Retomando el tema de la desigualdad
Hace unos días, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010.
Los resultados del estudio muestran que América Latina se mantiene como la región del mundo con mayor desigualdad en capacidades y colocan al Perú como uno de los países más afectados en este terreno.
De acuerdo al informe en cuestión, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de nuestro país se reduce de 0.723 a 0.584 (una caída del 20%) debido a la incorporación de la variable desigualdad. Al desagregar esta caída en sus determinantes se obtiene que los índices de desigualdad en acceso a salud y educación son los más relevantes, mientras que la desigualdad en el ingreso queda rezagada.
A diferencia de otros estudios que abordan el tema de la desigualdad centrándose únicamente en la distribución de los ingresos, el estudio del PNUD enfoca su análisis en la desigualdad de capacidades. Por ello, pasamos a desarrollar en qué consiste este tipo de desigualdad. El tema de la desigualdad puede abordarse desde 2 grandes perspectivas. La primera es la vista “ex ante” la cual se centra en las condiciones iniciales de la persona. Puede sintetizarse en la metáfora de una carrera. La posición “ex ante” se enfoca en que todos los competidores de una carrera tengan el mismo punto de partida (igualdad de oportunidades). La segunda postura es “ex post” que se enfoca en resultados (por ejemplo: los ingresos). Es decir, que todos los competidores deban obtener el mismo resultado en la carrera (o todos ganan o pierden).
El enfoque de capacidades reposa en una visión “ex ante” que además de la igualdad de oportunidades incorpora el tema de la igualdad en el proceso de obtención de resultados. De acuerdo a la metáfora planteada, este enfoque no solo se centra en que todos los competidores tengan el mismo punto de partida, sino que también no haya asimetrías en el planteamiento y aplicación de las reglas en plena competencia.
Con respecto a este tema, un comentario del Instituto Peruano de Economía (IPE) indica de acuerdo a la experiencia internacional que “la reducción en la desigualdad suele ser un fenómeno que se da después de que el crecimiento económico (que empieza por reducir la pobreza) se ha consolidado y se ha asegurado como sostenible”. Pregunta ¿A qué experiencia internacional en específico se refieren? Resultaría sumamente ilustrativo y motivador para el ejercicio deliberativo que el IPE muestre estudios serios que respalden dicha afirmación.
Un segundo punto que toca el IPE es la reducción en la desigualdad de los ingresos en base a las encuestas de hogares. En un previo infodiario expusimos que la metodología de utilizar únicamente a las encuestas como fuente de información para el cálculo de desigualdad tiene el problema de sub-reporte de información. Éste consiste en que al momento de trabajar la información se opta por dejar de lado a los hogares con niveles extremos (tanto bajo como alto).
Por ejemplo, no aparecen las exorbitantes ganancias de las transnacionales (mineras) y de sectores oilgopólicos. Esto, pone en evidente cuestionamiento al conjunto de conclusiones respecto a la distribución del ingreso que pueden desprenderse a partir de estas encuestas. ¿Alternativa? Cruzar la información de las encuestas con la de las cuentas nacionales tal como lo desarrolla un estudio de los profesores Yamada y Castro (2006). Para los años que se analizan, el estudio encuentra evoluciones disímiles. Mientras que la desigualdad de ingresos en función de las encuestas se reduce, la misma variable en base a las cuentas nacionales se incrementa.
Finalmente, es central y urgente una revisión profunda, seria y rigurosa del tema de la desigualdad en el país. Para ello se debe tener en claro a qué tipo de desigualdad nos referimos y el por qué nos centramos en dicho tipo de desigualdad. Soltar cifras y conclusiones sin tener en claro el trasfondo del problema es una herramienta facilista que termina por desinformar a la opinión pública.
FUENTE : GRUPO EDITORIAL LA OTRA MIRADA
Los resultados del estudio muestran que América Latina se mantiene como la región del mundo con mayor desigualdad en capacidades y colocan al Perú como uno de los países más afectados en este terreno.
De acuerdo al informe en cuestión, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de nuestro país se reduce de 0.723 a 0.584 (una caída del 20%) debido a la incorporación de la variable desigualdad. Al desagregar esta caída en sus determinantes se obtiene que los índices de desigualdad en acceso a salud y educación son los más relevantes, mientras que la desigualdad en el ingreso queda rezagada.
A diferencia de otros estudios que abordan el tema de la desigualdad centrándose únicamente en la distribución de los ingresos, el estudio del PNUD enfoca su análisis en la desigualdad de capacidades. Por ello, pasamos a desarrollar en qué consiste este tipo de desigualdad. El tema de la desigualdad puede abordarse desde 2 grandes perspectivas. La primera es la vista “ex ante” la cual se centra en las condiciones iniciales de la persona. Puede sintetizarse en la metáfora de una carrera. La posición “ex ante” se enfoca en que todos los competidores de una carrera tengan el mismo punto de partida (igualdad de oportunidades). La segunda postura es “ex post” que se enfoca en resultados (por ejemplo: los ingresos). Es decir, que todos los competidores deban obtener el mismo resultado en la carrera (o todos ganan o pierden).
El enfoque de capacidades reposa en una visión “ex ante” que además de la igualdad de oportunidades incorpora el tema de la igualdad en el proceso de obtención de resultados. De acuerdo a la metáfora planteada, este enfoque no solo se centra en que todos los competidores tengan el mismo punto de partida, sino que también no haya asimetrías en el planteamiento y aplicación de las reglas en plena competencia.
Con respecto a este tema, un comentario del Instituto Peruano de Economía (IPE) indica de acuerdo a la experiencia internacional que “la reducción en la desigualdad suele ser un fenómeno que se da después de que el crecimiento económico (que empieza por reducir la pobreza) se ha consolidado y se ha asegurado como sostenible”. Pregunta ¿A qué experiencia internacional en específico se refieren? Resultaría sumamente ilustrativo y motivador para el ejercicio deliberativo que el IPE muestre estudios serios que respalden dicha afirmación.
Un segundo punto que toca el IPE es la reducción en la desigualdad de los ingresos en base a las encuestas de hogares. En un previo infodiario expusimos que la metodología de utilizar únicamente a las encuestas como fuente de información para el cálculo de desigualdad tiene el problema de sub-reporte de información. Éste consiste en que al momento de trabajar la información se opta por dejar de lado a los hogares con niveles extremos (tanto bajo como alto).
Por ejemplo, no aparecen las exorbitantes ganancias de las transnacionales (mineras) y de sectores oilgopólicos. Esto, pone en evidente cuestionamiento al conjunto de conclusiones respecto a la distribución del ingreso que pueden desprenderse a partir de estas encuestas. ¿Alternativa? Cruzar la información de las encuestas con la de las cuentas nacionales tal como lo desarrolla un estudio de los profesores Yamada y Castro (2006). Para los años que se analizan, el estudio encuentra evoluciones disímiles. Mientras que la desigualdad de ingresos en función de las encuestas se reduce, la misma variable en base a las cuentas nacionales se incrementa.
Finalmente, es central y urgente una revisión profunda, seria y rigurosa del tema de la desigualdad en el país. Para ello se debe tener en claro a qué tipo de desigualdad nos referimos y el por qué nos centramos en dicho tipo de desigualdad. Soltar cifras y conclusiones sin tener en claro el trasfondo del problema es una herramienta facilista que termina por desinformar a la opinión pública.
FUENTE : GRUPO EDITORIAL LA OTRA MIRADA
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