ORGIA DE GANANCIAS MINERAS PARTE II
Por Jorge Manco Zaconetti *
De allí, la explicación de los altos ejecutivos de la minera en New York frente a sus accionistas de Newmont, Buenaventura y el Banco Mundial sobre la necesidad de explotar las reservas adyacentes que subyacen en el suelo del distrito cajamarquino de La Encañada en especial del Cerro Quillish donde subyacen “los ojos de agua” que abastecen a la ciudad de Cajamarca.
Múltiples deben ser las razones para explicar estos menores volúmenes producidos mas el sentido común señala la fuerte oposición de las comunidades campesinas hacia la expansión de la minera, en especial de la explotación del Cerro Quillish que tendría un potencial superior a los 5 millones de onzas. También debería considerarse las políticas de venta a futuro de Mra. Yanacocha con precios menores a los vigentes en el mercado internacional. Evidentemente sin la necesaria licencia social esto será fuente de renovados conflictos sociales, de allí la necesidad de una mayor participación del Estado en la renta minera.
Sin embargo a pesar de los menores volúmenes producidos en relación al pico del 2005, Mra. Yanacocha ha obtenido utilidades extraordinarias gracias al efecto precio entre los años 2005 al 2010, rentas extraordinarias que no han sido compartidas con el Estado ni con la población local. De allí la necesidad de analizar la estructura del total de costos de producción en especial los costos directos y el comportamiento de la depreciación, desgastes y amortizaciones que constituyen en verdad recuperos de capital, valores que se cargan a costos y que hasta cierto punto constituyen “ganancias escondidas”.
Con la información correspondiente a los Reportes Anuales y Trimestrales de la Newmont Mining Corporation principal accionista y operador de Mra. Yanacocha, los costos de producción y costos directos pasan de los 144 dólares la onza en el 2004 a más de 431 dólares en el 2010, es decir experimentan una variación de 199%, casi igual a la variación de los precios internacionales promedio del oro, que pasó de los 409.9 dólares la onza en el 2004 a los 1,225.1 la onza en el 2010. Es decir, precios y costos de producción se incrementaron en la misma proporción, lo cual es bastante raro.
La evolución de los costos de producción y costos directos ha sido de 144 dólares en el 2004, para llegar a los 142 en el 2005, incrementarse a los 175 dólares la onza en el 2006, dar un salto hacia los 310 dólares en el 2007 para seguir trepando en el 2008 con costos de 354 dólares la onza y disminuir en el 2009 a los 322 dólares para volver a remontar los 431 dólares la onza de oro en el 2010.
En el cuadro en referencia “Mra. Yanacocha: Precio del Oro, Estructura del Costo Total de Producción y Margen Bruto de Ganancias”, fuera de destacar los valores alcanzados por los costos de producción y costos directos, debiera llamar la atención los royalties e impuestos a la producción que hasta el 2008 declaran como partidas que se cargan al costo total, por valores de 16 dólares por onza en dicho año, de 13 dólares en el 2007, llegando a los 14 dólares en el 2006, de 11 dólares en el 2005. Es decir, ¡Mra. Yanacocha no le paga regalías al Estado pero carga a costos una partida de royalties como concepto privado!
Si se tiene presente que el royalty era de 2 dólares por onza producida en el 2004, ello significaba que cargaban al costo regalías privadas por un valor de 5.8 millones de dólares con una producción de 2.908 millones de onza para dicho año; sin embargo en el 2008 con una producción de 1.807 millones de onza de oro, el valor de las regalías cargadas al costo resultaban superiores a los 28.9 millones de dólares, con una regalía de 16 dólares por onza producida.
Al término de la vigencia de los contratos de estabilidad jurídica, tributaria y administrativa que tienen una duración de 15 años, solamente las operaciones antiguas que empezaron en 1992, 1993, 1994 con producción marginal económicamente rentable por los extraordinarios precios del oro, es que recién desde el 2009 están abonando regalías.
En el cuadro citado debiera llamar la atención el rubro de la “depreciación, desgastes (depletion), y amortizaciones que incrementan los valores del costo total de producción, lo cual constituye “una sacada de vuelta al fisco” .Así, en el 2004 se cargaba al costo por onza producida el equivalente a 65 dólares, en el 2005 la suma de 62 dólares, para trepar a los 67 dólares en el 2006 y saltar a los 103 dólares en el 2007 y mantenerse sobre los 90 dólares la onza en el 2008, 2009 y 2010 que sumó los 95 dólares.
