Enfrentando las desigualdades
Por German Alarco Tosoni
Existe evidencia empírica de que la desigualdad es ahora mayor que años atrás. Las esferas en que ésta se manifiesta son diversas. Destacan las relativas a la distribución funcional del ingreso entre remuneraciones y utilidades de empresas, las diferencias entre las regiones del país, las brechas de ingresos entre las áreas urbanas y rurales, las diferencias de productividad entre las actividades económicas, las diferencias en la distribución personal entre ciudadanos de mayores y menores ingresos, las diferencias de ingreso en razón al género, entre otras.
A pesar de lo que pretenden ciertas empresas consultoras del sector privado y algunos medios de comunicación es imposible que estas desigualdades se reduzcan naturalmente. Por el contrario, mantener las políticas del gobierno anterior sería la mejor receta para que estas brechas se amplíen. La reducción de todas las variantes de desigualdad anteriores implica el diseño e implementación de un conjunto numeroso de políticas. La propuesta de ley para colocar límites a la concentración de la propiedad agrícola, la política de ajuste de los salarios mínimos, la propuesta de ley para evaluar ex ante los procesos de concentración y de fusiones son una parte de ese todo útil para hacer frente a la desigualdad.
La venta de tierras en lotes de más de 1,000 hectáreas en una irrigación del norte del país y su resultado consecuente en que se haya asignado a uno sólo una superficie superior a las 16,000 hectáreas (160 kilómetros cuadrados) aumenta las brechas entre los que tienen mayores activos e ingresos y los minifundistas. Asimismo, es una clara barrera a la entrada a pequeños y medianos agricultores, que limita la libre competencia y que pudo ser frenada si a INDECOPI se le otorgaba la facultad de analizar las condiciones de participación y competencia en los procesos de concurso que se lleven a cabo a nivel nacional, regional y local.
Es absolutamente falso que la propuesta de límite a la concentración de la propiedad agrícola afecte el dinamismo del sector agro exportador. Debemos recordar que toda la gran expansión de la década de los noventas y de LA PRIMERA década del Siglo XXI se hizo con la mediana propiedad y mucho de asociaciones de pequeños productores. Es un atavismo pensar que sólo la gran propiedad es eficiente. Con las tecnologías disponibles, la mediana propiedad y la pequeña bajo formas asociativas pueden alcanzar los mejores estándares internacionales. No hay que olvidar que las tierras son escasas, que esta concentración rompe los equilibrios de poder regional y local, puede afectar la seguridad alimentaria y nos orienta a un desarrollo excluyente. Nosotros preferimos un país con muchos propietarios.
Existe evidencia empírica de que la desigualdad es ahora mayor que años atrás. Las esferas en que ésta se manifiesta son diversas. Destacan las relativas a la distribución funcional del ingreso entre remuneraciones y utilidades de empresas, las diferencias entre las regiones del país, las brechas de ingresos entre las áreas urbanas y rurales, las diferencias de productividad entre las actividades económicas, las diferencias en la distribución personal entre ciudadanos de mayores y menores ingresos, las diferencias de ingreso en razón al género, entre otras.
A pesar de lo que pretenden ciertas empresas consultoras del sector privado y algunos medios de comunicación es imposible que estas desigualdades se reduzcan naturalmente. Por el contrario, mantener las políticas del gobierno anterior sería la mejor receta para que estas brechas se amplíen. La reducción de todas las variantes de desigualdad anteriores implica el diseño e implementación de un conjunto numeroso de políticas. La propuesta de ley para colocar límites a la concentración de la propiedad agrícola, la política de ajuste de los salarios mínimos, la propuesta de ley para evaluar ex ante los procesos de concentración y de fusiones son una parte de ese todo útil para hacer frente a la desigualdad.
La venta de tierras en lotes de más de 1,000 hectáreas en una irrigación del norte del país y su resultado consecuente en que se haya asignado a uno sólo una superficie superior a las 16,000 hectáreas (160 kilómetros cuadrados) aumenta las brechas entre los que tienen mayores activos e ingresos y los minifundistas. Asimismo, es una clara barrera a la entrada a pequeños y medianos agricultores, que limita la libre competencia y que pudo ser frenada si a INDECOPI se le otorgaba la facultad de analizar las condiciones de participación y competencia en los procesos de concurso que se lleven a cabo a nivel nacional, regional y local.
Es absolutamente falso que la propuesta de límite a la concentración de la propiedad agrícola afecte el dinamismo del sector agro exportador. Debemos recordar que toda la gran expansión de la década de los noventas y de LA PRIMERA década del Siglo XXI se hizo con la mediana propiedad y mucho de asociaciones de pequeños productores. Es un atavismo pensar que sólo la gran propiedad es eficiente. Con las tecnologías disponibles, la mediana propiedad y la pequeña bajo formas asociativas pueden alcanzar los mejores estándares internacionales. No hay que olvidar que las tierras son escasas, que esta concentración rompe los equilibrios de poder regional y local, puede afectar la seguridad alimentaria y nos orienta a un desarrollo excluyente. Nosotros preferimos un país con muchos propietarios.
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