TRANSNACIONALES ¿LOS NUEVOS VIRREYES?
El proceso de globalización que el Perú ha emprendido es complejo y heterogéneo, y en muchos casos el balance es nebuloso respecto a los beneficios y perjuicios por la apertura de mercados, la entrada masiva de importaciones subsidiadas y la creciente competencia foránea, a menudo desleal. Sin embargo, en este panorama hay un grupo de claros ganadores: las grandes empresas transnacionales, que han visto multiplicarse su riqueza y poder de la mano de la globalización.
La economía peruana ha estado históricamente ligada a la influencia de empresas extranjeras; desde las casas mercantiles españolas del virreinato, pasando por los grandes prestamistas ingleses durante el auge del guano, los barones extranjeros del caucho, y el imperio que la norteamericana Cerro de Pasco Corporación construyó en los andes centrales. El Perú, una y otra vez, ha visto su desarrollo estimulado, distorsionado, e incluso bloqueado, por las decisiones y acciones de grandes empresas extranjeras percibidas como intocables.
En ese sentido, la novedad está en el considerable poderío que han adquirido estos “gigantes” desde los años 90, cuando con Fujimori se impusieron políticas neoliberales, que continúan hasta hoy, las cuales pusieron énfasis en privilegiar a la inversión extranjera. Así, la inversión a cargo de estas transnacionales ha venido creciendo de manera impresionante, cuadruplicando su volumen entre 1994 y el 2006, pasando de 4 mil a 15 mil millones de dólares.
¿Quienes han liderado de esta ola de inversiones?. Las transnacionales de cuatro países: España, Estados Unidos, México y Chile. Las inversiones acumuladas por ellos sobrepasan los US$ 10 mil millones. Esa cifra equivale al 10% del PBI del Perú; es decir al 10% del valor de todos los bienes y servicios que 27 millones de peruanos generamos anualmente.
¿Que es una transnacional?
En su definición más sencilla, “transnacional” es aquella empresa que opera en varios países, y cuyos planes y objetivos son planteados con una perspectiva global. Así, empresas como Microsoft, Shell, Nestlé, McDonald, Sony, Nike, son algunos ejemplos de transnacionales.
Las transnacionales tienen características y comportamientos radicalmente diferentes de las empresas “tradicionales”. En su búsqueda de ganancias, las transnacionales prefieren lugares donde hay menos derechos, menos salarios y menos controles mediambientales. Estas transnacionales gozan de enorme poder económico, siendo que el poder y los recursos de algunas de ellas son mayores a los de muchos países. ¡Hay transnacionales cuyo valor es mayor que el Producto Bruto Interno del Perú!
Ello se traduce en una enorme influencia política. Las transnacionales pueden hacer elegir y derrocar presidentes. Pueden lograr que gobiernos soberanos sean enjuiciados, aislados y sometidos a sanciones. Pueden disolver y bloquear acuerdos y tratados. Un ejemplo de ello lo tuvimos los peruanos durante la negociación del TLC con Estados Unidos, cuando varias importantes transnacionales que tenían litigios con el Gobierno Peruano hicieron uso de sus influencias y contactos en Washington para imponer que se solucionasen en su favor dichos litigios, bajo amenaza de paralizar la negociación del TLC.
La influencia de las transnacionales en nuestra vida crece día a día. Al elegir que, donde y como compramos, el uso de tal o cual servicio, somos - querámoslo o no- clientes y usuarios de empresas foráneas o controladas por foráneos. Privilegios pa ra el Extranjero De 1990 a la fecha, las políticas del Estado Peruano se han alineado fervorosamente con el principio del Consenso de Washington de apertura al capital extranjero sin restricciones, multiplicando las ventajas y garantías a las transnacionales.
Estas garantías se han dado a través de los más diversos niveles: especificaciones en la Constitución Política, convenios de estabilidad entre las transnacionales y el Estado, adhesión del Perú a convenios internacionales de protección a las inversiones. También acuerdos con otros países, de los que quizá el máximo ejemplo es el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos que ha otorgado a las inversiones norteamericanas beneficios y privilegios.
¿Y cuáles son esos beneficios concedidos a las transnacionales que vienen de Estados Unidos?. Entre los principales podemos mencionar: n Trato Nacional: significa que todo beneficio o derecho concedido al empresario peruano, automáticamente se le concede al extranjero. Así, el Estado renuncia a su capacidad de establecer políticas dirigidas a fortalecer al productor nacional.
