Hamlet en Cajamarca
Conga se ha convertido en una prueba de fuego. Primero se suspendió el proyecto, luego vino la ruptura con la izquierda y, finalmente, la represión –ahora atemperada- al gobierno regional de Cajamarca.
Está en una trampa política y moral. Para salir de ella lo mínimo es un peritaje profesional y convincente que permita a la minera una verdadera licencia social. Dado que existe una pérdida de confianza con quienes se oponen al proyecto, que el gobierno se ha mostrado demasiado cercano a los mineros, la duda es si este peritaje es profesional y sobre todo convincente o uno acordado previamente con los mineros, Castilla y Valdés, defensores de los privados.
Conga es también una prueba existencial: ser o no ser un gobierno independiente, cumplir o no cumplir con las promesas de campaña, demostrar que hay o no hay pacto, que ha habido o no ha habido arreglos privados.
El país espera preocupado y no es fácil hacer lo correcto. Se pregunta quiénes son estos misteriosos peritos.
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