Reforma de AFPs: lo bueno, lo injusto y lo continuista
Por Pedro Francke
El MEF presentó su proyecto de reforma de las AFPs y rápidamente el Congreso se apresta a aprobarlo. El proyecto tiene cosas buenas, orientadas a reducir las comisiones que nos cobran las AFPs. Para ello, busca reducir sus costos con la centralización de algunos procesos con economías de escala, como afiliación, cobranza y pago. Por otro lado, promueve la competencia mediante licitaciones de los Seguros de invalidez y sobrevivencia, y de las nuevas afiliaciones.
Ambas medidas son buenas, e implican un reconocimiento de que hay un oligopolio abusivo. Si el MEF estima que con esta ley se pueden reducir las comisiones entre 30% y 40% (¡ojalá!), evidentemente le está dando la razón a la reiterada denuncia de que las AFPs obtenían ganancias exageradas a costa de los trabajadores. Ojo: este año los trabajadores pagaremos a las AFPs más de 1,000 millones de soles de comisiones, 4 veces más que lo destinado a Pensión 65.
El gobierno también plantea subsidiar los ahorros previsionales de los trabajadores de microempresas en las AFPs y obligar a los independientes a que coticen para su fondo de pensiones. Resulta injusta esta diferencia: ¿por qué a los independientes de menores ingresos – ambulantes, taxistas y campesinos- no se les apoya sino solo se les obliga? Tampoco se entiende por qué este subsidio se limita a las pensiones y no incluye al seguro de salud. Tras la ley, los trabajadores de mypes tendrán apoyo para su jubilación, pero si por mala suerte tienen un Cáncer o un infarto, no tendrán un seguro para curarse.
La participación de los trabajadores aportantes en la supervisión de los fondos, quedó como un saludo a la bandera. El pomposamente llamado “Consejo de Participación Ciudadana en seguridad Social” no tiene competencias definidas, ni recursos, ni mecanismos de representación, por lo que no es sino un engaña muchachos.
El proyecto de ley deja varios otros problemas sin resolver. Se sigue permitiendo que nuestros fondos se vayan al exterior, ahora incluso a “inversiones alternativas” de mayor riesgo. Se sigue sin permitir que bancos y cajas municipales entren a competir con las AFPs. Se sigue manteniendo la inequidad de género, con mujeres percibiendo pensiones más bajas solo por tener una mayor esperanza de vida.
El continuismo deja en espera la reforma integral de los sistemas de pensiones. El Sistema Nacional de Pensiones – ONP sigue sin respaldo y Pensión 65 se instala dando poquitito a una minoría, mientras seguimos sin una estrategia previsional integral. Organismos internacionales como el Banco mundial y la OIT recomiendan instaurar un sistema de pilares que articule estos esquemas previsionales, teniendo como objetivo la cobertura universal con pensiones justas e incentivos adecuados. El Programa de la “Gran Transformación” también lo decía, pero claro, ya sabemos por el premier Valdés que esos compromisos deben ser olvidados porque la palabra de Ollanta Humala, para él, no tiene valor.
El MEF presentó su proyecto de reforma de las AFPs y rápidamente el Congreso se apresta a aprobarlo. El proyecto tiene cosas buenas, orientadas a reducir las comisiones que nos cobran las AFPs. Para ello, busca reducir sus costos con la centralización de algunos procesos con economías de escala, como afiliación, cobranza y pago. Por otro lado, promueve la competencia mediante licitaciones de los Seguros de invalidez y sobrevivencia, y de las nuevas afiliaciones.
Ambas medidas son buenas, e implican un reconocimiento de que hay un oligopolio abusivo. Si el MEF estima que con esta ley se pueden reducir las comisiones entre 30% y 40% (¡ojalá!), evidentemente le está dando la razón a la reiterada denuncia de que las AFPs obtenían ganancias exageradas a costa de los trabajadores. Ojo: este año los trabajadores pagaremos a las AFPs más de 1,000 millones de soles de comisiones, 4 veces más que lo destinado a Pensión 65.
El gobierno también plantea subsidiar los ahorros previsionales de los trabajadores de microempresas en las AFPs y obligar a los independientes a que coticen para su fondo de pensiones. Resulta injusta esta diferencia: ¿por qué a los independientes de menores ingresos – ambulantes, taxistas y campesinos- no se les apoya sino solo se les obliga? Tampoco se entiende por qué este subsidio se limita a las pensiones y no incluye al seguro de salud. Tras la ley, los trabajadores de mypes tendrán apoyo para su jubilación, pero si por mala suerte tienen un Cáncer o un infarto, no tendrán un seguro para curarse.
La participación de los trabajadores aportantes en la supervisión de los fondos, quedó como un saludo a la bandera. El pomposamente llamado “Consejo de Participación Ciudadana en seguridad Social” no tiene competencias definidas, ni recursos, ni mecanismos de representación, por lo que no es sino un engaña muchachos.
El proyecto de ley deja varios otros problemas sin resolver. Se sigue permitiendo que nuestros fondos se vayan al exterior, ahora incluso a “inversiones alternativas” de mayor riesgo. Se sigue sin permitir que bancos y cajas municipales entren a competir con las AFPs. Se sigue manteniendo la inequidad de género, con mujeres percibiendo pensiones más bajas solo por tener una mayor esperanza de vida.
El continuismo deja en espera la reforma integral de los sistemas de pensiones. El Sistema Nacional de Pensiones – ONP sigue sin respaldo y Pensión 65 se instala dando poquitito a una minoría, mientras seguimos sin una estrategia previsional integral. Organismos internacionales como el Banco mundial y la OIT recomiendan instaurar un sistema de pilares que articule estos esquemas previsionales, teniendo como objetivo la cobertura universal con pensiones justas e incentivos adecuados. El Programa de la “Gran Transformación” también lo decía, pero claro, ya sabemos por el premier Valdés que esos compromisos deben ser olvidados porque la palabra de Ollanta Humala, para él, no tiene valor.
Comentarios