Inversión privada y estilo de Crecimiento en La Gran Transformación

Por Felix Jimenez
 
 
Pregunto si los que han leído con rigor el plan de gobierno La Gran Transformación, ¿pueden decir que este tiene “posiciones cavernícolas en materia económica”, qué es un “himno al estatismo” o que rechaza a la inversión privada por considerarla de derecha? La costumbre de construir argumentos y adjudicárselos al adversario, para luego demolerlo o criticarlo, es un signo de incultura y quizás, en algunos casos, de pereza mental.


El plan La Gran Transformación seguramente tiene algunos errores y aspectos criticables, pero nadie podrá cuestionar que contiene una sólida propuesta de creación de mercados internos dinámicos a lo largo y ancho del país, y donde la inversión privada desempeña un papel fundamental. Es una propuesta que, de llevarse a cabo, permitiría culminar la construcción de la nación, la construcción de una comunidad política territorializada e integrada social y económicamente.


La inversión privada extranjera y nacional


Para que la inclusión social sea posible es fundamental que haya producción diversificada y demanda crecientes en todas las regiones del país, y cuando la producción (agrícola, agro-industrial, manufacturera) y la demanda se auto refuerzan, se crean y multiplican los empleos e ingresos.


Es fundamental entonces el sesgo manufacturero en el crecimiento y en el comercio de nuestro país, para transitar hacia altos niveles de ingreso per cápita y para superar la desarticulación sectorial y geográfica, la desigualdad social y económica, y la orientación primario exportadora de nuestra economía.


Pero para que este cambio sea posible, el Estado tiene que generar las condiciones energéticas, infraestructurales e institucionales que hagan posible la expansión de la inversión y su orientación manufacturera, agrícola y agro-industrial. El problema del subdesarrollo en nuestro país no es de bajo uso de capacidad y recursos, sino de orientación de la inversión productiva.


En nuestro país al igual que en los países desarrollados existe una relación estrecha entre las tasas de variación de la inversión (fundamentalmente privada) y la tasa de crecimiento del PBI. Pero esta relación, por más significativa que sea, no dice nada respecto a la orientación sectorial de la inversión. No es casual que la inversión privada extranjera se dirija a los sectores primario-exportadores con alta renta natural. No tiene restricción de mercado, de capital humano ni de financiamiento. Esto no ocurre con la inversión privada nacional. Los altos costos de transporte y la ausencia mercados dinámicos en la sierra y en la selva de nuestro país inhiben su expansión.


En La Gran Transformación se proponen políticas para superar las restricciones que enfrenta la inversión privada nacional, así como también para superar el enorme déficit de infraestructura (puertos, almacenes, saneamiento, telecomunicaciones, ferrovías, carreteras, etc.) que limita nuestra competitividad, mediante concesiones y asociaciones publico-privadas. Aquí le cabe un papel fundamental a la inversión extranjera. En general, decimos que «las inversiones extranjeras que respeten los estándares laborales básicos, que transfieran tecnología, que respeten el medio ambiente y que tributen con justicia, serán bienvenidas».

Por qué hay que cambiar el actual estilo de crecimiento


Con el actual modelo es imposible la inclusión social y, por lo tanto, la integración de la Nación. Privilegia las inversiones extranjeras en la actividad primario exportadora que vende en los mercados externos y descuida el desarrollo de los mercados internos y la diversificación de la oferta productiva. El 77.8 % de las exportaciones son tradicionales y de éstas el 61.1% son de productos mineros.


En los años 2003-2010 la inversión extrajera remesó al exterior US$ 47,233.6 millones de utilidades, 2.3 veces el stock de inversión extranjera reportado por ProInversión (US$ 20,781 millones). En esos mismos años el superávit comercial acumulado fue de US$ 41,935.6 millones, cifra inferior a las utilidades expatriadas. Este es un proceso de descapitalización que el gravamen minero no morigera, sobre todo si se toma en cuenta que en esos mismos años y según ProInversión, la inversión extranjera habría ascendido a solo US$ 6,750 millones (el stock del 2010 menos el stock de 2002). Si tomamos las cifras de Inversión extranjera del Banco Central que incluye reinversión de utilidades, durante los años 2003-2010 las utilidades reinvertidas habrían ascendido a US$ 27, 548 millones, US$ 3,444 millones anuales.


Finalmente, la economía de la última década es, además de primario exportadora, terciarizada. Lideran el crecimiento los sectores Minería e hidrocarburos, Construcción, Comercio y también el sector Otros servicios que crece a una tasa parecida a la del PBI.


La Gran Transformación propone «forjar un nuevo modelo de desarrollo sobre la base de la construcción de una economía nacional de mercado abierta al mundo, que articule la costa, la sierra y la selva del país, desarrollando mercados locales y regionales internos, con trabajo digno y empresas nacionales competitivas».

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