Lecciones de Argentina
Por Carlos Alonso Bedoya.
La respuesta del gobierno español a la expropiación de Repsol-YPF propuesta por el gobierno de Cristina Fernández, me deja la sensación de que entienden que el petróleo que se encuentra en territorio argentino le ha venido perteneciendo en realidad al Reino de España, lo que me trae reminiscencias de la colonia.
Es que a pesar de que Repsol (que en su momento fue una empresa pública española, luego privatizada durante el gobierno del Partido Popular de Aznar) tiene un accionariado ya difundido en los grandes capitales mundiales, el gobierno de derechas de Rajoy ha salido a defenderla como si se trataran de las joyas de la corona.
Es decir, los recursos naturales de un país como el petróleo, le pertenecen a un tercero sin ningún empacho, vía las trasnacionales. Eso es una de la mayores expresiones del modelo capitalista neoliberal del que América del Sur se está tratando de alejar. Y no estamos hablando de cualquier recurso, si no de uno bastante estratégico, especialmente por el nuevo ciclo de alza en su precio debido -entre otras condiciones- a la crisis en Medio Oriente y el posible ataque a Irán por parte de Israel, Estados Unidos y compañía.
Una primera lección de todo esto es que no basta solo con redistribuir la renta para salir del modelo. Es necesario recuperar los recursos nacionales, que pueden ser naturales (mi-nerales, gas, petróleo, agua, etc.), tributarios (erradicar la evasión, los precios de transferencia, la planificación tributaria que elude, los paraísos fiscales, etc.) y financieros (fuerte regulación y auditorías de las deudas públicas externas e internas). Y eso de la mano con una profunda reforma del sistema de telecomunicaciones para arrancarle el monopolio de la (des)información al gran capital.
En esa ruta está Argentina, que ha pasado de tener un gobierno progresista tímido a ser junto con Venezuela, quienes están tomando las medidas más a la izquierda en la región, sobrepasando lo que pueda haber hecho Bolivia, Ecuador y ni qué decir Brasil. Y nos enseña que eso de que es imposible salir del mode-lo neoliberal (experiencia de la concertación Chilena que parece orientar la labor de Ollanta) es puro cuento.
Las banderas iniciales del nacionalismo de Ollanta se parecen a lo que hace Argentina hoy, pero poco a poco las fue concediendo con tal de llegar al poder. De ellas solo queda la del gas del lote 88, que si bien se ha recuperado para el mercado interno, aún debemos ver como se aplica, porque toda esta jugada está en la cancha del privatizador ministro de energía y Minas, Jorge Merino, y del neoliberal ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, quienes buscarán la manera de sacarle la vuelta.
Con todo, la medida de recuperación del gas peruano es un chancay de a medio respecto de lo que ha hecho Fernández en Argentina. Claro que estamos hablando de otra situación política y otra correlación de fuerzas. Sin embargo, es induda-ble que lo de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales, privatizados en los noventa por el gobierno ultra neoliberal de Menen, tendrá un impacto en el manejo de los Hidrocarburos de toda América del Sur, porque marca una tendencia que abre un nuevo ciclo de nacionalismo del petróleo por estas tierras, e imagino que los chapetones ya deben estar preocupados por el futuro de Repsol en países como el Perú.
La respuesta del gobierno español a la expropiación de Repsol-YPF propuesta por el gobierno de Cristina Fernández, me deja la sensación de que entienden que el petróleo que se encuentra en territorio argentino le ha venido perteneciendo en realidad al Reino de España, lo que me trae reminiscencias de la colonia.
Es que a pesar de que Repsol (que en su momento fue una empresa pública española, luego privatizada durante el gobierno del Partido Popular de Aznar) tiene un accionariado ya difundido en los grandes capitales mundiales, el gobierno de derechas de Rajoy ha salido a defenderla como si se trataran de las joyas de la corona.
Es decir, los recursos naturales de un país como el petróleo, le pertenecen a un tercero sin ningún empacho, vía las trasnacionales. Eso es una de la mayores expresiones del modelo capitalista neoliberal del que América del Sur se está tratando de alejar. Y no estamos hablando de cualquier recurso, si no de uno bastante estratégico, especialmente por el nuevo ciclo de alza en su precio debido -entre otras condiciones- a la crisis en Medio Oriente y el posible ataque a Irán por parte de Israel, Estados Unidos y compañía.
Una primera lección de todo esto es que no basta solo con redistribuir la renta para salir del modelo. Es necesario recuperar los recursos nacionales, que pueden ser naturales (mi-nerales, gas, petróleo, agua, etc.), tributarios (erradicar la evasión, los precios de transferencia, la planificación tributaria que elude, los paraísos fiscales, etc.) y financieros (fuerte regulación y auditorías de las deudas públicas externas e internas). Y eso de la mano con una profunda reforma del sistema de telecomunicaciones para arrancarle el monopolio de la (des)información al gran capital.
En esa ruta está Argentina, que ha pasado de tener un gobierno progresista tímido a ser junto con Venezuela, quienes están tomando las medidas más a la izquierda en la región, sobrepasando lo que pueda haber hecho Bolivia, Ecuador y ni qué decir Brasil. Y nos enseña que eso de que es imposible salir del mode-lo neoliberal (experiencia de la concertación Chilena que parece orientar la labor de Ollanta) es puro cuento.
Las banderas iniciales del nacionalismo de Ollanta se parecen a lo que hace Argentina hoy, pero poco a poco las fue concediendo con tal de llegar al poder. De ellas solo queda la del gas del lote 88, que si bien se ha recuperado para el mercado interno, aún debemos ver como se aplica, porque toda esta jugada está en la cancha del privatizador ministro de energía y Minas, Jorge Merino, y del neoliberal ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, quienes buscarán la manera de sacarle la vuelta.
Con todo, la medida de recuperación del gas peruano es un chancay de a medio respecto de lo que ha hecho Fernández en Argentina. Claro que estamos hablando de otra situación política y otra correlación de fuerzas. Sin embargo, es induda-ble que lo de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales, privatizados en los noventa por el gobierno ultra neoliberal de Menen, tendrá un impacto en el manejo de los Hidrocarburos de toda América del Sur, porque marca una tendencia que abre un nuevo ciclo de nacionalismo del petróleo por estas tierras, e imagino que los chapetones ya deben estar preocupados por el futuro de Repsol en países como el Perú.
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