Si desde el punto de vista económico/contable se deprecia el capital, maquinaria y equipo, y se amortizan los intangibles como el valor económico que tendrían las reservas auríferas, debiera ser evidente que tales rubros constituyen recuperaciones del capital que en el marco tributario vigente está reconocido con el beneficio tributario de la depreciación acelerada, donde se deprecia hasta el 20 % del valor anual. Mas lo curioso sería la partida “desgastes” que debiera entenderse como costo asumido por factor agotamiento de las reservas.
Esta contabilidad de los costos de producción de la más importante empresa minera del país, que tiene en su haber grandes pasivos sociales como la desgracia de Choropampa, la contaminación de lagunas y los abusos permanentes frente al campesinado, debiera hacernos repensar la necesidad de imponer un impuesto a la sobreganancias mineras y una correcta valorización de nuestros recursos naturales defendiendo el interés público.
Si las empresas trasnacionales que explotan recursos naturales no renovables como los mineros pueden cargar a sus costos la amortización de intangibles, las regalías como asunto privado e incluso cargar a los costos de producción la partida de “desgaste”, el interés público debiera tener en el Estado un regulador y fiscalizador del patrimonio minero. Frente a ello una nueva política minera debiera valorizar el conjunto de los efectos positivos y negativos de la actividad minera o petrolera.
Si las empresas privadas cargan a costos el efecto desgaste o agotamiento (depletion) por onza producida, debiera ser evidente que el Estado tuviese una participación al respecto diferenciada del abono de las regalías. Ello es más urgente y necesario si se trata de una coyuntura de bonanza de precios donde se acelera irracionalmente la explotación de los recursos mineros no renovables.
En la parte final del cuadro se expone el total de los costos unitarios de producción sumando todos los costos, los costos de producción y costos directos, más los royalties, los costos de extracción diferida y otros costos más la depreciaciones, desgaste y amortizaciones y los costos por denuncios, cierres mineros y gastos de ampliación.
Investigador de UNMSM y Consultor *
La tesis de un impuesto extraordinario a las utilidades mineras tiene aparentemente un mayor consenso social, incluso los dos candidatos que pugnan por alcanzar la presidencia de la República el 5 de junio próximo han sostenido la necesidad de una mayor participación fiscal en la renta minera en razón de la bonanza de los precios de los minerales, en especial del oro, plata, cobre, zinc etc. y las excepcionales tasas de rentabilidad que obtienen las empresas mineras, en especial aquellas que no abonan regalías y cargan a costos factores como el agotamiento de reservas, royalties privados e inusuales montos por depreciación y amortización de intangibles.
Por ello, se trata en el presente artículo argumentar sobre la necesidad del impuesto extraordinario considerando como caso de estudio la situación económica financiera de la empresa Mra. Yanacocha, principal productor aurífero del país que opera en el departamento de Cajamarca con una fuerte oposición de la población, en particular de las comunidades campesinas y los gobiernos locales.
Por ello, se trata en el presente artículo argumentar sobre la necesidad del impuesto extraordinario considerando como caso de estudio la situación económica financiera de la empresa Mra. Yanacocha, principal productor aurífero del país que opera en el departamento de Cajamarca con una fuerte oposición de la población, en particular de las comunidades campesinas y los gobiernos locales.
En el artículo anterior demostramos la falta de correlación entre los precios internacionales del oro que superan los 1,520 dólares la onza en la primera semana de mayo con tendencia al aumento, frente a la producción interna aurífera con una disminución relativa en relación a la producción del 2005. Así, en el 2010 la producción doméstica de oro sumaba los 5.253 millones de onzas frente al pico alcanzado en el 2005 que alcanzó los volúmenes de 6.687 millones de onzas. Es decir en este lapso la disminución en la producción interna era en términos absolutos de 1.434 millones de onzas menos, es decir una variación negativa del 21%.
