PERÚ: LA REVOLUCIÓN DEL GAS NATURAL
Por Jorge Manco Zaconetti
A pesar de los críticos del pasado
reciente que, sostenían interesadamente restricciones para el consumo
interno del gas natural, con el argumento de la falta de gas natural
para el mercado doméstico, la evidencia empírica demuestra todo lo
contrario. Se verifica un crecimiento explosivo de las ventas internas
que resultan equivalentes a la demanda interna del gas, que expresada en
volúmenes de barriles por día calendario se ha convertido en el
principal energético consumido, desplazando al diesel o mejor al
biodiesel, tal como se puede observar en el cuadro “Venta Interna de Combustibles Derivados de los Hidrocarburos 2006 al I semestre del 2011”.
El
hecho económico que explica el posicionamiento de gas natural como el
combustible de mayor demanda se explica, sobre todo, por el llamado
“efecto Camisea”, que con el gas natural del lote 88 que se vende a un
precio en boca de pozo absurdamente barato, a un precio regulado que en
la práctica constituye un subsidio que favorece principalmente a las
empresas de generación eléctrica que el ministro del sector pareciera
interesadamente ignorar.
En
verdad, la re negociación de los precios del gas natural efectuada en
el segundo semestre del 2006, durante el gobierno del presidente Alan
García, modificó la determinación de los precios del gas natural del
lote 88, que en el contrato original dependían de una canasta de precios
de los llamados petróleos industriales. Si se hubiera respetado la
fórmula original el precio del gas natural de dicho lote sería de casi
US$ 4 dólares por millón de BTU para la generación eléctrica, y no
estaría por debajo de los US$ 1.70 que abonan las empresas eléctricas,
que compran “gas barato para vender energía cara”.
Con
la conversión efectuada, las ventas internas de gas natural expresadas
en miles de barriles por día calendario se han disparado. Así, en el
2006 se vendían 30 mil barriles diarios de gas natural, este se elevó en
el 2007 para alcanzar los 42 mil barriles diarios (MB/DC), para llegar a
los 59 mil barriles en el 2009 y trepar a los 80 mil barriles diarios
en el primer semestre del 2011.
Si
bien a mediados del 2010 se inició el proceso de exportación de gas
natural licuefectado en Pampa Melchorita, con el gas natural del lote
56, a través del Consorcio Perú LNG, siendo la transnacional Repsol la
empresa responsable de la exportación, para la determinación de las
ventas de gas natural en el mercado doméstico solamente se ha
considerado la producción fiscalizada del lote 88, los volúmenes de gas
asociado de la Cuenca de Talara y de la Selva Central.
El
tránsito de una demanda interna en gas natural de 30 mil barriles
diarios en el 2006 para trepar a los 80 mil barriles diarios al primer
semestre del 2011 sería positivo si el consumo estuviese concentrado en
las empresas industriales que ganarían competitividad, en el consumo
residencial que permitiese a las familias ahorros en la utilización de
un energético limpio, o en la sustitución del parque automotor de
servicio público a diesel a cambio del gas natural.
Pero
no es el caso, pues el mayor porcentaje de los 80 mil barriles diarios
que constituyen las ventas de gas en el primer semestre del presente se
destinan a las plantas de generación térmica que, con excepción de la
unidad de generación de Ventanilla del grupo Edegel-Endesa, se utilizan
en plantas de ciclo simple lo cual constituye un desperdicio por el
bajo nivel de eficiencia energética (unidad Santa Rosa de Edegel,
Kallpa, Enersur y Eléctrica de Piura).
En
tal sentido, la quema de gas natural para la generación eléctrica tenía
sentido en el despegue de una nueva industria, pero se convierte en un
contrasentido cuando la rápida madurez y la proyectada masificación
interna del gas se coloca en la agenda política. Peor aun cuando se
postergan a la calendas griegas las posibilidades de la petroquímica
básica para producir urea y nitratos.
Todos
debiéramos recordar el “sesgo eléctrico” que se impuso en la década de
los noventa del siglo pasado ante la debilidad del mercado interno para
absorber los volúmenes de gas natural de Camisea. Incluso se prohibieron
por decreto supremo la construcción de centrales hídricas, y se obligó a
la empresa estatal ElectroPerú, que no tenía centrales térmicas, a la
compra de más de 70 millones de pies cúbicos diarios de gas proveniente
del lote 88 para asegurar una demanda mínima.
Todo
ello explica ahora que la demanda interna de gas natural se ubique en
el primer lugar de las ventas internas de los combustibles de
hidrocarburos en el período 2006 al primer semestre del 2011,
desplazando en su crecimiento al gas licuado de petróleo y al diesel que
ahora ha sido sustituido por el biodiesel, como se puede observar en el
cuadro respectivo.
En resumen,
el efecto Camisea ha convertido al gas natural en el combustible más
importante en el mercado interno desplazando al biodiesel que se importa
en una gran proporción y ha ubicado al gas licuado de petróleo (GLP)
en el tercer combustible en importancia con una participación en las
ventas al mercado interno de 40 mil barriles diarios.
Por
tanto, el crecimiento de la demanda interna de los combustibles
derivados de los hidrocarburos constituye una expresión de la expansión
de la economía en su conjunto, pues en el 2006 se consumían internamente
162 mil barriles diarios, en el 2008 las ventas internas subían a los
212 mil barriles diarios y a pesar de la des aceleración mundial del
2009 la demanda interna de combustibles se elevó a los 230 mil barriles
diarios para trepar a los 257 mil barriles por día al primer semestre.
En
tal sentido, la recuperación plena de la soberanía sobre las reservas
de gas natural del lote 88 debiera asegurar en el largo plazo la
autonomía energética y la masificación del gas natural hacia el sur
peruano. Pero ello no justifica que se venda a precio vil el gas natural
del lote 88, situación que distorsiona los precios relativos en los
energéticos, subsidiando intereses privados que gozan de los favores del
gobierno de turno.
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