Las “medias” verdades del salario mínimo
Por Otra Mirada
A menos de un mes del cambio de Gobierno han empezado a perfilarse interesantes discusiones en torno al conjunto de promesas electorales hechas por Gana Perú.
En esta última semana, la propuesta del incremento en S/.150 del salario mínimo -SM- (que significaría pasar de S/. 600 a S/.750) ha sido la que más polvo ha levantado en las diferentes redacciones de medios y analistas especialistas en el tema. A continuación pasamos a realizar un resumido análisis respecto a este tópico.
Empecemos por entender ¿cómo se determina el salario mínimo en el Perú? La institución encargada de proponer los cambios en el SM no es ni el Presidente de la Republica, ni el Congreso, sino el Consejo Nacional del Trabajo (CNT) que lo constituye el sector empleador, trabajador y Gobierno.
De acuerdo al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), los requerimientos de modificaciones en el SM deben incorporar la evolución de las variables inflación y productividad. Considerar a la inflación tiene como propósito garantizar una mínima calidad en el bienestar de los individuos, al defender su poder adquisitivo. Mientras que la productividad busca reflejar el incremento efectivo del aporte de la mano de obra en el proceso productivo.
Respecto a la inflación, si bien ha venido experimentándose un leve incremento en los precios en los últimos meses lo cierto es que éste no es significativo. Entonces, la discusión central se enfoca en la variable productividad. La productividad es una variable no observable, por lo tanto para poder medirla hay que hacer uso de variables que nos aproximen (“proxy”) a dicho indicador. Para este cometido vamos a hacer uso de la productividad laboral por trabajador y productividad laboral por hora, ambos valores calculados por el Centro de crecimiento y desarrollo económico de la Universidad de Groningen, una entidad especializada en el tema.
Gráfico. Productividad Laboral (LP) por hora y por trabajador en el Perú.
Fuente: Universidad de Groningen. Elaboración: Otra Mirada
De acuerdo al gráfico, en los últimos 10 años la productividad laboral en el país (medida por estas dos variables) ha experimentado un crecimiento sostenido. La tendencia es clara. Esto quiere decir que se ha incrementado sustancialmente el aporte de la mano de obra en los distintos procesos productivos.
Por lo tanto, si consideramos a la inflación y a la productividad laboral como determinantes de un incremento en el SM, resulta legítima una revisión del tema. Más aun si incorporamos en el análisis a la “congelación” del SM en S/.550 por más de 3 años (entre septiembre de 2007 hasta diciembre de 2010 cuando se inicio el incremento al monto actual de S/. 600) Las cifras son claras; no nos dejemos confundir. Por motivo de espacio es que en un próximo artículo complementaremos el tema con una revisión de los supuestos efectos “negativos” de un incremento del SM en el empleo.
A menos de un mes del cambio de Gobierno han empezado a perfilarse interesantes discusiones en torno al conjunto de promesas electorales hechas por Gana Perú.
En esta última semana, la propuesta del incremento en S/.150 del salario mínimo -SM- (que significaría pasar de S/. 600 a S/.750) ha sido la que más polvo ha levantado en las diferentes redacciones de medios y analistas especialistas en el tema. A continuación pasamos a realizar un resumido análisis respecto a este tópico.
Empecemos por entender ¿cómo se determina el salario mínimo en el Perú? La institución encargada de proponer los cambios en el SM no es ni el Presidente de la Republica, ni el Congreso, sino el Consejo Nacional del Trabajo (CNT) que lo constituye el sector empleador, trabajador y Gobierno.
De acuerdo al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), los requerimientos de modificaciones en el SM deben incorporar la evolución de las variables inflación y productividad. Considerar a la inflación tiene como propósito garantizar una mínima calidad en el bienestar de los individuos, al defender su poder adquisitivo. Mientras que la productividad busca reflejar el incremento efectivo del aporte de la mano de obra en el proceso productivo.
Respecto a la inflación, si bien ha venido experimentándose un leve incremento en los precios en los últimos meses lo cierto es que éste no es significativo. Entonces, la discusión central se enfoca en la variable productividad. La productividad es una variable no observable, por lo tanto para poder medirla hay que hacer uso de variables que nos aproximen (“proxy”) a dicho indicador. Para este cometido vamos a hacer uso de la productividad laboral por trabajador y productividad laboral por hora, ambos valores calculados por el Centro de crecimiento y desarrollo económico de la Universidad de Groningen, una entidad especializada en el tema.
Gráfico. Productividad Laboral (LP) por hora y por trabajador en el Perú.
Fuente: Universidad de Groningen. Elaboración: Otra Mirada
De acuerdo al gráfico, en los últimos 10 años la productividad laboral en el país (medida por estas dos variables) ha experimentado un crecimiento sostenido. La tendencia es clara. Esto quiere decir que se ha incrementado sustancialmente el aporte de la mano de obra en los distintos procesos productivos.
Por lo tanto, si consideramos a la inflación y a la productividad laboral como determinantes de un incremento en el SM, resulta legítima una revisión del tema. Más aun si incorporamos en el análisis a la “congelación” del SM en S/.550 por más de 3 años (entre septiembre de 2007 hasta diciembre de 2010 cuando se inicio el incremento al monto actual de S/. 600) Las cifras son claras; no nos dejemos confundir. Por motivo de espacio es que en un próximo artículo complementaremos el tema con una revisión de los supuestos efectos “negativos” de un incremento del SM en el empleo.
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