Salvo la igualdad, todo es ilusión
El reciente informe de la CEPAL, “La hora de la igualdad: Brechas por cerrar, caminos por abrir”, parte de la constatación de que la caída del muro de Berlín en 1989 fue un hito histórico que rediseñó el conjunto de la arquitectura económica y política del planeta. Agrega que en ese contexto se consolidó un nuevo paradigma productivo, que tenía como base la aceleración del conocimiento científico y tecnológico, así como la progresiva globalización del mercado y las telecomunicaciones.
Estos cambios históricos “agarraron” a América Latina en la fase de salida de la crisis de la deuda externa y dieron lugar a políticas que planteaban un proyecto de sociedad basado en los mecanismos de mercado autorregulado (“libre mercado”) y un mayor protagonismo de los actores privados, reduciendo de manera radical el tamaño del Estado y su grado de intervención en la economía. Dicho de otro modo, el péndulo basculó con todo al lado neoliberal.
El problema con esas políticas de “libre mercado” es que si bien generaron crecimiento en algunos períodos, también agrandaron una serie de brechas económicas y sociales. Hoy se constata que “los Estados enfrentan un gran déficit de políticas activas, de promoción del desarrollo, regulación económica, garantía del bienestar y provisión de bienes públicos”. Ciertamente, estos problemas son parte de nuestra historia y no comenzaron en 1990, pero es cierto también que esas políticas agrandaron las brechas.
Sin embargo, dice la CEPAL, hoy estamos en un nuevo momento “porque la crisis financiera internacional, considerada la más profunda desde la Gran Depresión, marca el cierre de un ciclo de crecimiento y bonanza e impulsa una nueva manera de pensar el desarrollo. Se ha generado un profundo debate sobre el devenir de la lógica de acumulación económica, las reglas de funcionamiento del sistema económico mundial y el papel de las políticas públicas y el Estado en la dinámica económica y social”.
La comprensión de lo que está en juego en esta inflexión histórica, dice CEPAL, la hace poner en el centro del debate el tema de la igualdad “que recorre cinco siglos de discriminación racial, étnica y de género, con ciudadanos de primera y segunda categoría y la peor distribución del ingreso del mundo. Recorre décadas recientes en que se han exacerbado las diferencias en cuanto a las oportunidades productivas de la sociedad, se ha deteriorado el mundo del trabajo y se ha desigualado el acceso a la protección social”.
Se proponen seis ejes básicos para lograr la igualdad (ampliamente desarrollados en el Informe y que, claro, no podemos desarrollar aquí). Entre ellos están la necesidad de una política macroeconómica para el desarrollo inclusivo, la convergencia productiva y territorial, más y mejor empleo, el cierre de las brechas sociales y un pacto fiscal como clave en el vínculo entre el Estado y la igualdad.
El informe nos da nuevos elementos para apreciar las políticas de crecimiento y desarrollo, a partir de una perspectiva histórica de largo plazo. En ese sentido, se diferencia del enfoque que afirma que la crisis económica mundial fue algo pasajero y que ya se retomó el crecimiento económico, con lo cual se quiere seguir con la preeminencia del mercado y prescindiendo del Estado.
A la vez, el Informe critica el enfoque autocomplaciente que dice que el país puede crecer sostenidamente con políticas abiertas, sin Estado y apoyándose en la exportación de materias primas, incidiendo de manera amplia en las políticas activas que permitan acceder a la sociedad de la información y del conocimiento del Siglo XXI.
Lo que se plantea es que hay una ruptura, un corte social muy profundo (ver lo que pasa en Europa y EEUU), que nos obliga a pensar de otra manera el crecimiento y el desarrollo. Estamos en un momento en el cual, “en síntesis, la ecuación entre mercado, Estado y sociedad que ha prevalecido desde hace tres décadas se ha mostrado incapaz de responder a los desafíos globales de hoy y de mañana. El reto es, entonces, colocar al Estado en el lugar que le cabe de cara al futuro”.
AUTOR : Humberto Campodonico
FUENTE : CRISTAL DE MIRA
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