¿Impactos de la crisis internacional?
Por German Alarco T.
Es un hecho evidente que la economía internacional se está desacelerando y que podríamos arribar a una situación más compleja el próximo año. Es importante diseñar desde ahora diferentes escenarios y prever rumbos alternativos de acción. Ya se inició la discusión entre los que señalan que es necesario actuar, desde ahora, preventivamente, respecto de quienes sostienen que se debe reaccionar recién cuando se manifiesten los efectos de la nueva crisis internacional. A la par de esta sana polémica, es necesario discutir la naturaleza de esta nueva crisis y sus canales de transmisión, ya que no necesariamente serán iguales a lo ocurrido entre 2008 y 2009.
Un error común de los analistas tradicionales consiste en señalar que esta es una nueva crisis caracterizada por los problemas de endeudamiento. Se confunde efecto con causa u origen. La crisis actual es una etapa de la anterior que va mutando en el tiempo y es parte de un fenómeno estructural que se agrava y detona con elementos específicos. Entre 2007 y mediados del 2008 se observó una situación de estanflación moderada. Después vino la etapa recesiva especialmente entre el tercer trimestre del 2008 y durante todo el primer semestre del 2009. Luego como resultado de las intensas políticas monetarias y fiscales anticíclicas aplicadas en el periodo previo se logró una recuperación parcial. Desde inicios del 2011 es clara la marcada desaceleración en el crecimiento económico.
Las condiciones actuales son diferentes a las anteriores. Esta nueva fase se produce cuando ya se han aplicado intensamente políticas monetarias y fiscales anticíclicas. En la detonación previa de 2008 faltaba liquidez internacional y en cambio ahora es muy abundante. Las tasas de interés de referencia se mantienen en sus valores límite inferiores. Ya no se pueden reducir más. El peligro actual de políticas monetarias expansivas, es que ante la incertidumbre, simplemente se alimente el sistema con más liquidez que avive en primera instancia los mercados especulativos de las materias primas. Los escenarios posibles son diversos: estanflación moderada o deflación si predominan las tendencias recesivas.
Se debe internalizar que esta nueva etapa podría ser algo diferente a las anteriores. El impacto del canal financiero sería menor. Los términos de intercambio podrían decrecer por los menores precios internacionales de los metales de uso industrial, aunque contrarrestados por el oro y la plata. Habría una menor demanda para nuestras exportaciones, aunque probablemente no se produciría una depreciación del sol. Sin embargo, no hay que olvidar que todas estas son hipótesis, ya que la economía internacional está cambiando día a día.
Es un hecho evidente que la economía internacional se está desacelerando y que podríamos arribar a una situación más compleja el próximo año. Es importante diseñar desde ahora diferentes escenarios y prever rumbos alternativos de acción. Ya se inició la discusión entre los que señalan que es necesario actuar, desde ahora, preventivamente, respecto de quienes sostienen que se debe reaccionar recién cuando se manifiesten los efectos de la nueva crisis internacional. A la par de esta sana polémica, es necesario discutir la naturaleza de esta nueva crisis y sus canales de transmisión, ya que no necesariamente serán iguales a lo ocurrido entre 2008 y 2009.
Un error común de los analistas tradicionales consiste en señalar que esta es una nueva crisis caracterizada por los problemas de endeudamiento. Se confunde efecto con causa u origen. La crisis actual es una etapa de la anterior que va mutando en el tiempo y es parte de un fenómeno estructural que se agrava y detona con elementos específicos. Entre 2007 y mediados del 2008 se observó una situación de estanflación moderada. Después vino la etapa recesiva especialmente entre el tercer trimestre del 2008 y durante todo el primer semestre del 2009. Luego como resultado de las intensas políticas monetarias y fiscales anticíclicas aplicadas en el periodo previo se logró una recuperación parcial. Desde inicios del 2011 es clara la marcada desaceleración en el crecimiento económico.
Las condiciones actuales son diferentes a las anteriores. Esta nueva fase se produce cuando ya se han aplicado intensamente políticas monetarias y fiscales anticíclicas. En la detonación previa de 2008 faltaba liquidez internacional y en cambio ahora es muy abundante. Las tasas de interés de referencia se mantienen en sus valores límite inferiores. Ya no se pueden reducir más. El peligro actual de políticas monetarias expansivas, es que ante la incertidumbre, simplemente se alimente el sistema con más liquidez que avive en primera instancia los mercados especulativos de las materias primas. Los escenarios posibles son diversos: estanflación moderada o deflación si predominan las tendencias recesivas.
Se debe internalizar que esta nueva etapa podría ser algo diferente a las anteriores. El impacto del canal financiero sería menor. Los términos de intercambio podrían decrecer por los menores precios internacionales de los metales de uso industrial, aunque contrarrestados por el oro y la plata. Habría una menor demanda para nuestras exportaciones, aunque probablemente no se produciría una depreciación del sol. Sin embargo, no hay que olvidar que todas estas son hipótesis, ya que la economía internacional está cambiando día a día.
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