- Trato de Nación Más Favorecida: cualquier beneficio que el Perú conceda a otra nación, automáticamente se hace extensiva a las empresas de EE.UU. sin necesidad de contrapartida por parte de ellas o del gobierno norteamericano. Por ejemplo, si el Perú concediese a Bolivia un trato favorable a cambio de ventajas como una alianza energética para exportación de gas boliviano por puertos peruanos, las transnacionales estadounidenses podrán gozar de dichas ventajas automáticamente, aunque el Perú no haya recibido ningún beneficio de los EE.UU.
- Indemnización y Expropiación: el Perú se ha comprometido a no expropiar o nacionalizar las inversiones foráneas, salvo en casos excepcionales, sino además a que incluso en dichos casos (por ejemplo estado de guerra o de crisis interna, necesidad nacional, etc.) el Perú se obliga a indemnizar al inversionista extranjero.
- Además se considera expropiación cualquier medida que afecte las expectativas de ganancia de una empresa, incluso si esta no ha invertido un solo dólar en el Perú pero tiene permisos o licencias otorgadas. Bajo estos conceptos, tratos muy cuestionables actualmente bajo investigación por corrupción, como el peaje del Callao o la revisión técnica de vehículos en Lima, si se quisieran revertir, podrían terminar en que el Estado peruano tenga que pagar a empresas abusivas y amarradas millones de dólares.
- No requisitos de desempeño: el Perú ha renunciado a imponer condiciones de desempeño sobre las inversiones de EE.UU. No se les puede obligar a contratar nacionales, transferir tecnologías, comprar productos nacionales, etc. n Solución de controversias: hemos renunciado a nuestra soberanía jurídica, pues aceptamos que en caso de conflictos entre el Estado y el inversionista extranjero, estas diferencias no se resolverán de acuerdo a la Ley Peruana, sino que serán presentadas ante un tribunal internacional.
“En los 60s y 70s se plantearon diversas críticas a contra la inversión extranjera y las transnacionales en los países en desarrollo. Primero, los críticos argumentaron que las transnacionales transferían tecnología obsoleta e inapropiada a los países en desarrollo, a menudo a precios inflados. Segundo, las transnacionales ejercieron un enorme poder monopolio sobre las condiciones políticas y económicas en los países receptores. Tercero, las transnacionales evadían impuestos mediante prácticas de “precios de transferencia” entre sus subsidiarias (los precios de transferencia se refiere a una estrategia de manipulación de los “precios internos” cobrados de una sucursal a otra de la misma empresa, con el objetivo de que las ganancias se registren en la empresa del país que mantiene menores impuestos a las transnacionales, y que registren pérdidas en los países con mayores tasas impositivas). Cuarto, las transnacionales desincentivaron la inversión nacional porque las empresas locales no podían competir con ellas. En algunos casos, las transnacionales han sido criticadas por involucrarse en campañas para desestabilizar gobiernos que eran no amigables a sus intereses. El caso más famoso fue el apoyo de las transnacionales de cobre al golpe militar de Pinochet que derrocó a Salvador Allende en Chile, quien había nacionalizado las minas de cobre”. “Reclaiming development. An alternative economic policy manual”, Ha-Joon Chang e Ilene Grabel, Global issues, Zed books, 2004. Traducción propia.
DESCENTRALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA
La contraparte a la creciente presencia de las transnacionales, es la creciente desnacionalización de la economía, donde la presencia nacional en determinados sectores ha sido reducida a niveles subordinados y marginales.
En pocos años, productos y marcas peruanas que conocimos de toda la vida se han incorporado al patrimonio de las transnacionales: D’onofrio, Pilsen y Cristal, Inca kola, Banco Continental, Motta, son sólo algunas de las muchas empresas y productos que ahora son propiedad del foráneo. Lo peruano se bate en retirada.
El último episodio de la desperuanización de la economía ha sido la publicitada venta de la cadena de supermercados Wong a capitales chilenos, que para algunos es un trago difícil y amargo de pasar, e inclusive, un impacto emocional equivalente a una segunda captura del Huáscar.
ENTONCES ¿GANAMOS O PERDEMOS?
