Ineptitud y torpeza conducen la pesquería
Por Juan Rebaza Carpio
En los diez primeros meses del actual gobierno, el Ministerio de la Producción ha visto desfilar tres ministros, mientras que el sector pesquero, viene conociendo cinco viceministros, en una competencia de incapacidad y torpeza, que han originado serios conflictos sociales, con lamentables pérdidas humanas y decenas de heridos; el fracaso evidente en la administración y orientación de las especies marinas, obligando a la importación de pescado para consumo humano de Chile, Ecuador, China, etc; el desacato a sentencias judiciales que reparan actos corruptos en el aprovechamiento de licencias indebidas; el irregular estudio de impacto ambiental por el ITP (Instituto Tecnológico Pesquero), a través de SANIPES (Servicio Nacional de Sanidad Pesquera), a favor de la empresa SAVIA S.A. (antes PETRO TECH S.A.); y la lamentable actuación de IMARPE (Instituto del Mar del Perú), ensayando inconsistentes explicaciones ante la mortandad de delfines, lobos y aves marinas, calificando de naturales las extinciones de los primeros.
La pretensión de ostentar cargos públicos, ignorando la naturaleza práctica y funcionalidad de la pesquería, demuestran apetencia figurativa y claro desdén, ante los intereses del país y de todos los peruanos. Exhibiendo títulos y pergaminos, pero no logros prácticos y concretos, se aferran a cargos con caprichosa vehemencia, como en el caso de una locuaz exviceministra, quien pese a su resistencia fue obligada a renunciar, pero aún permanece atrincherada en el Consejo Directivo del IMARPE.
La actual política pesquera, solo ha enriquecido a una elite de industriales harineros, pero mantiene empobrecidos los puertos del litoral, y explotados a los pescadores, quienes son los que arriesgan permanentemente la vida en las faenas de extracción. Un claro ejemplo, es el hecho que mientras la tonelada de pescado se comercializa aproximadamente en $300.00 (más de ochocientos nuevos soles), el tripulante apenas es compensado con alrededor de dos nuevos soles por tonelada, cuando las normas vigentes establecen un 22.4% de los precios, la participación de los pescadores.
Indudablemente que el sector pesquero, es un ejemplo de lo que acontece en todas las esferas extractivas, como en la minería, donde se concesiona el 100% de nuestros yacimientos, sin participación de los gobiernos regionales ni pobladores. Ni siquiera somos capaces de negociar, para que las empresas mineras retengan un pequeño porcentaje de los metales, a fin de otorgarles el valor agregado, y de esta manera generar mayor empleo en nuestro país.
Las esperanzas de un país con justicia social e igualdad de oportunidades, no pueden ser defraudadas, ni pretendidamente burladas por la llamada “gran prensa”, la cual presenta a sus dueños, una elite empresarial, como justos y preocupados por el desarrollo del país, mientras que los trabajadores y representantes sociales, son calificados injustamente como vándalos y delincuentes.
En los diez primeros meses del actual gobierno, el Ministerio de la Producción ha visto desfilar tres ministros, mientras que el sector pesquero, viene conociendo cinco viceministros, en una competencia de incapacidad y torpeza, que han originado serios conflictos sociales, con lamentables pérdidas humanas y decenas de heridos; el fracaso evidente en la administración y orientación de las especies marinas, obligando a la importación de pescado para consumo humano de Chile, Ecuador, China, etc; el desacato a sentencias judiciales que reparan actos corruptos en el aprovechamiento de licencias indebidas; el irregular estudio de impacto ambiental por el ITP (Instituto Tecnológico Pesquero), a través de SANIPES (Servicio Nacional de Sanidad Pesquera), a favor de la empresa SAVIA S.A. (antes PETRO TECH S.A.); y la lamentable actuación de IMARPE (Instituto del Mar del Perú), ensayando inconsistentes explicaciones ante la mortandad de delfines, lobos y aves marinas, calificando de naturales las extinciones de los primeros.
La pretensión de ostentar cargos públicos, ignorando la naturaleza práctica y funcionalidad de la pesquería, demuestran apetencia figurativa y claro desdén, ante los intereses del país y de todos los peruanos. Exhibiendo títulos y pergaminos, pero no logros prácticos y concretos, se aferran a cargos con caprichosa vehemencia, como en el caso de una locuaz exviceministra, quien pese a su resistencia fue obligada a renunciar, pero aún permanece atrincherada en el Consejo Directivo del IMARPE.
La actual política pesquera, solo ha enriquecido a una elite de industriales harineros, pero mantiene empobrecidos los puertos del litoral, y explotados a los pescadores, quienes son los que arriesgan permanentemente la vida en las faenas de extracción. Un claro ejemplo, es el hecho que mientras la tonelada de pescado se comercializa aproximadamente en $300.00 (más de ochocientos nuevos soles), el tripulante apenas es compensado con alrededor de dos nuevos soles por tonelada, cuando las normas vigentes establecen un 22.4% de los precios, la participación de los pescadores.
Indudablemente que el sector pesquero, es un ejemplo de lo que acontece en todas las esferas extractivas, como en la minería, donde se concesiona el 100% de nuestros yacimientos, sin participación de los gobiernos regionales ni pobladores. Ni siquiera somos capaces de negociar, para que las empresas mineras retengan un pequeño porcentaje de los metales, a fin de otorgarles el valor agregado, y de esta manera generar mayor empleo en nuestro país.
Las esperanzas de un país con justicia social e igualdad de oportunidades, no pueden ser defraudadas, ni pretendidamente burladas por la llamada “gran prensa”, la cual presenta a sus dueños, una elite empresarial, como justos y preocupados por el desarrollo del país, mientras que los trabajadores y representantes sociales, son calificados injustamente como vándalos y delincuentes.
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