Sin embargo, la disminución de Mra. Yanacocha la principal productora interna de oro ha sido más fuerte para el referido período, no solo por los rendimientos marginales de sus primeras operaciones como Carachugo, Maqui Maqui sino sobre todo por los conflictos sociales. Así, de una producción alcanzada en el 2005 de 3.317 millones de onzas de oro se disminuye a una producción de 1.462 millones en el 2010, es decir, una producción menor equivalente a 1.855 millones de onzas lo que representa una caída del 56%. Es decir, la disminución de Mra. Yanacocha más que duplica la menor producción interna.
De allí, la explicación de los altos ejecutivos de la minera en New York frente a sus accionistas de Newmont, Buenaventura y el Banco Mundial sobre la necesidad de explotar las reservas adyacentes que subyacen en el suelo del distrito cajamarquino de La Encañada en especial del Cerro Quillish donde subyacen “los ojos de agua” que abastecen a la ciudad de Cajamarca.
Múltiples deben ser las razones para explicar estos menores volúmenes producidos mas el sentido común señala la fuerte oposición de las comunidades campesinas hacia la expansión de la minera, en especial de la explotación del Cerro Quillish que tendría un potencial superior a los 5 millones de onzas. También debería considerarse las políticas de venta a futuro de Mra. Yanacocha con precios menores a los vigentes en el mercado internacional. Evidentemente sin la necesaria licencia social esto será fuente de renovados conflictos sociales, de allí la necesidad de una mayor participación del Estado en la renta minera.
Sin embargo a pesar de los menores volúmenes producidos en relación al pico del 2005, Mra. Yanacocha ha obtenido utilidades extraordinarias gracias al efecto precio entre los años 2005 al 2010, rentas extraordinarias que no han sido compartidas con el Estado ni con la población local. De allí la necesidad de analizar la estructura del total de costos de producción en especial los costos directos y el comportamiento de la depreciación, desgastes y amortizaciones que constituyen en verdad recuperos de capital, valores que se cargan a costos y que hasta cierto punto constituyen “ganancias escondidas”.
SOBRE LOS COSTOS Y COSTAS
En verdad, el análisis contable y financiero de la estructura de costos nos demuestra el comportamiento de los mismos en el período 2004/2010. Resulta evidente que con el incremento del precio internacional también aumenten los costos de producción y costos directos como los gastos de la maquinaria y equipo, los servicios de terceros, las remuneraciones, la variación de existencias etc., es decir todos los costos que están asociados a los costos de mina, operativos.
Con la información correspondiente a los Reportes Anuales y Trimestrales de la Newmont Mining Corporation principal accionista y operador de Mra. Yanacocha, los costos de producción y costos directos pasan de los 144 dólares la onza en el 2004 a más de 431 dólares en el 2010, es decir experimentan una variación de 199%, casi igual a la variación de los precios internacionales promedio del oro, que pasó de los 409.9 dólares la onza en el 2004 a los 1,225.1 la onza en el 2010. Es decir, precios y costos de producción se incrementaron en la misma proporción, lo cual es bastante raro.
La evolución de los costos de producción y costos directos ha sido de 144 dólares en el 2004, para llegar a los 142 en el 2005, incrementarse a los 175 dólares la onza en el 2006, dar un salto hacia los 310 dólares en el 2007 para seguir trepando en el 2008 con costos de 354 dólares la onza y disminuir en el 2009 a los 322 dólares para volver a remontar los 431 dólares la onza de oro en el 2010.
En el cuadro en referencia “Mra. Yanacocha: Precio del Oro, Estructura del Costo Total de Producción y Margen Bruto de Ganancias”, fuera de destacar los valores alcanzados por los costos de producción y costos directos, debiera llamar la atención los royalties e impuestos a la producción que hasta el 2008 declaran como partidas que se cargan al costo total, por valores de 16 dólares por onza en dicho año, de 13 dólares en el 2007, llegando a los 14 dólares en el 2006, de 11 dólares en el 2005. Es decir, ¡Mra. Yanacocha no le paga regalías al Estado pero carga a costos una partida de royalties como concepto privado!
Si se tiene presente que el royalty era de 2 dólares por onza producida en el 2004, ello significaba que cargaban al costo regalías privadas por un valor de 5.8 millones de dólares con una producción de 2.908 millones de onza para dicho año; sin embargo en el 2008 con una producción de 1.807 millones de onza de oro, el valor de las regalías cargadas al costo resultaban superiores a los 28.9 millones de dólares, con una regalía de 16 dólares por onza producida.
