El cuento del gas

 Por Carlos Alonso Bedoya


Luego que en el discurso presidencial del 28 se mandara al diablo la propuesta del gasoducto andino, la dupla de la española Repsol y la norteamericana Hunt Oil le han ganado la partida a la estatal PetroPerú y su proyecto Kuntur.
Se ha sustituido un proyecto armado y con financiamiento, por una discusión en el Congreso, mandándolo a las calendas griegas. Al mismo tiempo se asegura el negocio del gas a las mismas trasnacionales de siempre. Eso no tiene coherencia con el anuncio del presidente, hace menos de un mes en Quillabamba, sobre la inminente construcción del gasoducto y por esa vía la masificación del gas en el sur.

El esquema exportador del gas quedará intacto, a pesar que revertirlo fue la principal bandera del candidato Humala, tanto en primera como en segunda vuelta, del 2006 y del 2011. La lógica de no confrontación con la que empezó su última campaña electoral, lo ha llevado a ceder poco a poco todo, llegando al límite en el caso del gas.

Es que la cancelación del gasoducto andino es la fresa en la torta preparada por el ministro Castilla de Economía y Merino de energía y Minas, operadores de grupos de poder como los que están lucrando excesivamente con el gas peruano.

El cuento comenzó con las negociaciones para recuperar el lote 88, donde el gas es más barato, porque la Schell lo descubrió y se fue (regalo de Dios). Yo mismo entrevisté en enero a Aurelio Ochoa (recientemente salido de la presidencia de Perupetro por presión de Merino). Me dijo que el Consorcio Camisea (Repsol, Hunt Oil y compañía) no tenía nada que ofrecer y que por eso se habían suspendido las tratativas en ese momento.

Se refería a que el consorcio no tenía la intención de orientar ese gas barato al mercado peruano. Meses más tarde, como el presidente tenía que mostrar algo en esa especie de checklist que hace de ciertas ofertas electorales de la Hoja de Ruta (la mayoría convertida en caricatura como Pensión 65), le hicieron creer que ya se había recuperado el lote 88, solo porque una carta del consorcio decía que remplazarían ese gas (prendado en el sistema financiero a condición de su exportación) por el de otro lote. Esa promesa que sigue sin cumplirse, se anexó al contrato vía decreto supremo y esa farsa se pasó como la tan ansiada recupe-ración del gas.

Luego vino lo bueno. Ochoa descubrió que Repsol estaba exportando el gas a otro destino y a un precio mayor que el declarado, dejando de pagar millones en regalías al Estado (la mitad al Cusco).

Ochoa mandó una carta de intimación que podía poner fin al contrato, lo que enfureció a Repsol y a Merino, que vieron la manera de dilatar todo vía arbitraje y de paso bajarse a Ochoa. Total, tenían la sartén por el mango con lo del lote 88 al mejor estilo de un chantaje.

Lo que viene parecer ser la salida de Campodónico de PetroPerú y todo quedará consumado. Porque la derecha no solo festeja la continuidad del modelo económico, sino que con la espada desenvainada exige todo.

De yapa se termina de dar forata a la alianza con Brasil. Además de preferir los aviones KT1 de Corea del Sur en lugar de los súper tucanos Brasileños hace unos meses, Ollanta dice ahora a Odebrecht (Kuntur) que en el tema del gas no van. Con ello se aleja de Unasur y fortalece los lazos con Estados Unidos. Vaya.

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