No existe una respuesta simple. La realidad es que a veces hay cosas positivas vinculadas a la inversión extranjera: la llegada de capitales frescos, la entrada de tecnologías modernas, el incremento de la competencia en los mercados, la expansión de las inversiones y la creación de puestos de trabajos, el establecimiento –a menudo- de estándares laborales y ambientales más avanzados. Satanizar la inversión extranjera porque si, no tiene sentido.
De la misma forma, endiosar al capital nacional, “si o si”, tampoco tiene sentido: si un empresario nacional es incompetente, obsoleto o corrupto, ¿por qué preferirlo al foráneo?, ¿es mejor ser explotados o estafados por un peruano antes que por un extranjero?.
La realidad es mucho más compleja que el blanco y negro donde lo peruano es igual a bueno y lo foráneo a malo. Hay situaciones y casos donde la inversión extranjera conviene y otros donde no conviene.
Sin embargo, más allá de las ventajas y desventajas existentes, si hay una reflexión de fondo que hacer: la desnacionalización de nuestra economía significa una pérdida real de autonomía como nación, una mayor dependencia de elementos y factores que al ser externos, no podemos controlar o influir. Así, cada vez que una transnacional se expande, adquiere, ocupa, invierte en el Perú, se reduce un poco más nuestra capacidad para decidir sobre nuestro propio destino.
La experiencia de otros países
“Japón, Corea y Taiwan construyeron sus industrias sobre la base de políticas restrictivas frente a la inversión extranjera. Estos países permitieron la inversión extranjera sólo en algunos sectores y prohibieron que hubiera propiedad extranjera mayoritaria en sectores estratégicos (excepto en casos especiales). En los tres casos se exigían requisitos de “contenido nacional” (que especificaban, por ejemplo, la proporción de insumos nacionales que debía usarse en el proceso productivo). Estos requisitos eran puestos inicialmente en un nivel bajo e iban aumentando con el tiempo.
En contraste, durante la década pasada muchos países en desarrollo han abierto radicalmente sus fronteras a las transnacionales, con poco beneficio para sus economías. Esto es porque el arreglo con las transnacionales no fue dirigido por una clara estrategia de desarrollo nacional.
“Reclaiming development. An alternative economic policy manual”, Ha-Joon Chang e Ilene Grabel, Global issues, Zed books, 2004. Traducción propia.
Luchetti: Conflicto con el Poder Transnacional
En 1997 la empresa chilena Luchetti inició la construcción de una planta industrial en la zona de los Pantanos de Villa, sin estudio de impacto ambiental ni licencia de la Municipalidad, entre otras irregularidades. Para el Grupo Luksic, propietarios de Luchetti, lo que valían eran sus excelentes relaciones con el régimen de Fujimori y Montesinos.
Así, cuando la Municipalidad de Lima intervino exigiendo la paralización de la ilegal construcción, Luchetti recurrió a sus influencias para que el poder judicial obrase en su favor. En videos de la famosa “salita” del SI N han quedado registradas las visitas que los Luksic y sus asociados realizaban a Montesinos para solicitar favores.
A pesar de todo ello, se pudo poner fin a la ilegal construcción de Luchetti y procesar a sus propietarios por tráfico de influencia y colusión contra la Ley. Sin embargo, pese a las abrumadoras pruebas en su contra, el Grupo Luksic fue absuelto por la justicia peruana, en un fallo que mucho consideran fue influenciado por las presiones del Estado Chileno al Perú. Y más increíble aún: Luchetti, demandó al Estado Peruano por los “perjuicios” sufridos al serles anulada su licencia para operar en la zona de los Pantanos de Villa. Así, el Perú se vio procesado ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial por US$ 150 millones de dólares reclamados por Luchetti como “compensación”.
Tras un largo proceso, a finales del 2007 el CIADI falló a favor del Estado Peruano, declarando injustificada la demanda de Luchetti. A pesar de ello, Andrónico Luksic ha anunciado que continuaran litigando contra el Perú en los tribunales internacionales.
15 corporaciones globales más ricas del mundo tienen ingresos brutos mayores que los PBI de los 120 países más pobres juntos.
El 10% más pobre de la población rural tiene una pérdida de bienestar equivalente a casi 9% de su gasto familiar si una reducción arancelaria abrupta se acordará entre el Perú y EEUU” Javier Escobal y Carmen Ponce, La
liberalización del comercio y el bienestar de la infancia, Niños del Milenio.
FUENTE : GRUPO EDITORIAL BAJO LA LUPA
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