Al término de la vigencia de los contratos de estabilidad jurídica, tributaria y administrativa que tienen una duración de 15 años, solamente las operaciones antiguas que empezaron en 1992, 1993, 1994 con producción marginal económicamente rentable por los extraordinarios precios del oro, es que recién desde el 2009 están abonando regalías.
En el cuadro citado debiera llamar la atención el rubro de la “depreciación, desgastes (depletion), y amortizaciones que incrementan los valores del costo total de producción, lo cual constituye “una sacada de vuelta al fisco” .Así, en el 2004 se cargaba al costo por onza producida el equivalente a 65 dólares, en el 2005 la suma de 62 dólares, para trepar a los 67 dólares en el 2006 y saltar a los 103 dólares en el 2007 y mantenerse sobre los 90 dólares la onza en el 2008, 2009 y 2010 que sumó los 95 dólares.
Si desde el punto de vista económico/contable se deprecia el capital, maquinaria y equipo, y se amortizan los intangibles como el valor económico que tendrían las reservas auríferas, debiera ser evidente que tales rubros constituyen recuperaciones del capital que en el marco tributario vigente está reconocido con el beneficio tributario de la depreciación acelerada, donde se deprecia hasta el 20 % del valor anual. Mas lo curioso sería la partida “desgastes” que debiera entenderse como costo asumido por factor agotamiento de las reservas.
Esta contabilidad de los costos de producción de la más importante empresa minera del país, que tiene en su haber grandes pasivos sociales como la desgracia de Choropampa, la contaminación de lagunas y los abusos permanentes frente al campesinado, debiera hacernos repensar la necesidad de imponer un impuesto a la sobreganancias mineras y una correcta valorización de nuestros recursos naturales defendiendo el interés público.
Si las empresas trasnacionales que explotan recursos naturales no renovables como los mineros pueden cargar a sus costos la amortización de intangibles, las regalías como asunto privado e incluso cargar a los costos de producción la partida de “desgaste”, el interés público debiera tener en el Estado un regulador y fiscalizador del patrimonio minero. Frente a ello una nueva política minera debiera valorizar el conjunto de los efectos positivos y negativos de la actividad minera o petrolera.
Si las empresas privadas cargan a costos el efecto desgaste o agotamiento (depletion) por onza producida, debiera ser evidente que el Estado tuviese una participación al respecto diferenciada del abono de las regalías. Ello es más urgente y necesario si se trata de una coyuntura de bonanza de precios donde se acelera irracionalmente la explotación de los recursos mineros no renovables.
En la parte final del cuadro se expone el total de los costos unitarios de producción sumando todos los costos, los costos de producción y costos directos, más los royalties, los costos de extracción diferida y otros costos más la depreciaciones, desgaste y amortizaciones y los costos por denuncios, cierres mineros y gastos de ampliación.
Sumando el conjunto de las partidas determinantes del costo total se tienen valores de 207 dólares la onza para el 2004 que restados del precio promedio internacional de 409.9 dólares la onza, se obtiene un margen bruto unitario de 202.9 dólares por onza. En el 2010 con precios promedio del oro de 1,225.1 dólares la onza, el total de costo unitario era de 528 dólares con lo cual el margen bruto unitario o excedente era de 697 dólares por onza.
Este margen bruto unitario de ganancia puede ser equiparado a la utilidad bruta por onza producida, es decir el excedente económico previo a las deducciones por gasto de ventas y administrativos, a los gastos financieros y a las participaciones de los trabajadores y el impuesto a la renta abonado al fisco.
¿DONDE ESTÁN LAS GANANCIAS EXTRAORDINARIAS?
La empresa Mra. Yanacocha en el 2004 con una producción de 2.908 millones de onzas, y un precio promedio del oro estimado en onza fina de 409.9 dólares obtuvo una utilidad neta de 390.3 millones de dólares; en el 2006 con una producción de 2.612 millones de onzas y un precio promedio del oro de 604.6 dólares la onza generó 567.7 millones de dólares por concepto de utilidades netas. Por efecto precio el comportamiento de utilidades netas ha sido creciente.
