Por un justo desarrollo de nuestra pesquería
Por Juan Rebaza Carpio
Los derrocamientos y satanizaciones de gobernantes democráticos, son primitivas prácticas de élites empresariales, tendientes a mantener a buen recaudo sus intereses económicos, aun a costa de la pobreza y hambre de millones de seres humanos. Para ello, acaparan los principales sectores productivos y estratégicos, para provocar conflictos, escasez y desabastecimiento, para sus propósitos de dominio.
En el sector pesquero peruano, un grupo de industriales harineros, prácticamente se ha adueñado de los recursos pesqueros, depredándolo y enriqueciéndose, a expensas de la desnutrición poblacional, y de fraudes contra la economía nacional; aprovechando una cuestionada Ley de Cuotas de Pesca (Ley No. 1084).
La privación actual de un Ministerio de Pesquería, adscribe nuestra Pesquería al Ministerio de la Producción, a través de un simple Viceministerio, el cual viene siendo administrado por autoridades ajenas a la actividad extractiva; quienes a pesar de sus títulos y extensos curriculums, no comprenden una práctica que se ha desarrollado en base a la sabiduría popular, al ingenio y esfuerzo de los pescadores; y tampoco perciben su real importancia, ni cuentan con la creatividad necesaria para encaminarla a su progresión, y afrontamiento ante el hambre creciente de nuestra población.
El mantenimiento de nuestro país como subdesarrollado, y exportador solo de materias primas, asegura un gobierno precario y expuesto a los caprichos económicos particulares. Mientras que en países desarrollados, donde se acrecientan el ingenio y la investigación, los gobernantes y sus economías resultan más sólidos y estables, aun con menos recursos naturales que el Perú.
Los recientes nombramientos de Gladys Triveño, y de Paul Phumpiu, como Ministra de la Producción y Viceministro de Pesquería respectivamente, no han entusiasmado el ambiente pesquero, ni despertado grandes expectativas; pero es justo alcanzarles nuestras inquietudes y propuestas para sus evaluaciones y concreciones.
El extraño comportamiento de la Federación de Pescadores del Perú, de apoyo incondicional a la SNP (Sociedad Nacional de Pesquería), aun contra los intereses de sus afiliados pescadores, y vapuleando a los ministros de turno que osen reordenar el sector, se explica por la permanencia de sus cuestionados dirigentes, aun falsificando las firmas de los secretarios generales de los puertos y con la complicidad de jueces y funcionarios corruptos. Es necesario por lo tanto, que las autoridades pesqueras intervengan decididamente, y garanticen una real representatividad de los miles de pescadores. También, es conveniente establecer la obligatoriedad de refrigerar las bodegas de las embarcaciones industriales anchoveteras, las que actualmente pierden el 20% del peso de su pesca, cuando caen al mar líquidos aceitosos y sólidos, como consecuencia del proceso de descomposición de las especies capturadas.
En el caso del consumo humano, PRODUCE debe culminar el proceso de concesión de muelles artesanales a los Gobiernos Regionales o Locales, o a empresarios privados, para que mediante inversiones los fortalezcan y modernicen; y propender a la instalación de cámaras de refrigeración en las 192 provincias del país, para que tal cadena de infraestructura, facilite el apoyo a los programas sociales, y a una adecuada comercialización de especies para la alimentación popular.
Los derrocamientos y satanizaciones de gobernantes democráticos, son primitivas prácticas de élites empresariales, tendientes a mantener a buen recaudo sus intereses económicos, aun a costa de la pobreza y hambre de millones de seres humanos. Para ello, acaparan los principales sectores productivos y estratégicos, para provocar conflictos, escasez y desabastecimiento, para sus propósitos de dominio.
En el sector pesquero peruano, un grupo de industriales harineros, prácticamente se ha adueñado de los recursos pesqueros, depredándolo y enriqueciéndose, a expensas de la desnutrición poblacional, y de fraudes contra la economía nacional; aprovechando una cuestionada Ley de Cuotas de Pesca (Ley No. 1084).
La privación actual de un Ministerio de Pesquería, adscribe nuestra Pesquería al Ministerio de la Producción, a través de un simple Viceministerio, el cual viene siendo administrado por autoridades ajenas a la actividad extractiva; quienes a pesar de sus títulos y extensos curriculums, no comprenden una práctica que se ha desarrollado en base a la sabiduría popular, al ingenio y esfuerzo de los pescadores; y tampoco perciben su real importancia, ni cuentan con la creatividad necesaria para encaminarla a su progresión, y afrontamiento ante el hambre creciente de nuestra población.
El mantenimiento de nuestro país como subdesarrollado, y exportador solo de materias primas, asegura un gobierno precario y expuesto a los caprichos económicos particulares. Mientras que en países desarrollados, donde se acrecientan el ingenio y la investigación, los gobernantes y sus economías resultan más sólidos y estables, aun con menos recursos naturales que el Perú.
Los recientes nombramientos de Gladys Triveño, y de Paul Phumpiu, como Ministra de la Producción y Viceministro de Pesquería respectivamente, no han entusiasmado el ambiente pesquero, ni despertado grandes expectativas; pero es justo alcanzarles nuestras inquietudes y propuestas para sus evaluaciones y concreciones.
El extraño comportamiento de la Federación de Pescadores del Perú, de apoyo incondicional a la SNP (Sociedad Nacional de Pesquería), aun contra los intereses de sus afiliados pescadores, y vapuleando a los ministros de turno que osen reordenar el sector, se explica por la permanencia de sus cuestionados dirigentes, aun falsificando las firmas de los secretarios generales de los puertos y con la complicidad de jueces y funcionarios corruptos. Es necesario por lo tanto, que las autoridades pesqueras intervengan decididamente, y garanticen una real representatividad de los miles de pescadores. También, es conveniente establecer la obligatoriedad de refrigerar las bodegas de las embarcaciones industriales anchoveteras, las que actualmente pierden el 20% del peso de su pesca, cuando caen al mar líquidos aceitosos y sólidos, como consecuencia del proceso de descomposición de las especies capturadas.
En el caso del consumo humano, PRODUCE debe culminar el proceso de concesión de muelles artesanales a los Gobiernos Regionales o Locales, o a empresarios privados, para que mediante inversiones los fortalezcan y modernicen; y propender a la instalación de cámaras de refrigeración en las 192 provincias del país, para que tal cadena de infraestructura, facilite el apoyo a los programas sociales, y a una adecuada comercialización de especies para la alimentación popular.
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