DE RIPLEY
Mientras que diversas agencias e instituciones proyectan que la economía peruana crecerá este año 6% (MEF), 6.7% (Cepal) y 7% (Scotiabank), respectivamente; al parecer este crecimiento no estaría llegando a los sectores que lo sustentan. ¿Cómo es que sucede esto? Veamos algunos casos.
Agroindustria. De acuerdo a cifras del Ministerio de Agricultura, las agroexportaciones registraron un valor récord de US$ 917 millones de enero a mayo del 2010: 13% superiores al mismo periodo del 2009; en plena crisis económica. Sin embargo, la situación laboral en el sector no seguiría la misma tendencia. Un informe reciente, realizado en Ica por especialistas de la PUCP, indica que “si bien parece no faltar trabajo, las condiciones laborales no son las mejores”
(http://www.revistargumentos.org.pe/facipub/upload/publicaciones/1/352/files/cordova_mayo10.pdf).
Este estudio señala, por ejemplo, que el 52% de trabajadores encuestados no cuenta con contrato de trabajo (en una región en la que el empleo “formal” llega al 80%); un 44% no recibiría ningún tipo de beneficios sociales o laborales; mientras que un 30% trabaja más de 10 horas diarias ¿Y los salarios? El 59% de los encuestados –independientemente del número de horas trabajadas y de la empresa contratista– recibiría un ingreso mensual promedio de S/. 585 (apenas S/. 30 por encima del salario mínimo). ¿Sindicatos? Pocos, prohibidos y hostigados.
Grandes almacenes. La reciente multa del MTPE a Tiendas Ripley –S/. 49 mil– por incumplimiento de la legislación laboral, ha destapado en medios las condiciones laborales en este tipo de empresas (sucedería también en Saga Falabella, informa este diario). Trabajadores a los que no se reconocen horas extras. Salarios pagados al “destajo” (por productividad) por debajo del mínimo vital. Contratos temporales que se extienden ilegalmente para eludir “sobrecostos” laborales (Plades 2008). Reestructuraciones y cambios de razón social para reducir utilidades (Rosales, CUT 2010). ¿Y a la empresa cómo le va? Entre el 2008 y 2009 habría facturado US$ 1,479 millones. Nada menos.
Casos como estos –a los que sumarían otros sectores: textiles, mineros, telecomunicaciones– exigen una reflexión seria sobre el tipo de inversiones que estamos promoviendo. Empresas extranjeras que dicen ser socialmente responsables, pero que en la práctica ganan millonadas, vendiendo importaciones subsidiadas y explotando a sus trabajadores. Aunque usted no lo crea.
AUTOR : Enrique Fernández-Maldonado MujicaFUENTE : GRUPO EDITORIAL BAJO LA LUPA
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