Humala y su predilección por el piloto automático

 Por Felix Jimenez


Juan Jiménez, el nuevo presidente del consejo de ministros del gobierno de Humala, ha dicho que el gabinete que encabeza será «el gabinete del diálogo, el que va a pretender acercarse al pueblo para nuevamente reencontrarse con él». Esta anunciada vocación democrática es esperanzadora. Aunque no será el gabinete de la transformación que el país requiere, podría ser el gabinete que respeta –según ha dicho el nuevo premier— los derechos de la gente, como el derecho al agua. El agua –dijo refiriéndose a las actividades extractivas— será primero y «es ya una política esencial».

¿Ha renunciado Humala a su gestión autoritaria y antidemocrática?

El diálogo en política no solo significa escuchar, sino también ceder tomando en cuenta los puntos de vista del otro. Pero me temo que el diálogo no es precisamente lo que caracteriza al liderazgo de Ollanta Humala. El presidente socavó el activo más importante que tenía como nuevo líder político: su relación de confianza con el pueblo. Recuérdese que el 16 de noviembre de 2011, a escasos 111 días de iniciado su gobierno, tomó partido por el proyecto Minas Conga y rompió toda posibilidad del diálogo con los líderes de la protesta cajamarquina cuando dijo: «Conga va y no acepto ultimátum de nadie». Además, olvidando todas sus promesas de cambio, afirmó: «El Perú vive hoy, fundamentalmente, de la minería» y, sin duda pensando en sus programas sociales, se preguntó: ¿pero de dónde va a salir la plata?

Su renuencia al diálogo fue pertinaz. Hace tan solo 26 días (el 2-7-2012) refiriéndose otra vez a la protesta contra el proyecto Conga afirmó: «Simplemente tengo que señalar que acá tenemos que respetar la propiedad, justamente este es uno de los principios de nuestra democracia y quien no lo haga tendrá que atenerse a las consecuencias». Veinticuatro horas después se reprimió la manifestación del pueblo de Celendín con un saldo de tres muertos, 20 heridos y 15 detenidos.

Humala ha dañado su credibilidad como líder democrático y defensor de los derechos ciudadanos, con su autoritarismo, con los estados de emergencia y la criminalización de la protesta social.  Los que adherimos al proyecto nacionalista y elaboramos el plan La Gran Transformación y la Hoja de Ruta, lo hicimos convencidos de que teníamos que cambiar la manera de hacer política para fortalecer la democracia; convencidos de que nuestra conducta política tenía que basarse en la justicia y en el respeto a los derechos del pueblo; y, seguros de la necesidad de transformar la economía para integrar el país, diversificando su capacidad productiva, haciéndola menos dependiente de las actividades extractivas, y creando empleos de calidad con mejores ingresos para los trabajadores.

El gusto por el piloto automático

Humala ha optado por el piloto automático en la economía, por la continuidad del modelo económico. En la Hoja de Ruta se proponía cambiarlo por otro con inclusión social y mejor distribución de la riqueza, mediante reformas –emprendidas desde el Estado—orientadas a desarrollar mercados internos, expandir la inversión privada nacional, diversificar la capacidad productiva y desarrollar la competitividad.

Las reformas más importantes abandonadas por Humala, son: a) Inversión en infraestructura para la integración física del territorio y la consiguiente expansión e integración de los mercados internos; b) Desarrollo del mercado de capitales en moneda local para el financiamiento de la inversión privada nacional y su apertura a las MYPES y PYMES; c) Desarrollo de la agricultura y de la agroindustria sobre la base de la pequeña y mediana producción, con líneas de crédito para inversión y capital de trabajo fundamentalmente a través del AGROBANCO (con sistemas de garantías y seguro agrario); d) defensa de la agricultura de las prácticas de posición de dominio y de la competencia desleal de las importaciones de productos subsidiados; e) Aprovechamiento, social y ambientalmente sostenible, de nuestros recursos naturales, generando industria y cadenas productivas; y, f)  Revolución educativa y desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Con estas reformas aumentaría la productividad y se diversificaría la inversión privada nacional.

Impulsar la ciencia, tecnología e innovación es fundamental para la diversificación productiva y la generación de valor agregado con contenido tecnológico. Fue una promesa destinar el 1% del PBI al desarrollo de la ciencia y tecnología, y crear un ministerio como parte de una reforma integral del sistema de ciencia, tecnología, innovación y competitividad. Pero el gobierno ha optado solo por reorganizar CONCYTEC y transferirlo a la PCM. Esta visión administrativista de la competitividad pertenece al ministro Castilla. Su exclusiva creencia en el libre comercio y en la inversión extranjera --que hoy se dirige básicamente a la minería--, es consistente con la opción por el piloto automático.

A modo de conclusión

Ahora hay consenso en que el estancamiento de la economía mundial será prolongado y en que la contracción de la demanda externa y la caída de los precios de los metales, afectarán el ritmo del crecimiento económico del país. Este escenario es propicio para cambiar el actual estilo de crecimiento y situar su fuente en los mercados internos. Pero, para que esto sea posible, y aumente la productividad y la competitividad, es necesario  no solo mejorar la calidad del gasto público, sino emprender las reformas mencionadas anteriormente.

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