Brics
Por Oswaldo de Rivero
El 29 de marzo pasado se realizó en Nueva Delhi la cuarta Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)
El nombre BRICS fue inventado el 2001 por la firma de inversiones Goldman Sachs para informar sobre las buenas ganancias que se obtienen invirtiendo en los mercados financieros emergentes del Brasil, Rusia, India y China.
Años más tarde, el 2009, LA PRIMERA Cumbre de estos países usó este acrónimo financiero y al hacerlo lo convirtió en el nombre de un foro político de países que representan cerca del 40% de la población mundial y un 1/5 de la economía global.
Sin duda, los BRICS son un grupo político y económico muy importante. Pero de allí a considerar este foro, como un bloque geopolítico que puede transformar el actual caótico mundo apolar en multipolar, como creen ciertos analistas de los BRICS, hay un abismo.
Un abismo, porque China e India mantienen una contienda por la hegemonía en Asia que se refleja en su vieja disputa fronteriza, en la alianza que tiene China con el archienemigo de la India, Pakistán, en el bloqueo de China a la candidatura de India como miembro permanente del Consejo de seguridad, y en el acercamiento de la India a los Estados Unidos para balancear la alianza sino-pakistaní e impedir la presencia naval de China en el Índico.
Además, existe otra rivalidad geopolítica emergente entre Rusia y China. A los dirigentes rusos les preocupa la creciente presencia económica de China en Siberia y sus importantes inversiones en energía en las exrepúblicas soviéticas de Kazajstán y Turquestán, que Rusia considera su zona de influencia. A esta preocupación se añade la de que, al no ser Rusia una economía capitalista emergente como China, su intercambio con ésta es totalmente tercermundista, es decir, materias primas rusas por manufacturas chinas.
Así, las tres grandes potencias nucleares de los BRICS, Rusia, India y China que constituyen el 90% de la población y más del 50% del PBI de los BRICS, no tienen intereses geopolíticos comunes.
Por otro lado, Brasil, como todos los demás BRICS, tiene una relación con China de proveedor de materias primas a cambio de un tsunami de manufacturas chinas que está afectado la industria Brasilera hasta tal punto que el Brasil ha recurrido a medidas de protección. Lo mismo pasa con Sudáfrica que ya acusa una balanza comercial negativa creciente con China.
En esta reciente Cumbre se ha logrado, como siempre, una buena foto y acordado establecer líneas de crédito y comercio en monedas nacionales y la posible creación de un Banco de los BRICS. Todo lo cual, si se realiza, será una cooperación económicamente importante pero no una alianza geopolítica. Y es por esto que los mismos BRICS se han autodenominado en la reciente Declaración de Nueva Delhi: ser solo “una plataforma de diálogo y cooperación”, y nada más.
En efecto, estas Cumbres de los BRICS, son “una plataforma de diálogo y de cooperación” pero no entre iguales sino entre China, una superpotencia manufacturera global y sus cuatro grandes proveedores de materias primas, donde todos hablan de un nuevo orden multipolar, pero la cruda realidad es que la China apunta a restablecer un mundo bipolar, negociado y compartido con los Estados Unidos, un nuevo sistema mundial regido por lo que podríamos llamar: “ChinAmérica”.
El 29 de marzo pasado se realizó en Nueva Delhi la cuarta Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)
El nombre BRICS fue inventado el 2001 por la firma de inversiones Goldman Sachs para informar sobre las buenas ganancias que se obtienen invirtiendo en los mercados financieros emergentes del Brasil, Rusia, India y China.
Años más tarde, el 2009, LA PRIMERA Cumbre de estos países usó este acrónimo financiero y al hacerlo lo convirtió en el nombre de un foro político de países que representan cerca del 40% de la población mundial y un 1/5 de la economía global.
Sin duda, los BRICS son un grupo político y económico muy importante. Pero de allí a considerar este foro, como un bloque geopolítico que puede transformar el actual caótico mundo apolar en multipolar, como creen ciertos analistas de los BRICS, hay un abismo.
Un abismo, porque China e India mantienen una contienda por la hegemonía en Asia que se refleja en su vieja disputa fronteriza, en la alianza que tiene China con el archienemigo de la India, Pakistán, en el bloqueo de China a la candidatura de India como miembro permanente del Consejo de seguridad, y en el acercamiento de la India a los Estados Unidos para balancear la alianza sino-pakistaní e impedir la presencia naval de China en el Índico.
Además, existe otra rivalidad geopolítica emergente entre Rusia y China. A los dirigentes rusos les preocupa la creciente presencia económica de China en Siberia y sus importantes inversiones en energía en las exrepúblicas soviéticas de Kazajstán y Turquestán, que Rusia considera su zona de influencia. A esta preocupación se añade la de que, al no ser Rusia una economía capitalista emergente como China, su intercambio con ésta es totalmente tercermundista, es decir, materias primas rusas por manufacturas chinas.
Así, las tres grandes potencias nucleares de los BRICS, Rusia, India y China que constituyen el 90% de la población y más del 50% del PBI de los BRICS, no tienen intereses geopolíticos comunes.
Por otro lado, Brasil, como todos los demás BRICS, tiene una relación con China de proveedor de materias primas a cambio de un tsunami de manufacturas chinas que está afectado la industria Brasilera hasta tal punto que el Brasil ha recurrido a medidas de protección. Lo mismo pasa con Sudáfrica que ya acusa una balanza comercial negativa creciente con China.
En esta reciente Cumbre se ha logrado, como siempre, una buena foto y acordado establecer líneas de crédito y comercio en monedas nacionales y la posible creación de un Banco de los BRICS. Todo lo cual, si se realiza, será una cooperación económicamente importante pero no una alianza geopolítica. Y es por esto que los mismos BRICS se han autodenominado en la reciente Declaración de Nueva Delhi: ser solo “una plataforma de diálogo y cooperación”, y nada más.
En efecto, estas Cumbres de los BRICS, son “una plataforma de diálogo y de cooperación” pero no entre iguales sino entre China, una superpotencia manufacturera global y sus cuatro grandes proveedores de materias primas, donde todos hablan de un nuevo orden multipolar, pero la cruda realidad es que la China apunta a restablecer un mundo bipolar, negociado y compartido con los Estados Unidos, un nuevo sistema mundial regido por lo que podríamos llamar: “ChinAmérica”.
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