En el 2008 con una producción de 1.807 millones de onzas y un precio promedio del oro de 872.7 dólares la onza generó 463.8 millones de dólares por concepto de utilidades netas; en el 2009 con una producción de 2.058 millones de onzas y un precio promedio del oro de 973.6 dólares la onza obtuvo 712.8 millones de dólares por concepto de utilidades netas, y en el 2010 con una producción disminuida de 1.462 millones de onzas con una cotización promedio del oro de 1,225.1 dólares la onza, tuvo una utilidad neta de 591 millones de dólares. Es decir, ¡a una menor producción una mayor utilidad!
Resulta evidente que la utilidad neta es una utilidad residual donde se deducen los costos de venta, gastos de venta y administrativos, los gastos financieros. A ello se debe sumar los pagos por participaciones de trabajadores y los abonos del impuesto a la renta. En tal sentido la utilidad neta es la utilidad que se presenta a los accionistas y será decisión de los mismos cuánto de ella se reinvierte y cuánto de redistribuye en función de la calidad de los accionistas.
Sin embargo, a diferencia de otros analistas que estiman la rentabilidad extraordinaria en función del comportamiento de la utilidad neta, nosotros consideramos la utilidad extraordinaria a partir del margen bruto unitario, que resulta de la diferencia entre el precio promedio internacional por onza y el costo total unitario. Por ello en el segundo cuadro “Minera Yanacocha S.R.L. Exceso de Ganancias por Onza Producida”, nos expone la rentabilidad considerando los márgenes brutos obtenidos en el 2004.
Asumiendo la rentabilidad obtenida en el 2004 como una rentabilidad normal con precio promedio de 409.9 dólares la onza y un costo total por onza de 207 dólares la onza, el margen bruto unitario por onza producida era de 202.9 dólares. Si se tiene en consideración que a partir del año 2004 los precios del oro asumen una tendencia ascendente que no se detiene hasta el presente con precios superiores a los 1,520 dólares, debiera ser evidente que todos los excesos por encima del margen bruto unitario de ganancia del 2004 constituyen ganancias extraordinarias que no explican por innovaciones tecnológicas o incrementos de productividad de capital.. ..y del trabajo
Así, el exceso de utilidad en el 2005 en relación al 2004 era de 33.4 dólares por onza producida, en el 2006 se incrementaba a los 156.7 dólares por onza producida, en el 2007 se experimenta una disminución en el exceso de rentabilidad arribando a los 72.5 dólares en relación al margen bruto unitario del 2004.
A partir del 2008 el exceso de rentabilidad en relación al margen bruto unitario del 2004 se incrementa vertiginosamente llegando a los 226.8 dólares por onza producida, para ir cuesta arriba en el 2009 con un exceso de utilidad bruta de 357.7 dólares por onza producida y casi alcanzar los 500 (494.2 dólares) de excesiva utilidad por onza producida en el 2010.
EPILOGO
Esta realidad económica de ganancias extraordinarias que no se explican por innovaciones tecnológicas ni incrementos de la productividad del capital, sino como se ha demostrado a una coyuntura internacional favorable en los precios del oro, impone una mayor participación del Estado en la renta minera. Ello es absolutamente necesario para otorgarle viabilidad en el mediano y largo plazo a la actividad minera que se desenvuelve en el Perú.
Solamente la mezquina avaricia de los “dueños de las minas” y del llamado “cogollo minero” conformado por las empresas Mra. Yanacocha, Mra. Barrick Misquichilca, Mra. Antamina, Mra. Tintaya, Mra. Cerro Verde, Mra. Buenaventura, se opondrán a la aplicación del impuesto extraordinario a la minería con argumentos varios relacionados con la pérdida de competitividad, retracción de inversiones, fuga de capitales hacia Chile y una serie de razones sin mayor sustento.
En el caso de Mra. Yanacocha hemos demostrado la rentabilidad extraordinaria obtenida a partir del 2005 con menores volúmenes producidos. Por ello, por principio de justicia redistributiva y equidad social, tales excesos de utilidad deben ser compartidos con el titular de los recursos naturales que es la Nación representada por el Estado, y con los gobiernos locales de Cajamarca para el desarrollo de ventajas competitivas, una genuina inversión social a través de una educación de calidad y salud integral, para hacer de la minería una palanca del desarrollo en el país.
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