¿Menos pobres y más inclusión social?
Por Kurt Burneo
En el artículo de hace dos semanas (Detràs del Crecimiento), estuve comentando sobre los determinantes del crecimiento económico en los países, y si bien admito que este es condición necesaria para enfrentar el problema de pobreza no es suficiente para comenzar a enfrentarlo; más aun, creo que el concepto de inclusión social es probablemente aquel que gradualmente debería reemplazar al de pobreza como reto por lograr. Tratarè de explicar porque.
Un principio de general aceptación y uso en las mediciones internacionales de pobreza es medirla en términos monetarios. Si atendemos a esta definición por ejemplo el Banco Mundial define como pobres a aquellos cuyos gasto no alcanzan los US$ 1.25 diarios (línea de pobreza) por lo cual a manera de referencia nadie en EE.UU ni en europa occidental seria pobre y en el caso de países como el Perú esta podría circunscribirse a una cifra muy cercana a un digito. Pero el solo apuntalar un mayor gasto monetario para que más gente esté por encima de la línea de pobreza debería ser el norte hacia debemos apuntar sin mirar a los costados. Creo que esta sería una opción bastante incompleta del problema por resolver.
Cuando hace algunas semanas en el Perú, el Instituto Nacional de Estadística señalaba que la pobreza entre el 2011 y el 2010 bajo de31.8 a 27.8%, al margen que detrás de este promedio en el medio rural de cada 100 peruanos 56 son pobres y en el urbano 18, con 5 regiones donde la pobreza está entre 53 y 57%, denotando una dispersión grande; esta medición basada en el gasto monetario, en primer lugar deja de lado elementos importantes presentes en cualquier esquema de inclusión social como el acceso a servicios básicos, no integración social por discriminación racial, participación democrática efectiva y reconocida ,reconocimiento como ciudadanos pero no de categoría distinta etc. Además, creo que un limitante de esta medición, es que la misma se asienta en los ingresos laborales como la fuente principal de ingresos, asunto no necesariamente relevante en el primer decil de ingresos, con el añadido que en el Perú, al ser aun importante el empleo de baja calidad (el subempleo está en alrededor de 46%)) este está en las antípodas de una genuina inclusión social. Creo que esta breve enumeración de razones, explicaría porque el reto de la inclusión social es mucho más que monetario, dado que contiene aspectos sociales y políticos que no pueden ser dejados de lado.
Independientemente de lo anterior, creo que un ejercicio interesante abstrayendo de las limitaciones de la medición monetaria de la pobreza, podría ser, en razón de la dispersión de la pobreza en países como el Perú, estudiar a la pobreza en base a la mediana de los ingresos; ello denotaría el nivel en el que aproximadamente igual número de personas estaría por encima y por debajo de esta, aspecto no trivial por que en el fondo presentaría como en una sociedad cuya riqueza indiscutiblemente viene creciendo ininterrumpidamente desde hace 10 años, la pobreza reflejaría mejor la inhabilitación de parte de la población para participar en las actividades cotidianas de esta misma sociedad.
Todo lo anterior me lleva a pensar que el reto de la inclusión social (y un menos disperso acceso a oportunidades) es de mucho más alcance, que el de la simple reducción de la pobreza monetariamente medida; este asunto en mi opinión resulta siendo central para el sostenimiento del actual modelo económico en curso. En términos muy coloquiales en el Perú, la gente no integrada sustantivamente en la prosperidad actual se pregunta: “y a mí cuando me toca”; frente a ello las políticas de alivio a la pobreza por supuesto que implican destinar recursos del presupuesto público, aunque el entendimiento de las múltiples aristas que tiene más bien la inclusión social, resultaría siendo un indispensable elemento de guía respecto a cómo el dinero público podría ser mejor gastado.
En el artículo de hace dos semanas (Detràs del Crecimiento), estuve comentando sobre los determinantes del crecimiento económico en los países, y si bien admito que este es condición necesaria para enfrentar el problema de pobreza no es suficiente para comenzar a enfrentarlo; más aun, creo que el concepto de inclusión social es probablemente aquel que gradualmente debería reemplazar al de pobreza como reto por lograr. Tratarè de explicar porque.
Un principio de general aceptación y uso en las mediciones internacionales de pobreza es medirla en términos monetarios. Si atendemos a esta definición por ejemplo el Banco Mundial define como pobres a aquellos cuyos gasto no alcanzan los US$ 1.25 diarios (línea de pobreza) por lo cual a manera de referencia nadie en EE.UU ni en europa occidental seria pobre y en el caso de países como el Perú esta podría circunscribirse a una cifra muy cercana a un digito. Pero el solo apuntalar un mayor gasto monetario para que más gente esté por encima de la línea de pobreza debería ser el norte hacia debemos apuntar sin mirar a los costados. Creo que esta sería una opción bastante incompleta del problema por resolver.
Cuando hace algunas semanas en el Perú, el Instituto Nacional de Estadística señalaba que la pobreza entre el 2011 y el 2010 bajo de31.8 a 27.8%, al margen que detrás de este promedio en el medio rural de cada 100 peruanos 56 son pobres y en el urbano 18, con 5 regiones donde la pobreza está entre 53 y 57%, denotando una dispersión grande; esta medición basada en el gasto monetario, en primer lugar deja de lado elementos importantes presentes en cualquier esquema de inclusión social como el acceso a servicios básicos, no integración social por discriminación racial, participación democrática efectiva y reconocida ,reconocimiento como ciudadanos pero no de categoría distinta etc. Además, creo que un limitante de esta medición, es que la misma se asienta en los ingresos laborales como la fuente principal de ingresos, asunto no necesariamente relevante en el primer decil de ingresos, con el añadido que en el Perú, al ser aun importante el empleo de baja calidad (el subempleo está en alrededor de 46%)) este está en las antípodas de una genuina inclusión social. Creo que esta breve enumeración de razones, explicaría porque el reto de la inclusión social es mucho más que monetario, dado que contiene aspectos sociales y políticos que no pueden ser dejados de lado.
Independientemente de lo anterior, creo que un ejercicio interesante abstrayendo de las limitaciones de la medición monetaria de la pobreza, podría ser, en razón de la dispersión de la pobreza en países como el Perú, estudiar a la pobreza en base a la mediana de los ingresos; ello denotaría el nivel en el que aproximadamente igual número de personas estaría por encima y por debajo de esta, aspecto no trivial por que en el fondo presentaría como en una sociedad cuya riqueza indiscutiblemente viene creciendo ininterrumpidamente desde hace 10 años, la pobreza reflejaría mejor la inhabilitación de parte de la población para participar en las actividades cotidianas de esta misma sociedad.
Todo lo anterior me lleva a pensar que el reto de la inclusión social (y un menos disperso acceso a oportunidades) es de mucho más alcance, que el de la simple reducción de la pobreza monetariamente medida; este asunto en mi opinión resulta siendo central para el sostenimiento del actual modelo económico en curso. En términos muy coloquiales en el Perú, la gente no integrada sustantivamente en la prosperidad actual se pregunta: “y a mí cuando me toca”; frente a ello las políticas de alivio a la pobreza por supuesto que implican destinar recursos del presupuesto público, aunque el entendimiento de las múltiples aristas que tiene más bien la inclusión social, resultaría siendo un indispensable elemento de guía respecto a cómo el dinero público podría ser mejor gastado.
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