Tratando de medir la pobreza (9): ¿Un nuevo ministerio, un nuevo enfoque
Por Hans Rothgiesser
Una noticia que tiene harta relevancia económica, pero a la cual apenas se le ha dado bola es la creación de un nuevo ministerio y el reordenamiento de las funciones en el gabinete. ¿Alguien se acuerda de todo lo que discutimos acerca de la creación del último ministerio, el de cultura? ¿Cómo le dimos mil vueltas al tema de los temas que incluiría, de la orientación que tendría el Estado con respecto al tema de la cultura, de los costos en burocracia que se estarían generando, etc, etc? Y no es para menos. La creación de un ministerio nuevo son palabras mayores. Pues el de inclusión parece que no tanto, porque llegó sin previo aviso y ahora a ver qué es lo que pasa.
Oh, sí, yo sé que se mencionó durante la campaña y que no debería sorprender. Pero, hey, durante la campaña se ofrecieron montones de cosas, algunas con sentido, otras sin sentido y muchas de ellas contradictorias. Así que eso no debería ser una razón para no estar sorprendido cuando de pronto sí se crea el ministerio. Y, lo que es más curioso, que su creación no sea anunciada o explicada por el presidente de la nación o por el primer ministro, sino por el multi-ministro Kurt Burneo, quien durante la semana pasada ha hecho de todo, menos atender a su actual ministerio, el de la producción. Ok, amigo Burneo. Entendemos que el ministerio de la producción se te entregó como premio consuelo. Pero, ¿podrías brindarle un poquito de atención, por lo menos? ¿Fingir que te interesa? Digo, porque ahí hay temas que son harto relevantes y que no deberían estar quedando al viento, como las iniciativas para incluir a la economía formal a las mype o como la revisión del nuevo sistema de regulación en la pesca. O, en todo caso, la elección de quien será el verdadero primer ministro de la producción de este régimen.
Pues bien, el que el nuevo ministerio sea de “inclusión” y no de “lucha contra la pobreza” o de “programas sociales” o qué sé yo ya es un problema. Y es que el concepto de la inclusión es harto manipulable. El amigo Miguel Santillana lo trata en este post y creo que tiene razón. Pero además, como él también lo pone, cuando la pobreza se aborda desde el Estado, se crea la oportunidad de clientelismo político. Ningún peruano que haya vivido el segundo gobierno de Fujimori debería necesitar que se le explique eso. En ese sentido, el monitoreo de los programas sociales y la medición de los avances en reducción de la pobreza van a ser clave. Los vigilantes que nunca tuvimos ni tendremos deberían estar atentos a esto.
Por el otro lado está que “inclusión” es difícil de agarrar en el mundo real. O sea, en el discurso político electoral es fácil: Que el grueso de la población acceda a los beneficios del crecimiento económico. Fácil y todos aplaudimos. Pero en la práctica no es tan sencillo. Por ejemplo, para algunos puede ser a través de asistencialismo -llámenlo como quieran: regalar dinero es asistencialismo y se justifica económicamente solamente en ciertas condiciones- y para otros puede ser metiéndolos al sistema. Chequeen esta entrevista que De Althaus le hace a Carlos Casas.
La entrevista es sobre ese pronunciamiento que sacaron no sé cuántos doctores en economía peruanos acerca de la preocupación de que el actual gobierno no eche a perder los fundamentos del crecimiento económico. Pero terminan hablando acerca de cómo alcanzar la inclusión. Para Carlos Casas una línea de acción importante es barrer con los obstáculos que tienen las mype para formalizarse, de tal manera que sean incluidos a la economía formal (amigo Burneo, ¿estás tomando nota…?), reducir los sobrecostos de la contratación de personal formal (opuesto totalmente al incremento artificial del salario mínimo, por ejemplo), etc. No olvidemos que en el Perú más de la mitad de los trabajadores están en el sector informal y eso no es casualidad. Responde a una serie de razones estructurales que el actual gobierno no tiene planeado abordar, si es que nos dejamos guiar por sus pronunciamientos, planes, hojas de ruta y similares.
Comentario aparte merece el rollo como se está vendiendo la preocupación por la inclusión al sector privado y al segmento más conservador de la población: Que solamente reduciendo la exclusión se podrá obtener mayor apoyo de la población para decisiones macroeconómicas que afectan al día a día de la gente. Y yo creo que eso es un error. Esto no es un asunto frío de cálculo político o de proyección financiera. Esto es un asunto económico clásico: Cómo hacemos para con los recursos con los que contamos estar cada vez mejor todos. Es la pregunta básica que dio origen a la disciplina de la economía y tiene que ver con un dilema humano básico. Luchar contra la idea de que la economía es una torta que nos la tenemos que repartir (Marx mostraba que eso era un error), sino que dependiendo de cómo combinemos lo que tenemos, podremos generar más valor para que todos salgamos ganando.
Reducir la pobreza y permitir que la mayor parte de la población acceda a los beneficios del crecimiento económico no es una preocupación nueva en el mundo y en el Perú mucho menos. Lo que sería nuevo sería una aproximación técnica y responsable al tema. Y con medidas de corto plazo que crea efectos artificiales no se va a lograr, sino abordando los temas de fondo, como educación (que ya tiene su ministerio) y promoción del empleo formal (que también tiene su ministerio). Quizás aplicando programas en una actividad ligada a la lucha contra la pobreza, como lo es la agricultura (que también tiene su ministerio).
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