Democracia, mercado y justicia social
Por Felix Jimenez.
El plan
de gobierno nacionalista La Gran
Transformación (LGT) sigue siendo motejada de estatista y anti mercado. Esta
calificación difundida por los medios de comunicación masiva, bloquea la
curiosidad por su lectura e impide que se desarrolle un debate enriquecedor. Este
artículo pretende motivar su lectura difundiendo su marco conceptual y sus grandes
objetivos de cambio y construcción del país.
El punto de partida del Plan
El país
no ha terminado de construirse como NACIÓN. Esto es también la constatación que
hace Matos Mar en su reciente libro Perú:
Estado desbordado y sociedad nacional emergente. La razón es la
persistencia de la desigualdad y la desarticulación económica y social. Hay
desconexión entre la economía y la geografía y demografía del país, junto a una
desigualdad de ingresos y de acceso a servicios sociales básicos que mantienen
alejados de la modernidad a las poblaciones de la sierra y de la selva. La
economía crece, pero con un sector de servicios y comercio que explica el 55.6%
del producto, y una agricultura que aporta solo el 6,7% del producto En estos
dos sectores se ubican el 82.4% de la PEA ocupada (56.8% y 25.6%, respectivamente)
y gran parte de las empresas de «1 a 10 trabajadores» donde el ingreso promedio es de 794.7 soles
mensuales.
El modelo neoliberal se impuso en esta sociedad heterogénea
y donde el Estado, tomado por los grupos de poder económico, no llega a
importantes áreas demográficas y geográficas del país ni responde a las necesidades del desarrollo
nacional.
La democracia republicana
El plan
propone practicar una forma republicana de gobierno, con mecanismos explícitos
de evaluación y control constitucional de los gobernantes. La democracia
republicana no solo debe garantizar la separación de poderes y la vigencia
plena de los derechos civiles, sociales, políticos y humanos, sino también la
generación de condiciones materiales de existencia a
los pueblos de la sierra y de la selva, excluidos, discriminados y maltratados
desde la colonia. Este es el requisito para el ejercicio pleno de la libertad.
La
práctica de la evaluación y control constitucional de los gobernantes elegidos
por el pueblo, impedirá que estos gobiernen en función de los intereses de
minorías económicas que no tienen la legitimidad del voto popular. Con este ejercicio
corrupto de la función de gobierno se perpetuaron la desigualdad y la
desarticulación económica, social y política del país.
De otro lado, el gobierno republicano,
por definición, debe asegurar el ejercicio pleno de la libertad, dotando de
condiciones materiales de existencia a todos los que carecen de ellas. Cambiará
así el modo de hacer política restituyéndole
el carácter de instrumento de la justicia. El resultado será el desarrollo de una
verdadera sociedad civil donde la
libertad republicana se hace efectiva.
La Economía Nacional de Mercado
La
desigualdad y la desarticulación del país no solo impiden concluir la
construcción de la Nación, sino también el desarrollo de los mercados internos.
Las poblaciones pobres y excluidas no llevan en el bolsillo su conexión con la
sociedad. Por eso, la economía nacional de mercado es concebida como el sustrato
económico de la construcción de la Nación. Se parte de una concepción del
mercado como institución social. Y el diseño institucional que se propone
vincula al mercado con el orden republicano, con un orden donde los hombres son
libres porque tienen las condiciones materiales para serlo. Y en línea con el
pensamiento republicano de Adam Smith, el mercado debe ser regulado para
impedir o eliminar las asimetrías de poder e información.
El plan LGT
no es, por lo tanto, estatista, es pro mercado. Concibe al mercado como la
institución que permitirá reducir la dependencia, la dominación y la exclusión.
El mercado regulado no puede ser una amenaza contra la libertad republicana,
sino todo lo contrario. Esta institución asignará recursos de manera efectiva y
apropiada siempre que los individuos participantes en él tengan independencia
material y que el proceso de intercambio no genere una distribución de recursos
que de lugar a relaciones de dominación, a la tiranía plutocrática. La
intervención del Estado en este caso debe orientarse a evitar la acumulación
notoria de poder económico privado que es el origen de la exclusión social y
política, y de la erosión de la capacidad del gobierno para promover y defender
la comunidad política de ciudadanos libres.
Construcción de Nación y desarrollo de mercados internos
La desigualdad y desarticulación hacen inviable el
futuro del país como NACIÓN. Por lo tanto, cambiar radicalmente esta situación significa
construir una comunidad política de ciudadanos libres y con iguales derechos.
En la NACIÓN así concebida y construida se generará igualdad de oportunidades y
de acceso a la justicia, educación, salud y servicios básicos.
De otro lado, para superar la
desigualdad y la desarticulación se propone construir una economía nacional de
mercado abierta al mundo, que conecte la costa, la sierra y la amazonía del
país. Con el desarrollo y expansión de mercados internos, se industrializará la
producción de las materias primas, se potenciará a las medianas, pequeñas y
microempresas, y aumentarán las oportunidades de empleo.
Pero, en concordancia con el republicanismo, en esta
economía se fomentará la competencia contra el monopolio y se impedirá el
retorno al latifundio. Solo
asegurando una amplia dispersión de la riqueza se logrará limitar la
acumulación de poder económico.
Así, construir Nación y desarrollar mercados internos es
parte de un mismo proceso de transformación.
Comentarios