acelerar el trabajo de esta comisión y dar curso al proceso de descentralización fiscal, porque –mientras se discute y discute al respecto- se vive un lento pero seguro proceso de reversión de lo que se había avanzado desde el 2003 en materia de descentralización presupuestal.

En el Perú, hay dos grandes mecanismos de descentralización fiscal. Uno es el Impuesto de Promoción Municipal (2 puntos del IGV que van a los municipios del país mediante el Fondo de Compensación Municipal). El otro es el Canon (50% del Impuesto a la Renta de las empresas de los sectores minería, Hidrocarburos, pesca, forestal, e hidroenergía, que van a las regiones donde se realizan esas actividades económicas). Pero el grueso del presupuesto lo asigna el MEF cada año vía el presupuesto público, reservándose un manejo discrecional en la asignación de buena parte de los recursos de inversión.

Con el inicio de la descentralización se avanzó en descentralización presupuestal durante el gobierno de Alejandro Toledo. Pero durante el gobierno de Alan García se ha re-centralizado el presupuesto nacional y se han recortado competencias regionales y municipales antes transferidas.

La única manera de evitar estas marchas y contramarchas en la distribución presupuestal entre los diferentes niveles de gobierno es implementar la descentralización fiscal, quitándole al MEF el poder discrecional que ahora tiene en la asignación anual de los recursos públicos. Darle curso a este debate, retomar los acuerdos multisectoriales a los que se llegó en el 2011, e iniciar de una vez la descentralización fiscal en el Perú , es cosa urgente. 

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