BANQUEROS + MINEROS = CASTILLA

 Por Pedro Francke


Los médicos de EsSalud estuvieron más de un mes de huelga, y les siguen pronto los médicos del Ministerio de Salud. En varias regiones los maestros ya hicieron una huelga de un mes y ahora
el SUTEP la hace a nivel nacional. Los datos indican que los sueldos públicos NO han aumentado, en términos reales, desde que terminó la hiperinflación y con la ayuda de los tanques Fujimori impuso el neoliberalismo hace 20 años. Tras diez años de sucesivos gobiernos pavoneándose del exitoso crecimiento económico, al igual que sucede con los obreros de las empresas privadas, los trabajadores públicos no la ven.

Superávit fiscal pro banqueros

Mientras tanto en el primer semestre de este año el gobierno tuvo ingresos por 50 mil millones y gastos de 36 mil millones, de tal manera que atesoró 14 mil millones de superávit fiscal. Un 14 seguido de nueve ceros. Es más de lo que recibieron 2 millones de trabajadores peruanos con salarios de mil soles mensuales. Eso es lo que en estos seis meses guardó el ministro Castilla en sus bóvedas como un Rico Mac Pato moderno.
Nunca el gobierno peruano había tenido un superávit fiscal de esa magnitud, ni en términos absolutos, ni en relación a la economía nacional. Este superávit equivale al 5,4 por ciento de todo lo producido en el Perú. Muy difícil encontrar una cifra de este tamaño en todo el mundo. Preguntado el ministro de economía y finanzas sobre este tema en la presentación del gabinete al Congreso, Castilla trató de justificarse diciendo que sí había habido años con este tamaño de superávit fiscal, pero las cifras oficiales del Banco Central de Reserva lo desmienten, como cualquier ciudadano puede comprobarlo en la Nota Semanal del BCR, cuadros 24 y 25.
Lo que explica este ahorro del gobierno es que tampoco nunca, salvo la crisis del 88-94, el gobierno había tenido un gasto corriente tan reducido. Ni en el segundo gobierno de Fujimori, ni con Paniagua, ni con Toledo, ni con García, se ha registrado un gasto tan pequeño. El gasto corriente es con el que se paga sueldos de maestros, médicos y policías, y se compran libros, medicinas y uniformes. En el primer semestre del 2012, solo se destinó a este fin el 10 por ciento del PBI; tanto García como Toledo gastaron en promedio 11,5 por ciento del PBI. Si todos los gastos corrientes del gobierno, sueldos y medicinas, aumentaran 15 por ciento, sólo habríamos regresada a la austera, antipopular y antisocial política del “perro del hortelano”.
¿A qué lógica responde una política económica orientada a lograr tremendo superávit fiscal? Tener cofres llenos de dinero NO ayuda a la salud, a la educación, a la seguridad ciudadana, al cuidado ambiental o al transporte público, pero sí ayuda a que los banqueros y financistas que le prestan al Perú estén más seguros de que les iremos a pagar. Es por eso que a los banqueros del mundo, en todas las latitudes y todos los tiempos, opinan por lo general que el gobierno debe ser austero y ahorrar. Así opinaron en Estados Unidos tras el crack de 1929, agravando la recesión hasta que Roosevelt los mandó a rodar. Así insisten aún trasnochados ideólogos, muchos de ellos lastimosamente economistas de profesión, que repiten ideas del siglo XVIII, cuando antes de Adam Smith los fisiócratas opinaban que lo mejor para los países era acumular y acumular oro.

Minería vs industria

Mientras tanto, la industria peruana ha detenido su crecimiento: su producción en el primer semestre del año es menor en 0,4 por ciento que la del mismo periodo del año pasado. El cambio es sustancial, ya que la industria peruana creció en promedio 6,4 por ciento anual los 5 años anteriores.

Las ramas que producen para la construcción – varillas de fierro, vidrio y cemento – han crecido. Son productos que enfrentan poca competencia internacional, debido a lo difícil o costoso de su transporte y que se han beneficiado del boom inmobiliario. Los productos industriales sujetos a la competencia internacional están seriamente afectados: en el primer semestre la producción de textiles se redujo en 8,2 por ciento, la de químicos básicos en 7,3 por ciento y la de plásticos en 5,2 por ciento.
La política económica de Castilla ha llevado a que perdamos competitividad con la caída del dólar. A medida que el precio de dólar en el Perú cae, los productos importados se hacen más competitivos. Por otro lado la inflación interna ha aumentado, y con ella los costos de producción nacionales. Juntando estos dos factores, nuestra competitividad se ha reducido en más de 10 por ciento desde que comenzó este gobierno. Resultado: las importaciones de bienes de consumo subieron hasta 3,700 millones de dólares, aumentando 26,7 por ciento. Consumimos más de afuera y producimos menos adentro, haciendo que los empleos peruanos se vayan al exterior.
Poco de eso parece importar a Castilla. Sus prioridades, junto a los banqueros, están en los grandes negocios de la minería, el petróleo y el gas. La inversión minera durante el gobierno de García, con toda su ideología del “perro del hortelano”, fue de US$ 10 mil millones. El gobierno actual proyecta inversiones en megaminería por 5 veces más. En el gas, Castilla ha convencido a Ollanta de renegar una vez más de promesas electorales e incluso de una reciente “inauguración” del gasoducto del sur, para optar por favorecer al Consorcio Camisea, Hunt y Repsol y priorizar la salida por Pisco y la planta de Melchorita.
Favorecer a estos grandes negocios primario-exportadores está generando la llamada “enfermedad holandesa”: entrada rápida de divisas que hace caer el precio del dólar, quitándole competitividad a la industria, el turismo y el agro. Es por ello que estos booms de explotación de recursos naturales agotables en cortos plazos, como lo registra nuestra historia con el guano y el caucho, no resuelven el problema del desempleo ni ayudan a un crecimiento económico de largo plazo basado en avances tecnológicos sostenidos. Lástima que tengamos un gobierno sin visión nacional, capturado por banqueros y mineros cuya mirada no llega más allá de sus (enormes) bolsillos.
 
* Articulo aparecido en el semanario Hildebrandt en sus trece.

Comentarios

Entradas populares